International Man: El gobierno estadounidense adquirió recientemente una participación de 15% en MP Materials, y de 10% en Intel, para contrarrestar el dominio chino en el sector de tierras raras y revitalizar la industria nacional de semiconductores.
¿Se trata de necesidades de seguridad nacional, o de una ruptura fundamental con el capitalismo de libre mercado?
Doug Casey: Primero, siempre que escuchen el término “seguridad nacional”, tengan la seguridad de que algún estafador les está vendiendo un fraude.
Es natural que, como todos los seres vivos, el estado quiera crecer. El problema es que, a diferencia de otras entidades de la sociedad, el estado tiene poder coercitivo. La fuerza y la coerción son la antítesis del capitalismo de libre mercado. Peor aún, la gente cree que el estado es algo mágico. Creen que “nosotros, el pueblo”, somos los dueños del estado. Por eso se inclinan favorablemente hacia las industrias estatales, creyendo estúpidamente que son “partes interesadas”. Claro. Igual que lo eran los ciudadanos soviéticos.
Trump está cometiendo graves errores con lo que Ud. acaba de mencionar sobre MP Materials e Intel. Además de tomar la supuesta acción de oro de US Steel y obligar a Nvidia a pagar 15% de sus ingresos por ventas a China. Todo ésto es propio de Mussolini.
La mayoría de la gente desconoce que Mussolini acuñó la palabra “fascismo”. En la antigua Roma, un hacha, que representaba al estado, estaba rodeada de varas llamadas fasces, que la fortalecían. La idea de Mussolini era que el estado y las grandes corporaciones trabajaran en estrecha colaboración, en una alianza público-privada. Desafortunadamente, todo lo que Trump está haciendo últimamente va en esa dirección.
International Man: Las participaciones gubernamentales corren el riesgo de difuminar la línea entre la política y los negocios. ¿Contribuyen a generar una verdadera resiliencia de largo plazo, o son proyectos impulsados políticamente y condenados al fracaso sin apoyo estatal?
Doug Casey: El estado actúa porque es políticamente productivo, no porque sea económicamente productivo. Y cuando se hacen cosas económicamente contraproducentes, por muy populares que sean entre la gente común, el resultado será el fracaso de la empresa, y peor calidad de vida para todos.
El estado está orientado al poder político, no al lucro económico. Y como no está orientado al lucro, nadie tiene interés real en el éxito de sus empresas. Es ineficiente por naturaleza. Destruye capital. Trump parece pensar que, por estar al mando, las cosas serán diferentes. Se equivoca. MP y US Steel empezarán a parecerse a Correos o al Departamento de Vehículos Motorizados.
O la industria ferroviaria estadounidense. Los altos niveles de regulación provocaron el fracaso de los trenes de pasajeros. El gobierno los fusionó como Amtrak: las pérdidas aumentaron y la eficiencia disminuyó.
O la NASA, que tuvo un momento de gloria en sus inicios. Eso fue antes de que, como todas las empresas estatales, se convirtiera en una burocracia. Por eso casi todo lo hacen ahora SpaceX y otras empresas privadas.
Lo que temo es que, sin darse cuenta, Trump sovietice la economía estadounidense. Su idea de negociar un buen acuerdo, es aumentar el tamaño del estado.
Su último plan descabellado es crear un “Fondo Soberano de Riqueza”. Lo que significa que, en bancarrota, el gobierno estadounidense debe pedir prestado dinero para capitalizar las empresas. ¡Gran idea! Impriman dinero para que el estado pueda controlar aún más la economía.
International Man: Bajo el peronismo, Argentina asumió acciones similares en nombre de la soberanía, con resultados desastrosos.
¿Ve paralelismos hoy en día? ¿Qué lecciones deberían aprender los estadounidenses?
Doug Casey: Bajo el gobierno de Juan y Evita Perón, Argentina se inspiró activamente en la Italia fascista de Mussolini. Todo giraba en torno de la intervención del estado. El estado estaba involucrado en absolutamente todo. Argentina pasó de ser uno de los países más ricos del mundo, a ser simplemente otro remanso disfuncional del Tercer Mundo.
La gran apuesta de Trump ahora mismo son los aranceles masivos y arbitrarios. Equivalen a un impuesto nacional sobre las ventas, lo que reduce el nivel de vida del estadounidense promedio. Pero peor aún, impiden el acceso de Estados Unidos a productos e innovaciones extranjeras, cuya importación se vuelve demasiado cara. Peor aún, burocratizan el comercio internacional. Como dijo Tácito hace 1900 años: “Cuanto más corrupto es el estado, tanto más numerosas son las leyes”. Es igualmente cierto que cuanto más numerosas son las leyes, más corrupto es el estado.
Una de las razones por las que Trump ha impuesto estos aranceles, es que cree que traerán la manufactura a Estados Unidos. Eso es lo que pensaban también Mussolini y Perón. Pero la manera de lograrlo es recortando impuestos y regulaciones. Los altos impuestos y regulaciones fueron factores clave que impulsaron la salida de la industria manufacturera de Estados Unidos. Trump parece creer que imponer aranceles de 100% a la banana guatemalteca, resultará en una industria bananera nacional.
International Man: Los informes sugieren que la energía nuclear podría ser la próxima opción para obtener participaciones del gobierno estadounidense. ¿Cómo influye ésto en su perspectiva sobre el uranio?
Doug Casey: La industria de servicios públicos ya es una creación del estado. Está altamente regulada, y las comisiones fijan los precios que cobran. Ésto limita su capacidad para desarrollar mayor capacidad de generación y transmisión.
No cabe duda de que la energía nuclear es la forma más segura, económica y limpia de generación masiva de energía. Pequeños reactores modulares, aproximadamente del tamaño de los de los submarinos nucleares, son sin duda la respuesta. Cientos de ellos podrían ser construidos y colocados donde sea necesario, para que funcionen prácticamente sin interrupciones durante 10 años. La energía es fundamental para el avance de cualquier economía, pero Estados Unidos lleva muchos años rezagado en generación de energía.
Por lo tanto, mantengo una postura extremadamente optimista respecto del uranio, que actualmente ronda 75 U$S/libra, y a las empresas que lo extraen.
No sólo los fundamentos favorecen a la energía nuclear, sino que en este momento la industria minera está totalmente en desgracia entre los inversores. La participación de las empresas mineras en el mercado bursátil estadounidense se encuentra en su nivel más bajo de la historia, alrededor de 1% de la capitalización bursátil. Antes, el promedio rondaba entre 8% y 12%. Todo vuelve a la normalidad. Ésto incluye las acciones mineras en general, y las de uranio en particular. Pasarán de ser algo que todos odian, a algo que todos adoran. Ya está sucediendo …
International Man: ¿Hacia dónde apunta finalmente esta tendencia, y cuáles son las implicancias para los inversores y especuladores?
Doug Casey: Parece que Estados Unidos, y por lo tanto el mundo entero, ahora gira en torno de Trump. Harris Kupperman, gestor de fondos de cobertura, publicó un artículo divertidísimo en Zero Hedge. Involuntariamente, el día entero de un inversor se reduce a reaccionar a lo que Trump hace y dice.
Es gracioso, pero también aterrador. En un mundo cada vez más politizado, todos sienten que no pueden actuar sin cuestionar a Donald Trump.
¿Recuerdan cómo MAGA empezó hablando de abolir el IRS, sin impuestos para quienes ganaran menos de U$S 200.000? ¿Y cómo cualquiera que viviera en el extranjero estaría exento de impuestos? Ya no oímos hablar de estas cosas. También oímos que MAGA iba a no tener guerras, poniendo fin a la guerra de Ucrania de la noche a la mañana. Pero Estados Unidos sigue enviando miles de millones de dólares y miles de misiles al régimen de Zelenski.
Parece que Israel se convertirá en el estado número 51, con Estados Unidos bombardeando Irán. Y por si fuera poco, la Armada tiene una flotilla frente a Venezuela, hundiendo sin previo aviso una lancha rápida con 11 personas en aguas internacionales, con un misil Hellfire. Irán y Venezuela son posiblemente los próximos desastres en los que Estados Unidos se verá atrapado.
El DOGE empezó genial –todavía existe–, pero ha perdido todo impulso. En cambio, estamos construyendo una nueva burocracia en la forma del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE). Aunque ahora mismo cumple una función útil al deshacerse de inmigrantes ilegales e infractores de la ley, cuando con suerte la crisis actual sea resuelta, continuará existiendo. Al igual que la TSA, no desaparecerá. Será otra burocracia armada peligrosa, que puede ser redistribuida en la dirección equivocada.
Mientras tanto, el gobierno acumula deficits multimillonarios, financiados con la impresión de dinero. Me temo que MAGA ya ni siquiera habla, ni mucho menos actúa.
Se acerca la Gran Depresión. Al igual que la Tercera Guerra Mundial, y algo parecido a una guerra civil en Estados Unidos. Te sugiero que te abroches el cinturón de seguridad.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko








