En lo que está seriamente confirmado que fueron intentos completamente teatrales para controlar la decretada pandemia del covid, los “expertos” exigieron y los políticos impusieron todo tipo de políticas intrusivas y de control. El uso obligatorio de mascarillas fue una de las más obvias. Confinamientos. Toques de queda. Cierres de escuelas. Límites de aforo. Campañas de miedo. La lista es y fue interminable. Y, lamentablemente, el público las cumplió voluntariamente.
Y así sucesivamente, durante años en algunos casos. Pero en sus debates sobre esas inútiles políticas, algo que siempre ignoraron sin excepción fue el costo ‒económico y humano.
Claro, pueden exigir el uso obligatorio de mascarillas, pero ¿cuáles son los efectos sobre quienes son obligados a usarlas? ¿Cuál es el costo en términos de pérdida de cohesión social y normalización de comportamientos antisociales? ¿Son provocados daños para el desarrollo emocional, verbal o físico? ¿Cuáles son las consecuencias del confinamiento social, del cierre de escuelas y del cierre de negocios?
Estas son importantes preguntas que fueron completamente ignoradas por quienes ostentaban el poder durante la decretada pandemia, porque incomodaban a los “covidócratas”.
Sin embargo, una nueva investigación confirma una vez más que el absurdo colectivo de las políticas con la excusa de la decretada pandemia provocó un inmenso y permanente daño a toda una generación de niños. Sin ningún beneficio.
Los confinamientos y las mascarillas con la excusa del covid frenaron el desarrollo infantil
Este mes fue publicado un nuevo estudio que analiza los resultados del desarrollo en niños pequeños de entre 1 y 5 años que crecieron durante la decretada pandemia. Se trata de una revisión sistemática. Esencialmente, se trata de un análisis de más de una docena de estudios sobre el desarrollo infantil de aquellos niños que comenzaron a crecer y aprender en la era del uso compulsivo de mascarillas.
Efectivamente, de los 17 estudios incluidos que analizaron cómo se desarrollaron los resultados del desarrollo durante la pandemia, “casi todos” informaron una “asociación negativa” entre “los años del covid” y el desarrollo emocional y educativo.
“Entre los 17 estudios que informaron sobre los resultados del desarrollo, casi todos informaron una asociación negativa entre la pandemia y las áreas de desarrollo evaluadas”, afirma el estudio.
No se trató de un solo problema; los niños observaron asociaciones negativas significativas en múltiples áreas en 15 de los 17 estudios incluidos.
Quince de los 17 estudios mostraron asociaciones negativas en varios dominios (conducta, comunicación, lenguaje, motricidad gruesa, motricidad fina, resolución de problemas, habilidades emocionales y habilidades personales-sociales), medidos con el ASQ-3 y el ASQ SE-2 (cuestionario de edades y etapas).
Los niños que nacieron y comenzaron a crecer durante las restricciones con la excusa del covid se retrasaron en prácticamente todas las áreas importantes de su desarrollo.
- Peor comportamiento.
- Peor comunicación y peor aprendizaje de idiomas.
- Peores capacidades físicas.
- Peores en la resolución de problemas.
- Peores en el manejo de situaciones emocionales y peores en el desarrollo de capacidad de interacción social.
Menos mal que nada de todo ésto es importante para convertirse en adultos equilibrados y productivos …
Para que no quepa duda sobre la explicación de este catastrófico descenso en el crecimiento infantil, todos los estudios que utilizaron el cuestionario Edades y Etapas revelaron que los niños de la era de la decretada pandemia mostraron peores resultados que los desarrollados antes de los confinamientos. Todos los estudios.
“… todos los estudios que utilizaron el ASQ-3 y el ASQ SE-2 encontraron al menos un déficit en las áreas del desarrollo al comparar las cohortes pandémicas con las cohortes prepandémicas”.
Sorprendente. Retrocedimos una generación de niños en todas las áreas importantes del aprendizaje y el crecimiento físico y social. Todo porque masas de adultos sumamente incompetentes, y unos cuantos deliberadamente maliciosos, estuvieron obsesionados con sí mismos, sin para escuchar las advertencias sobre los efectos secundarios y los daños adicionales.
Entre los niños de 3 a 4 años, aquellos que deberían estar acercándose al inicio de la escolarización tradicional y acelerando su desarrollo en habilidades verbales, motoras y cognitivas, los efectos fueron aún más pronunciados. Si bien sólo hubo dos estudios que examinaron la evaluación neurocognitiva basada en un sistema de aprendizaje temprano, los resultados fueron devastadores.
“La evaluación neurocognitiva mediante las Escalas Mullen de Aprendizaje Temprano (MSEL) reveló que los niños nacidos durante la pandemia presentaron un rendimiento verbal, motor y cognitivo general significativamente reducido en comparación con los niños nacidos antes de la pandemia, y que estas habilidades continuaron deteriorándose gradualmente en toda la población a medida que la pandemia avanzaba”.
Es innegable la magnitud de esta tragedia. Anthony Fauci, políticos autoritarios, sindicatos de docentes y los medios de comunicación, perjudicaron a millones de niños con habilidades significativamente reducidas en todas las categorías importantes. Y lo que es peor, debido a que estos indefendibles se negaron a admitirlo, esos daños sólo aumentaron con el tiempo.
Cuando políticos como Ron DeSantis querían que las escuelas abrieran, los docentes protestaron con ataúdes.
Cuando personas de fuera mencionaron a Suecia como contrapunto para demostrar que las escuelas debían estar abiertas, fueron ridiculizados, ignorados o demonizados.
Cuando la Declaración de Great Barrington proporcionó un plan para una estrategia pandémica obviamente correcta, Fauci y Francis Collins, de los NIH, colaboraron con los medios de comunicación para orquestar una “rápida y devastadora represión”, porque no soportaban que se les demostrara que estaban equivocados. Y ésto es lo que les hicieron a los niños como resultado.
En pocas palabras: “Los autores descubrieron que los niños nacidos durante la pandemia mostraron un rendimiento significativamente menor en las evaluaciones neurocognitivas, en comparación con los bebés nacidos antes de la pandemia”.
Los autores de la revisión destacaron que estos estudios proporcionan evidencia abrumadora de que los niños sufrieron daños durante la pandemia, ya que estos efectos fueron consistentes al utilizar una amplia gama de herramientas de evaluación.
“Los estudios incluidos en esta revisión utilizaron una amplia gama de herramientas de evaluación, midieron diversas diferencias intergrupales, reclutaron a diferentes grupos de edad, y tuvieron diferentes períodos de informe; por lo tanto, los resultados justifican una mayor exploración”.
Bueno, ese es el eufemismo del siglo; por supuesto, merece una mayor exploración, porque los niños nacidos durante este período han visto su futuro deliberadamente afectado por Anthony Fauci.
Por supuesto, como todos sabemos quién es el culpable de estas políticas abominables, no habrá más investigación. Simplemente fingiremos discretamente que nada de ésto sucedió.
Y como un claro ejemplo de ignorancia intencionada, incluso con estos horribles resultados que subrayan el daño que el uso obligatorio de mascarillas, los confinamientos y el cierre de escuelas provocaron sobre los niños, los autores de la revisión simplemente no se atreven a ir en contra de la opinión científica.
“Aún no se comprende bien por qué ni cómo la pandemia pudo estar asociada con cambios en ciertas áreas del desarrollo infantil”, escriben.
¿En serio? ¿No se comprende bien por qué ni cómo la pandemia pudo estar asociada con los hitos del desarrollo infantil? ¿En serio? ¿No fue el innecesario uso de mascarillas que cubría rostros y expresiones, y obstaculizaba su capacidad para aprender señales verbales? ¿No fueron los confinamientos que los obligaron a quedarse en casa, y perder valiosas oportunidades de socialización y observación? ¿No fue el cierre de escuelas que detuvo su aprendizaje y crecimiento académico? ¿Nada de ésto viene a la mente al pensar en los niños y su retraso en el desarrollo durante la pandemia?
Imagínese escribir esa frase, aparentemente como investigador científico, y sentirse satisfecho con lo que dice sobre su honestidad intelectual.
La explicación de estos resultados, como cualquier adulto funcional sabe, es que Anthony Fauci, los CDC y el grupo cohesionado de “expertos” engreídos abogaron por políticas perjudiciales sin fundamento empírico. Al parecer, nunca consideraron las desventajas de esas políticas, ya que supuestamente su único objetivo era detener la propagación de un “virus respiratorio altamente contagioso”. Y miren lo que les hicieron a los niños en el proceso.
Lo que hace que todo ésto sea aún más indignante es la falta de rendición de cuentas, la ausencia incluso del más mínimo reconocimiento de los daños que ocasionaron. Randi Weingarten. Fauci. Rochelle Walensky. Gavin Newsom. Todos ellos. Han ignorado lo que hicieron, se han salido con la suya o, en muchos casos, han sido recompensados por ello.
¿Y quiénes no han sido recompensados? Los niños cuyas vidas destruyeron. Ese es el verdadero legado del covid.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko








