Javier Milei desenmascarado

    0

    La semana pasada, el régimen argentino de Javier Milei intentó refinanciar bonos ofreciendo a los inversores un tipo desorbitado de 69%, y sólo logró refinanciar 61%. Ni siquiera un tipo de interés anual de 69% es suficiente para tentar a los inversores a arriesgarse a prestar al esquema Ponzi de Milei, lo que significa que o bien esperan un impago muy pronto, o bien esperan que la inflación supere 69% el próximo año. Ésto fue un golpe bajo a la delirante charla de un supuesto milagro económico por parte del payaso que interpretó a un economista pro-libre mercado en televisión, y fue puesto en el cargo para revivir la industria más grande de Argentina: la inflación de bonos soberanos.

    Incluso si la subasta de bonos hubiera tenido éxito, es difícil imaginar cómo Argentina podría haber evitado el impago y/o una inflación muy alta durante el resto del mandato de Milei. Según Grok, Claude, ChatGPT y el sentido común, ningún país ha ofrecido jamás una rentabilidad superior a 30% en sus bonos y evitado el impago, la hiperinflación, o un rescate del FMI en los tres años siguientes. No vender un bono por más del doble de esa rentabilidad significa que el destino está echado, y podemos ignorar con tranquilidad la propaganda mediática sobre el “milagro económico”. Como argumenté el año pasado, Milei es sólo otro presidente inflacionario, y las inevitables nefastas consecuencias están empezando a aparecer.

    Durante su primer año en el cargo, Milei utilizó su reputación televisiva como defensor del libre mercado para fingir que estaba trayendo libertad económica a la economía argentina, pero incumplió su promesa de campaña de cerrar el banco central y, en cambio, intentó salvarlo sumando su deuda a la deuda pública. Incumplió su promesa de combatir la inflación, duplicando o triplicando las medidas de oferta monetaria; incumplió su promesa de no subir los impuestos; solicitó un rescate del FMI; y contrató a los mismos banqueros de J. P. Morgan que habían atrapado a Argentina en una deuda de decenas de miles de millones de dólares, para dirigir los puestos más importantes de su gobierno y del banco central. Las viejas costumbres son difíciles de ser erradicadas, y toda la fanfarronería de libre mercado de la campaña dio paso a las mismas prácticas de la banca fiduciaria.

    En su segundo año, mientras el peso seguía depreciándose y sus reservas internacionales se negaban a recuperarse, Milei lloró, suplicó y luchó para conseguir un rescate del FMI, mientras que sus palabras de alejarse de China y llorar histéricamente en los brazos de Netanyahu, parecían haber logrado persuadir irracionalmente al FMI para que lo ayudara. A lo largo de la historia del FMI, sus préstamos siempre han sido el último recurso para los gobiernos fallidos, la admisión del fracaso económico, y la promesa de soberanía nacional y riqueza de las generaciones futuras, en busca de unos pocos dólares fáciles para ayudar a los líderes fracasados ​​a mantenerse en el poder. Pero de forma hilarante y descarada, Milei y sus amigos banqueros trataron el nuevo préstamo del FMI como un triunfo. Luis Caputo pronunció un discurso agradeciendo a su esposa e hijos por su apoyo durante las negociaciones, como si ganara un Oscar, cuando en realidad acababa de endeudar a generaciones de argentinos en dólares. No recuerdo haber visto jamás a ningún gobierno celebrar un préstamo del FMI.

    Con estos nuevos U$S 20.000 millones en préstamos del FMI, Argentina tiene ahora la mayor deuda pendiente con el FMI en su historia. La deuda argentina asciende ahora a 1.352% de su cuota, la mayor deuda por encima de la cuota en la historia del organismo. Altos funcionarios del FMI han dimitido, han sido despedidos, o se han negado a dar luz verde a este préstamo imprudente que viola incluso los standards imprudentemente bajos del FMI. El propio informe de deuda del FMI prácticamente reconoció que la deuda del país es impagable. ¡Los préstamos de Argentina posiblemente representan ahora más de 40% de toda la cartera de préstamos del FMI! Cabe decir, a estas alturas, que el FMI existe principalmente para prestarle dinero a Argentina, gracias a la infinidad de estafadores argentinos dispuestos a empeñar la riqueza de sus futuras generaciones. ¡Pero ésto no se limita al FMI! Milei también obtuvo préstamos por otros U$S 12.000 millones del Banco Mundial (BM), y U$S 10.000 millones del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), totalizando así U$S 42.000 millones prestados de instituciones internacionales para aumentar la ya enorme deuda pública. El costo del servicio de esta deuda y de la deuda existente es enorme, y hace que cualquier ajuste presupuestario sea irrelevante. Y la guinda del pastel: Milei envió lo poco que quedaba de las otrora significativas reservas de oro de Argentina a Londres, en busca de dinero fácil.

    Entonces, ¿qué trajo exactamente esta inflación y deuda extremas a Argentina? Si leemos la prensa financiera internacional, con poca experiencia en economía, entonces Milei presidió un supuesto milagro económico: el crecimiento del PBI se recuperó, la inflación y la pobreza disminuyeron, y el presupuesto se equilibró. Ésto es absurdo, y el hecho de que algo así sea promocionado con tanta vehemencia, dice mucho sobre el papel que desempeña la prensa financiera internacional en promover la esclavitud de la deuda del FMI, los banqueros, y el casino de las criptomonedas basura del mercado de bonos.

    En el mundo real, más allá de los medios que promueven las criptomonedas basura, el peso argentino apenas ha dejado de caer, y los precios al consumidor han estado subiendo constantemente, tal como cabría esperar de un aumento drástico en la oferta monetaria. La continua intervención en el mercado cambiario ha encarecido a Argentina, incluso en dólares. El tipo de cambio del peso en el mercado negro cayó 30% frente al dólar en tan sólo 21 meses, período durante el cual el dólar mismo se depreció frente a la mayoría de las principales monedas extranjeras. El tipo de cambio oficial, por otro lado, cayó cerca de 70%, de 400 $/U$S a 1.300 $/U$S. Sólo en Julio pasado, ambos tipos de cambio cayeron cerca de 13%, lo que sugiere que los argentinos y los especuladores bancarios ya dan por echada su suerte.

    Es importante recordar que las estadísticas de inflación del gobierno siempre son manipuladas para subestimar la verdadera magnitud de la inflación, y en Argentina ésto es llevado a extremos absurdos. Y, sin embargo, incluso con las propias cifras ridículas del gobierno, la situación es una farsa monstruosa. Después de que las tasas de inflación interanual alcanzaran casi 300% en los primeros meses de su presidencia, han caído al rango de 30-40% en los últimos meses, y la inflación acumulada desde que Milei asumió el cargo es de 155%, cifra que de ninguna manera puede ser explicada ni atribuida a sus predecesores. El hecho de que la inflación se haya desacelerado a estos altos niveles no es un triunfo. Es muy inusual mantener la inflación de precios por encima de 200% durante un período prolongado. Tras duplicar y triplicar la oferta monetaria, un gobierno insolvente puede cumplir la mayoría de sus obligaciones en su propia moneda, y la creación excesiva de dinero ya no es necesaria ni útil, porque queda muy poco poder adquisitivo en la moneda, y aumentar su oferta sólo se traduce en una rápida devaluación y muy poco señoreaje.

    Tras casi dos años en el cargo, habría sido completamente trivial para Milei reducir la inflación de precios a casi cero, con el único truco sencillo que los austriacos a los que dice venerar siempre han defendido: detener la creación de dinero. La inflación de precios no es un acto divino, un desastre natural, ni una inexplicable enfermedad espiritual; no es algo que los gobiernos deban combatir; es algo que sólo los gobiernos y los bancos centrales pueden causar; es la consecuencia inevitable del aumento de la oferta monetaria, y este aumento fue enteramente decisión de Milei. Se postuló con la plataforma de acabar con la inflación, con el mandato de cerrar el banco central, que era la forma más fácil de lograrlo, pero incumplió su promesa y fracasó estrepitosamente en su misión declarada. Después de tanto tiempo, la culpa de este fracaso recae enteramente sobre Milei. Fue su decisión mantener el banco central en funcionamiento y aumentar masivamente la oferta monetaria. Puede seguir despotricando contra los socialistas y kirchneristas todo lo que quiera, pero ésto ahora es enteramente su presidencia, y la inflación actual es enteramente suya.

    Vale la pena comparar Argentina con el Líbano, otro ejemplo de una canasta hiperinflacionaria que ha experimentado hiperinflación en los últimos seis años, y ha visto su moneda devaluarse incluso más que el peso. Tras una inflación interanual de precios superior a 100%, y una devaluación de la lira superior a 95% frente al dólar, el gobierno pudo cumplir con sus obligaciones en liras, y dejó de aumentar significativamente la oferta monetaria, con una inflación interanual de precios que cayó a 14% en los últimos meses. Durante este período, el Líbano fue testigo de una guerra masivamente destructiva y, durante gran parte de la misma, ni siquiera tuvo presidente. Pero ésto no fue un milagro económico. Todos entienden que ésto es sencillamente el inevitable fin de la hiperinflación; un banco central que se toma un descanso tras la destrucción total de su moneda, inutilizando la creación de dinero. Con muy poca riqueza en liras, aumentar la oferta de liras apenas puede generar señoreaje para el gobierno, sólo una devaluación muy rápida. En ningún lugar de los medios de comunicación del cartel fiduciario ésto es alabado como un milagro económico, ni es recomendada la guerra y un vacío político para lograrlo. Y, sin embargo, con una tasa de inflación de precios más del doble que la del Líbano, Milei es alabado como un genio. La diferencia radica en que pidió prestados miles de millones de dólares al FMI, el Banco Mundial y el BID, y está permitiendo que Wall Street y los operadores de bonos se beneficien con su banco central, destruyendo el peso para pagar rendimientos exorbitantes de los bonos. Algo que también pudo haber ayudado fue el despreciable acto de servilismo hacia el genocida régimen sionista.

    Una historia de dos Shitcoins: ¿cuál es el milagro económico, y cuál es el resultado de una guerra y de un vacío político?

    El revuelo en torno a las reformas de libre mercado también ha seducido, lamentablemente, a muchos argentinos a depositar miles de millones de dólares en efectivo en el sistema bancario, donde probablemente desaparecerán en el agujero negro de la deuda pública. Milei y Caputo intentan actualmente obligar a los bancos a comprar más bonos del estado, utilizando una vez más los ahorros de los argentinos para apuntalar la deuda insostenible del gobierno, lo que está depreciando las acciones bancarias y evocando dolorosos recuerdos del “corralón de 2002”. Otro rescate del FMI tan pronto después del anterior parece muy improbable, aunque Milei, de hecho, ofrece otorgarle al monstruo genocida Netanyahu una residencia honoraria, así que no se sabe qué podría resultar.

    Los medios de comunicación, aferrados a las finanzas fiduciarias, también elogian a Milei por lograr el crecimiento del PBI. Pero ésto también es ridículo, dada la magnitud de la inflación que ha generado. Siempre es posible impulsar las cifras del PBI a corto plazo con la creación de dinero, pero el costo se paga en el futuro a través del servicio de la deuda, las crisis fiscales y monetarias, y el estallido de burbujas económicas. Otra estadística ridícula que pregonan los medios de comunicación, ignorantes de la economía y partidarios de la banca fiduciaria, es la drástica caída de la tasa de pobreza. Todas las estadísticas oficiales son disparates de contabilidad creativa, pero las tasas de pobreza se encuentran entre las más creativas y carentes de sentido. La tasa de pobreza se calcula comparando los ingresos con el coste de vida, y en un momento en que la moneda se devalúa tan rápidamente como en Argentina, ésto se convierte en un ejercicio inútil de contabilidad creativa y arbitraria, ya que todos los ingresos, precios, denominadores y numeradores, cambian rápidamente, y el estadístico puede tomarse libertades extremas con sus elecciones de deflactores y ajustes reales. Es inconcebible que millones de argentinos hayan escapado de la pobreza, ya que su moneda ha sido destruida, los precios han subido en pesos y dólares, y el desempleo y la presión fiscal han aumentado. Por el contrario, uno de los indicadores más fiables de que el milagro de Milei es falso, es el tiempo que transcurrió desde que asumió el cargo. Si realmente creó un milagro económico, definitivamente no ocurriría de la noche a la mañana. Requeriría decisiones económicas extremadamente impopulares a corto plazo, lo que provocaría una recesión económica, ya que innumerables personas perderían sus falsos empleos fiduciarios, y la mano de obra y el capital serían reasignados a usos determinados por el mercado, en lugar del gobierno y la inflación fiduciaria. La decisiva victoria electoral de Milei parecía una oportunidad única para lograrlo, aprovechando el mandato popular para cerrar el banco central y apretar los dientes hasta que se materializaran los beneficios, pero optó por la gratificación inmediata a través de la inflación y la deuda.

    Si el gobierno manipula la moneda ‒que forma parte de todo intercambio económico de mercado‒, hablar de libre mercado es pura retórica, y en Argentina, el control gubernamental de la moneda es total. La oferta monetaria sigue aumentando, y el banco central impone un tipo de interés de 65%, convirtiendo la especulación con bonos del gobierno en la única industria potencialmente rentable. Las restricciones cambiarias siguen vigentes, a pesar de todos los rumores de liberalización.

    Milei parece haber equilibrado el presupuesto, pero ésta no es la victoria que sus partidarios creen. El presupuesto está equilibrado sólo si es ignorado el enorme costo del servicio de la deuda. Equilibrar el presupuesto mientras se acumula más deuda y se incrementa enormemente el costo del servicio de la deuda, es como cerrar la puerta del establo después de que las vacas ya se han ido: no las traerá de vuelta. Además, subió los impuestos, a pesar de haber prometido amputarse un brazo antes de subirlos. Ésto sólo significa mayor carga para la sociedad, principalmente para pagar a los especuladores de bonos. Puede que haya reducido el gasto público, lo cual parece admirable a primera vista, pero en realidad ésto ha sido principalmente ejecutado en la forma de recortes en obras públicas como el mantenimiento de carreteras, lo que significará infraestructuras decrépitas, y recortes en las jubilaciones y pensiones, lo que exacerba la pobreza que sus aduladores en los medios pretenden haber reducido. Su video sobre la eliminación de ministerios enteros del gobierno, es otra promesa de campaña incumplida, con la mayoría de aquéllos renombrados como secretarías; y con el ahorro total en el gasto representando un error de redondeo. También prometió cuadruplicar el gasto militar, ridículo despilfarro para un gobierno en bancarrota sin la amenaza de sus vecinos, y posiblemente una costosa maniobra para congraciarse con la industria armamentística mundial y los gobiernos de Estados Unidos e Israel, con la esperanza de obtener más préstamos.

    En resumen, Milei aumentó la inflación, los impuestos y la deuda pública: la impía trinidad de pecados capitales para los economistas de la escuela austriaca a los que dice venerar. También aumentó el gasto militar y apoyó el crimen estatal supremo del genocidio. ¿Y qué obtuvo Argentina a cambio de estas cinco indelebles abominaciones? Sólo un casino de criptomonedas de mierd… altamente volátil en forma de volátiles pesos y bonos del gobierno con rendimientos extravagantes, convirtiendo la especulación con bonos y divisas en la única vía hacia la seguridad financiera en Argentina, aunque muy arriesgada. Y sus seguidores también recibieron una teatralidad estúpida y vacía, con motosierras y discursos plagados de blasfemias.

    La triste realidad es que la depreciación de las monedas fiduciarias genera demanda de rendimientos de bonos del gobierno, y en todo el mundo, la regulación gubernamental obliga a invertir cantidades masivas de dinero en esos bonos del gobierno bajo el ridículo pretexto de que son la inversión más segura. Ésto crea un mercado cautivo masivo de incautos indefensos, para que los expertos y los bancos inflen y vendan bonos gubernamentales. Los medios financieros fiduciarios son el flautista de Hamelín que atrae a personas de todo el mundo a estas estafas. La situación es idéntica a cómo los estafadores de las shitcoins inventan narrativas ridículas para promocionar las shitcoins pre minadas, que los medios de comunicación sobre criptomonedas difunden para atraer a los apostadores a invertir en las mismas, mientras que los creadores de monedas las desechan a medida que su valor se desploma inevitablemente a cero. “El milagro económico de Argentina” es sólo otra narrativa fraudulenta para inflar y vender las shitcoins argentinas, al igual que “computadora mundial Turing-completa”, “plataforma de contratos inteligentes” y “bienes raíces blockchain” son narrativas fraudulentas para promocionar las scamcoins pre minadas. El analista macro promedio se diferencia principalmente de la cuenta de redes sociales del influencer promedio de criptomonedas, por su mejor gramática y sus bajos ingresos. Y Milei ahora ostenta la inusual distinción de ser un veterano experimentado en ambos mercados, tras combinar titulares de “milagro económico” con tuits para animar a los ingenuos a invertir en una memecoin para apoyar el crecimiento económico de Argentina y a las pequeñas empresas, y luego abandonar el barco en cuestión de horas, dejando a su equipo huir con decenas de millones de dólares (el caso de la shitcoin aún está siendo llevado a los tribunales estadounidenses, y Milei podría verse en serios problemas por ello).

    Sin acabar con la inflación, el teatro económico libertario y austriaco de Milei ha sido secuestrado para servir a los fines más antilibertarios y antiaustriacos imaginables. Justo cuando parecía que el esquema Ponzi de los bonos fiduciarios argentinos había terminado y era irreparable, los mismos banqueros que llevaron a Argentina a este punto, sacaron a este payaso de los estudios de televisión para que fingiera interpretar a un economista austriaco antiinflacionario en la presidencia. Ésto creó la ilusión de que las finanzas y la posición del gobierno argentino podían ser salvadas, engañando a millones de argentinos para que depositaran sus ahorros en el agujero negro del sistema bancario argentino, y provocando que más personas apostaran en el casino de los bonos del gobierno, en lugar de tener empleos productivos.

    Todo ésto pudo haber sido evitado si Milei hubiera hecho lo que prometió en su campaña electoral: cerrar el banco central. La inflación habría terminado, el gobierno habría equilibrado su presupuesto y, tras un doloroso período de ajuste en el primer año de su presidencia, Argentina estaría ahora en la senda de la recuperación, sin inflación. Posiblemente el peso se habría apreciado si la impresora de dinero que lo crea hubiera sido destruida, como ocurrió en Irak cuando el ejército estadounidense destruyó el banco central iraquí. En cambio, Argentina ya ha soportado dos años de dolorosa volatilidad, desempleo creciente y precios al alza, y aún no ha enfrentado el verdadero sufrimiento de la creciente carga de la deuda y la inflación.

    Cuando el esquema Ponzi colapse, como siempre ocurre, los argentinos habrán perdido sus ahorros, y la mayoría de quienes invierten en bonos se habrán arruinado, pero los bancos del cartel fiduciario saldrán bien alimentados, como siempre. Milei desacreditará las ideas austriacas y libertarias durante décadas, asociándolas con sus diametrales opuestos: inflación, deuda, inflación, desplome del mercado de bonos y genocidio. Es sólo su constante invocación de los austriacos lo que me obliga a tomarme un tiempo de mi apretada agenda para hablar de este estafador y su desafortunado país. Socialistas del mundo, ahora pueden reírse de nosotros, los libertarios, por robarles la misma frase de la que nos burlamos durante décadas: ¡pero no era verdadero libertarismo!

    En una fantástica revelación de su carácter tras el colapso de la memecoin que promocionaba, Milei tuvo la audacia de salir en televisión para deslindarse de toda responsabilidad por las pérdidas de sus seguidores, diciéndoles a sus compatriotas: ¡NO LLOREN EN EL CASINO! Sólo podemos esperar que Milei siga su propio consejo cuando sus estafas y títulos millonarios implosionen, y nos ahorre el repugnante espectáculo de ver su demoníaco rostro, cubierto de cirugía plástica, llorando.

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

    DEIXE UMA RESPOSTA

    Por favor digite seu comentário!
    Por favor, digite seu nome aqui