No había necesidad del desaparecido en acción de Piers Morgan Media, que nunca estuvo en Gaza, nunca defendió a Gaza, y nunca derribó barreras para llegar e informar sobre los palestinos secuestrados en el genocidio. Gracias no a los medios desaparecidos en acción, sino a los periodistas palestinos, tanto vivos como mártires, la verdad sobre el genocidio en Gaza continúa siendo transmitida fiel y meticulosamente. –Ilana

Consumado el Genocidio en Gaza, ha comenzado un enrevesado encubrimiento. Los culpables recién llegados, los mentirosos profesionales de los medios, la política, el activismo y la industria tecnológica –también custodios de la narrativa– han comenzado su monótona retahíla de excusas.
Una aburrida mediocridad que apoyaba plenamente a Israel –o, alternativamente, se había limitado a bromas ocasionales sobre el asesinato masivo en Gaza como algo antitético al “interés nacional” estadounidense–, de repente simula una pasión tardía por la verdad. O versiones de ella. Todo para encubrir sus pecados.
Tras haber forjado un “espacio de impunidad masiva para Netanyahu” y sus cómplices, estas élites occidentales, conchabadas y “acreditadas”, han comenzado a manipular las narrativas –incluso la cronología– para absolverse del genocidio de Gaza. El mismo bloque de perpetradores, sumergido en la sangre palestina, pretende por ahora guardar silencio sobre la asfixia territorial de los palestinos en Cisjordania y Jerusalén Este. Allí, están siendo implementadas con rapidez y energía adaptaciones estratégicas del Holocausto de Gaza del siglo XXI. En respuesta a la demanda popular en Israel, los colonos judíos israelíes están apropiándose de las tierras y vidas palestinas en Cisjordania.
Imaginé que la producción formalista de los medios de comunicación había tocado fondo en Irak, cuando mi propia pasión ardía como un horno babilónico contra esa guerra. La “Verdad” sobre Irak, observé entonces con incredulidad, llegó oficialmente sólo cuando los agentes del Imperio la declararon y la divulgaron de forma manipulada y halagadora. Y sólo cuando las exigencias del poder lo permitieron. La considerable comunidad disidente ni siquiera mereció mención.
La actual camada de apóstoles de Israel que ha conspirado y se ha coludido para suprimir la verdad incluye, en términos generales, a las clases occidentales de noticias, comentarios, defensa y formulación de políticas; los amplios y tentaculares medios corporativos y su clientela –el complejo militar-mediático-congresional-industrial, por así decirlo. En una palabra, el Comitatus Imperial internacional: los soldados rasos que comparten el botín o aspiran a hacerlo (como “títeres árabes de Washington, cuyo ruido y furia no significan nada”).
El Comitatus Imperial internacional se da a conocer por afinidad y afiliación, pero principalmente por lo que hace: “Asolan, masacran, usurpan … y donde hacen un desierto, lo llaman paz”. Originalmente escritas por Tácito, estas palabras fueron popularizadas por el economista Jeffrey Sachs en un ensayo épico sobre estos influyentes, los cobeligerantes de Israel.
Los aliados de Israel han encubierto el Crimen del Siglo, y ahora podría salir a la luz. Y aunque han ganado mucho tiempo –la eliminación de Palestina está casi completa–, estos grupos de interés desean, no obstante, salvar su posición en el mundo. Están haciendo relaciones públicas.
“Gaza aterroriza a los medios proisraelíes”, dijo Owen Jones, británico tenaz crítico de medios. Los periodistas de la época del genocidio están “creando un historial que les permitirá decir algún día: ‘Aquí está la prueba de que denunciamos e intentamos detener el genocidio’”, comentó Laith Marouf, reportero y comentarista geopolítico libanés. Esperaron hasta ahora, porque el genocidio coincidía, en general, con su visión del mundo. “Los medios de comunicación han fabricado el consentimiento para el genocidio con propaganda atroz”, afirma Hamza Yusuf, escritor y periodista británico-palestino. “Lo hicieron”. “Los medios occidentales son la Cúpula de Hierro de Israel”, afirmó Bassem Youssef, comentarista, cómico y ex cirujano.
Aunque las abominaciones de Israel han sido observadas por la humanidad durante casi dos años; y a pesar de que el asesinato masivo a escala industrial de Israel se repite interminablemente, en bucle –la verdad diluida sólo podrá surgir oficialmente con la aprobación de intereses y personalidades que controlan el acceso. Tal como Piers Morgan y los medios de comunicación de Morgan, desaparecidos en acción (¿lo llamaremos así?).
Y así, con pompa y Piers, siempre lento para captar, quienes controlan la trama se preparan para “excavar” una versión modificada de “la verdad” sobre el Holocausto de Gaza.
En un intento por limpiar su nombre, Morgan, entusiasta defensor del derecho de Israel a practicar el terrorismo de estado –él lo llama “legítima defensa”–, lanzó la peor falsedad: la defensa de Irak: “nadie lo sabía”, nadie podría haberlo sabido. (Véase “Mentirosos y negacionistas de Irak: Sabíamos entonces lo que sabemos ahora”, 22 de mayo de 2015).
La razón por la que “nadie sabía, ni podía saber” sobre un genocidio televisado, proclamó Piers con su cara de limón y su habitual vacuidad verbosa, es que no ha habido “periodistas internacionales creíbles” en Gaza.
¿Escucharon eso? ¡Los periodistas palestinos no cuentan! En un instante, los medios desaparecidos de Morgan se pusieron a cancelar el trabajo realizado por los mejores periodistas que han vivido y muerto en el ejercicio de la profesión. Como pueden ver, los guardianes de la sociedad también son seres humanos miserables. Para impulsar su plan y vanidad, estos poderosos insinúan que, sin sus medios desaparecidos, no podemos ni podríamos haber sabido lo que estaba ocurriendo en Gaza.
Los medios desaparecidos en combate nunca estuvieron en Gaza, nunca defendieron a Gaza y nunca derribaron barreras para llegar e informar sobre los palestinos secuestrados en el genocidio. Ahora, los mismos medios afirman que no podemos saber –ni podríamos haber sabido– lo que estaba ocurriendo en la pequeña Franja de Gaza sin ellos. Sólo Morgan y sus secuaces podrían habernos dado la información sobre Gaza.
Los palestinos que dicen la verdad y que han estado documentando su propia desaparición para traernos la Verdad, nada más que la Verdad manifiestamente obvia, están siendo desterrados por sus inferiores morales y profesionales, quienes nunca han defendido ni se han quitado el sombrero ante el trabajo de estos periodistas palestinos, ya sean profesionales o ciudadanos.
Repito con cansancio lo que ha sido obvio desde el principio para cualquiera con cierta agilidad mental:
No hay pulcritud ni prontitud en la forma en que Israel ha destruido Gaza. No es que no tengamos nada en qué basarnos. No hay cabos sueltos empíricos que atar en Gaza; no hay telarañas que despejar. Desde el aire, desde el espacio, desde la tierra –a la vista de todos–, lo que es exhibido en Gaza es, fue y ha sido la aniquilación total de una civilización.
No hay “niebla de guerra”; no hay niebla (solo cenizas). No hay guerra. Nunca hubo más que un impulso genocida y la consiguiente declaración de intención de perpetrar genocidio seguida, en rápida sucesión, por el genocidio consumado en el que la humanidad palestina fue aplastada, desmembrada y quemada viva; desposeída de su hogar y de su historia en directo por televisión. Por Israel.
Desde tierra firme, periodistas palestinos han transmitido pruebas irrefutables de esta aniquilación. Desde el espacio, científicos pioneros adivinaron pruebas de que el genocidio continúa. Gracias, no al desaparecido en acción Morgan Media, sino a los periodistas palestinos, vivos y mártires, la Verdad continúa siendo transmitida fiel y meticulosamente.
Porque el genocidio de los palestinos de Gaza es tan claro como el agua –lo ha sido desde finales de 2023 cuando, por ejemplo, científicos como Corey Scher y Jamon Van Den Hoek (que aparecen en mis primeros ensayos sobre Gaza) utilizaron el Radar de Apertura Sintética (SAR) para monitorear los daños a los edificios en Gaza. Su objetivo era dar una imagen de lo que el bombardeo de saturación había causado al habitat y a la humanidad de Gaza.
Algunos experimentarán un momento homérico de “¡Oh!” ante la siguiente proposición: Bajo esta bien documentada destrucción –bajo las estructuras derrumbadas–, yacen los restos de decenas de miles de seres humanos, asesinados. Por Israel.
A estas alturas, no necesitamos que Morgan Media nos diga qué es deductivamente cierto. “La realidad es la verdad”, como dije. Res ipsa loquitur. La cosa habla por sí sola. “Cree en tus ojos mentirosos” fue la irónica frase del satírico Richard Pryor para quien ha sido atrapado en flagrante delicto. “Ya no hay duda. No hay necesidad de investigación”, dijo Martin Griffiths (tardíamente, con tristeza), ex diplomático de la ONU. “Podemos con confianza y debemos, con conciencia, decir las cosas como son” (“¿Es un genocidio?”, minuto 08:49).
Ya sea que se hable el lenguaje de la ley (res ipsa loquitur), el lenguaje de los hechos y la lógica apodíctica (“la realidad es verdad”); contemplar Gaza, escuchar a su gente y a los humanitarios que acudieron en su ayuda y permanecieron en la escena del crimen, ésto fue suficiente para saber qué es qué. Para Enero de 2024, Gaza estaba cenicienta y árida. La destrucción, comparable a la de Dresden era evidente para todos –desde el aire, desde el espacio y desde tierra. Genocidio.
Además, el Holocausto de Gaza ha llenado el estadio, el mundo entero. Ha sido tanto un genocidio democrático como un genocidio internacional, comentó quizás el único brillante “estudioso del genocidio”, con una brújula moral a la altura de su peso intelectual. El Dr. Martin Shaw desmenuza el caparazón de mentiras que está siendo construido:
El genocidio ahora en curso no sólo está siendo perpetrado por el estado y el ejército israelíes. Hay un bloque más amplio de perpetradores. No se trata sólo de estos actores principales más obvios. Ésto es lo que podríamos llamar un genocidio democrático, llevado a cabo con las contribuciones activas de la población judía israelí en armas, activistas israelíes de derecha que han permanecido a las puertas de Gaza, y han intentado bloquear incluso la mínima ayuda que el gobierno israelí ha estado dispuesto a permitir. Y es un genocidio apoyado ideológica y prácticamente por un segmento muy amplio de la sociedad israelí: por la oposición política, por la mayoría de los medios de comunicación, y por la gran mayoría de la opinión pública. En este sentido, es un genocidio democrático. Además, es un genocidio internacional. Ésto está siendo perpetrado con el apoyo esencial de los Estados Unidos, que ahora están en asociación directa, Trump y Netanyahu, para completar el proyecto con la expulsión forzosa de toda la población del territorio (minutos 9:02 a 10:40).
La destrucción de Gaza había sido lograda mucho antes del egoísta cambio de rumbo de Piers Morgan en Mayo de 2025, surgido del “pánico moral”. Y mucho antes de que un denunciante estadounidense circulara por los medios estadounidenses, en Junio de 2025, dando testimonio de los escuadrones de la muerte de la mal llamada Fundación Humanitaria para Gaza (GHF) estadounidense-israelí.
Imagínense ésto: Un hambriento y demacrado niño palestino besa la mano que controla su destino y acuna un rostro que lo mira con cierta amabilidad. El mercenario estadounidense –un subcontratista de seguridad contratado para la operación Gulag de la GHF israelí-estadounidense– podría querer creer que el niño lo hace por “respeto” inquebrantable hacia nuestros soldados estadounidenses.
Las madres palestinas lo saben mejor.
Como comentó hace tiempo un perspicaz estadounidense (el novelista John O’Hara): “No se conservan los amigos por obligación”, y mucho menos cuando su existencia depende de tu cruel capricho. La dolorosamente triste imagen de Amir, quien besó la mano del denunciante Anthony Agilar, es la de un niño palestino hambriento, indefenso y abandonado, inclinándose y arrastrándose como un mendigo ante su único “benefactor”. Porque estos feroces señores podrían matarlo o alimentarlo, según les plazca.
Rodeados por las SS de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI), niños palestinos como Amir besan una mano, sonríen con encanto y esperan un milagro: que un amable desconocido los rescate, en lugar de obligarlos a pasar por ciclos diarios de “juegos del hambre”. Según se informa, un día los jugadores de las Fuerzas de Ocupación de Israel (FDI) apuntan a la ingle; al día siguiente, al centro del cuerpo. Según lo relatado por los mejores de la humanidad –los numerosos médicos voluntarios en Gaza–, las masacres de la GHF para la obtención de alimentos se completan con disparos a la cabeza, cortesía de los mismos jugadores: los delirantes tiradores de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).
Sin embargo, un homérico “¡Oh!” fue debidamente lanzado por un reciente reportero de sobrevuelo, quien fingió haber descubierto el genocidio dos años atrás. Ha desaparecido “el alma del lugar junto con las almas que vivieron aquí”, entonó este editor de ITV News en particular, el 4 de Agosto de 2025.
Nuestro visitante de sobrevuelo había llegado a Gaza a principios de Agosto, como parte de un contingente aéreo controlado por Israel que lanzaba “insignificantes y letales paquetes de ayuda alimentaria” en pequeñas secciones de la Franja, “en lugar de obligar a Israel a abrir los cruces a más de 22.000 camiones de ayuda que siguen bloqueados”.
Estos lanzamientos aéreos no son misiones de misericordia. Deliberadamente Israel bombardea los hormigueros desde arriba. Los imperiosos y cómplices “estados occidentales y regionales” y sus secuaces, lanzan paquetes de comida a las personas a las que han bombardeado hasta el olvido, y a la mendicidad. A Israel le encanta. Su cadena vampírica i24 News invitó a un tal Ahmed Fouad Alkhatib, amigo del programa de Laura Cellier de i24, quien se deshizo en elogios sobre las “misiones aéreas sobre Gaza”.
Lanzar desde el aire algunos paquetes de alimentos secos sin nutrientes a palestinos hambrientos; o arrearlos, con el supuesto propósito de alimentarlos, a “corrales para ganado, como animales en un matadero humano“, para luego ser rociados con balas o convertidos en blanco de los tiradores de la Fundación Humanitaria de Gaza: estas lentas operaciones de exterminio-liquidación son, han sido, parte de la Solución Final de Israel a su problema palestino durante casi dos años. Abiertamente discutido en fluido hebreo (que domino).
La hambruna total en Gaza ha galvanizado a Occidente –no a alimentar a los palestinos, sino a fingir acción mediante la convocatoria de foros de inacción.
A las escasas entregas de alimentos, Occidente ha añadido alboroto y bombo publicitario –ruido blanco– sobre la diplomacia de dos estados, y ha pronunciado discursos sobre el reconocimiento del Estado de Palestina. Ésto es justo lo que necesita un pueblo hambriento y masacrado: discursos. Además, más de 140 estados habían reconocido hace tiempo al estado palestino. ¿Detuvo eso el genocidio por parte de Israel? A pesar de la falsa y obsoleta “solución” de dos estados, la retórica no es lo que se necesita ante la realidad: una población muchas veces desplazada y sin hogar está siendo sometida a hambre y masacrada hasta la muerte.
Si Israel ha sido desenmascarado, también lo ha sido Occidente, con Estados Unidos a la cabeza.
La campaña de exterminio de Israel ha sido sacralizada en las más altas esferas políticas y periodísticas. Son estos personajes cautelosos –involucrados indirectamente en el genocidio o en servicio activo– quienes ahora quieren salvar su reputación manchando la de los periodistas palestinos radicados en Gaza.
A pesar de los largos meses secuestrados por el genocidio, los periodistas palestinos han estado recorriendo Gaza de un lado a otro, presenciando cada masivo asesinato israelí; cada campamento de tiendas incinerado por las armas de carga pesada de las Fuerzas de Ocupación de Israel; entrevistando y filmando a transeúntes, personal sanitario, ayudando a los fieles funcionarios de la administración civil y rescatistas (reducidos a cavar en busca de supervivientes con palas caseras); viviendo junto a sus familias en cúpulas de nylon y velando en oración a sus familiares y colegas muertos. Y ahora, los cronistas de Palestina mueren de hambre junto con su pueblo.
En realidad, son los medios de comunicación de Morgan, pregoneros de oficio, los que no cuentan. La mejor manera de expresar su nulidad fue la feroz Francesca Albanese, una mujer que no estaba desesperada por aparecer en el extenso podcast de Piers Morgan, junto con sus otros aduladores invitados. ¡Albanesa se había negado a dejarse arrastrar por el sensacionalismo de Piers! La relatora especial de las Naciones Unidas para los Territorios Palestinos ocupados le dijo al periodista de escritorio: “Lo que usted diga, Piers, no vale nada”. Su opinión no cuenta para nada.
Por otro lado, los periodistas palestinos, la personificación de la gracia en una lucha a muerte, han sido extremadamente corteses con los medios de comunicación de Julius Streicher, dado que éstos últimos han conspirado con los israelíes en el asesinato de 266 de sus colegas (y la cifra va en aumento). Ésto es más que “la Guerra Civil de Estados Unidos, la Primera y la Segunda Guerra Mundial, la Guerra de Corea, la Guerra de Vietnam, las guerras en Yugoslavia y la guerra posterior al 11-S en Afghanistan juntas, según un nuevo informe del proyecto Costos de la Guerra de la Universidad de Brown”. (Vía ForeignPolicy.com)
Al igual que ocurre con el genocidio palestino, los canales de noticias en sus televisores están desactualizados a medida que pasan. Associated Press contó, pero no nombró, a las víctimas israelíes del 25 de Agosto entre los periodistas palestinos. Cuatro. Les correspondió a los lectores nombrar a los caídos. Los recién martirizados por la Verdad fueron:
Hossam al-Masri, de Reuters
Mohammad Salama, de Al Jazeera
Muath Abu Taha, de NBC
Disculpen. Debí haber sabido que las noticias que pasan por nuestras pantallas también suelen ser erróneas. AP no contabilizó con precisión a los caídos. Cinco. AP omitió a Ahmed Abu Aziz, periodista local asesinado. La “traición a los periodistas palestinos en Gaza” alcanzó su punto álgido con las “presstitutas” de la Fundación Internacional de Mujeres en los Medios de Comunicación. Jugando a ser proxeneta –y proxeneta para Israel–, la IWMF retiró el “Premio a la Valentía en el Periodismo” a Maha Husseini, residente en Gaza. (¿Motivo? Posiblemente “antisemitismo”, o albergar a Hamas: Ud. elige. No voy a dignificar otro libelo de sangre sionista).
Mártires por la verdad, ante los cinco mencionados, fueron Anas Al-Sharif y su equipo (aquí está la grabación en vivo de periodistas reales). El joven y veterano reportero era el tipo de ser humano con el que los miembros de la mimada Morgan Media sólo podrían soñar. Como tantos de estos magníficos palestinos, Anas Al-Sharif escribió su último deseo y testamento anticipándose a su muerte porque, al amanecer, el mundo sabe qué hará Israel a continuación:
¡Asesinato! Y más aún si se es un reportero palestino que narra el genocidio de su pueblo.
Piers Morgan, quien anunció en Mayo de 2025 que “estaba equivocado”, se unió a la expiación pública con otras figuras públicas británicas genocidas, incluyendo políticos como el diputado conservador Mark Pritchard. A último momento Alemania, el segundo mayor proveedor para Israel de munición explosiva para bebés, también preocupó la imagen. Diecinueve meses después del genocidio de los palestinos de Gaza, el canciller Friedrich Merzagain se quejó de que las operaciones de Israel “ya no le parecían estrictamente necesarias para defender el derecho de Israel a existir y para combatir el terrorismo de Hamas”. La primer ministro italiana, Giorgia Meloni, se mantuvo firme hasta el 27 de Agosto, fecha en que condenó los ataques israelíes contra Gaza por “ir más allá del principio de proporcionalidad”. Editorialistas de importantes publicaciones occidentales se unieron a esta coalición del mal.
Ya saben qué engaño y fraude representa el giro hacia Israel al estilo Piers –cuando una podcaster con aires de diablura como Megyn Kelly se siente obligada a añadir sus artimañas a la producción. En cuanto a la simplicidad y la crueldad, Kelly –cuyo oficio es el militarismo optimista y una variedad de “infantil periodismo sensacionalista”– es imbatible. Quince minutos y 22 segundos después de una “visita” el 28 de Julio de 2025 con el pérfido británico, Kelly dijo lo siguiente:
Me resisto a dar demasiada importancia a las imágenes que salen de Gaza, porque están manipuladas y son maestros de la propaganda. No les importa que sus propios hijos mueran de hambre, siempre y cuando puedan grabarlas y presumirlas al mundo. Eso es Hamas y, francamente, eso es una gran cantidad de palestinos. Por lo tanto, soy muy escéptica a la hora de tomar esas imágenes al pie de la letra y decir que es culpa de Israel.
El 19 de Agosto de 2025, en un intento por mantenerse al día y eclipsar a su invitada –la representante Marjorie Taylor Greene–, Kelly prácticamente pasó por sobre esos niños palestinos hambrientos “fantasma”, para presentarse como una opositora y crítica acérrima del AIPAC, el lobby israelí y sus “múltiples contactos” con Me, Myself and I, Megyn Kelly.
Ahora, por favor, llévenme al Vomitorio.
Meloni y Merzagain, cuyas administraciones, como todas las naciones occidentales, no se han desprendido material ni diplomáticamente de la entidad genocida, comparten el pedigrí moral de Megyn Kelly y Piers Morgan. Todos decidieron dejar de presentar el genocidio como legítima defensa mucho después de que el genocidio en Gaza fuese consumado.
Fue en Mayo-Junio de 2025 que Morgan transformó el etatus de Israel, pasando de ser un legítimo defensor de la legítima defensa, a dejar de ejercerla. Durante casi dos años, Morgan había presenciado cómo le era ”negado a los palestinos el derecho a la vida a escala industrial”. Había intentado, con bastante éxito, presentar el asesinato masivo que Israel estaba perpetrando como legítima defensa. Hasta que un día dejó de serlo. La postura de Piers es obviamente forzada, falsa y estratégica. ¿Por qué y dónde se encontraba precisamente el punto de inflexión?
La lógica no tiene sentido. El razonamiento impreciso de Piers Morgan es, sin duda, circular e interesado. El punto de demarcación –donde Israel pasó de la legítima defensa al terrorismo de Estado– se mide en Unidades Piers Morgan: en el tiempo que le llevó a Morgan pasar de ferviente partidario de Israel a crítico reticente de la entidad genocida (14:41 minutos).
Razonamiento circular, sin duda. ¿Qué razonamiento, aparte de circular, se esperaría del círculo periodístico imbécil?
¿Qué motivó realmente a los “augustos” miembros del Círculo Periodístico Imbécil, como Piers Morgan o Megyn Kelly, a dar un golpecito a los israelíes, de repente, porque eso es todo lo que hay?
Joseph Massad, académico palestino, se centra en lo que se cuece entre estos pinches de cocina. Si bien la estructura del genocidio ha sido la misma en todo momento, el “repentino desarrollo de la remordimiento moral” se refiere a “la fase más reciente del genocidio, en el que el continuo bombardeo e incineración de Gaza en un holocausto se ve ahora agravado por la hambruna masiva y deliberada de los sobrevivientes palestinos”, señala Massad. En esencia, la imagen de huesos de bebé que sobresalen y vientres hinchados no es atractiva.
Si Piers Morgan y sus clones fueran hombres de conciencia, como sin duda no lo son, confesarían: se mantendrían discretos, escucharían, se flagelarían, se avergonzarían, seguirían avergonzados. Piers debería pedir perdón a los palestinos –quizás admitir ser portavoz del poder, y esforzarse por escuchar a sus superiores.
Este ajuste de cuentas simulado se produce en el contexto de la continua hambruna impuesta por Israel en Gaza. Inundado de maldad, cuando Israel no está asesinando a negociadores (Qatar), así como a gobiernos enteros, jefes de carteras civiles y periodistas en todo Oriente Medio (Yemen), el exterminador Israel judío asesina, sin miramientos, a más de 100 palestinos cada día y hiere a cientos más, condenando a los heridos a una muerte lenta por sepsis e inanición, sin esperanza de recuperación.
La Franja de Gaza que Israel ha demolido. Por si acaso, la entidad genocida se ha propuesto demoler “unas 300 viviendas al día en la ciudad de Gaza, con la ayuda de los robots cargados de explosivos del ejército israelí”. Las Fuerzas de Defensa de Israel no son soldados. He aquí una noticia desde la cripta de una arcaica y anticuada guardiana de registros: para el 15 de Noviembre de 2023, la antigua ciudad de Gaza, “la ciudad palestina más grande y antigua”, estaba casi completamente destruida. Dado el estado de la memoria colectiva, me corresponde recordar a los lectores:
Las SS de la Fuerzas de Defensa de Israel (SS FDI) ya han cruzado la Franja de Gaza de una forma u otra. Cuando Israel anunció su plan de “conquistar” la ciudad de Gaza, deberían haber preguntado: ¿En lugar de qué? ¿Destruirla? Hecho. ¿Matar a decenas de miles de sus residentes? Hecho. ¿Concentrar a la población hambrienta para matar a más? ¿Concretar lo que ha sido una Solución Final? Hecho y hecho. Meras palabras. El lugar, Gaza –ciudad y franja–, es ceniza y árido.
Yo trabajo con palabras. Palabras rancias y desgastadas. No me queda ninguna.
Los “Desposeídos de la Tierra” están muriendo de hambre por culpa del mal en la Tierra: Israel y sus cómplices voluntarios.
La gente del mundo está con los “Desposeídos de la Tierra”, los palestinos. Los gobiernos del mundo y sus portavoces, del Norte y del Sur, o bien han desaparecido o, alternativamente, están con el mal en la Tierra: Israel.
Y eso incluye a los cómplices, desaparecidos en combate, Piers Morgan-Megyn Kelly Media.
Uno de los muchos sanadores y humanitarios desinteresados que actualmente operan con gran dificultad en Gaza es el Dr. Tarek Loubani. A estas alturas, el día 711 del genocidio, lo que el Dr. Loubani dijo el día 236 del aluvión de Al-Aqsa en Gaza se amplifica con creces. Si Ud. ha guardado silencio hasta ahora –o, envuelto en el cálido aroma del rebaño, está hablando con comodidad dos años después del saqueo de Gaza–, no se le debe perdonar.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko








