Violaciones de hombres palestinos por las FDI y de seguridad israelíes: práctica habitual

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    El antepasado reconocible de las Fuerzas de Defensa de Israel no es el Marqués de Sade, un simple desviado sexual, sino un asesino en serie común, con parafilias patológicas añadidas y la capacidad de industrializar la escala de sus crímenes. –Ilana

    Como ya he mencionado, los patrones de excitación –la combinación de asesinatos en serie y sexo– están ligados con la psicopatía. La fusión psicopática de lujuria y asesinato parece ser endémica entre los soldados de las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI).

    Perfeccionada en los campos de tortura para entregas extraordinarias, la violencia sexual se ha convertido en moneda corriente en el territorio del Gran Israel. Una visita a Sde Teiman, campo de tortura para entregas extraordinarias en Israel, reveló al mundo que Israel ha sistematizado de facto la práctica de perforar analmente los intestinos de prisioneros palestinos, la mayoría detenidos sin cargos.

    El Marqués de Sade, cuyo nombre es utilizado para denotar perversiones sexuales, no fue un asesino. El antecesor reconocible del IDF no es el Marqués de Sade –un simple desviado sexual–, sino un asesino en serie común, con parafilias patológicas añadidas y la capacidad de industrializar la escala de sus crímenes.

    Se dice que los parafílicos disfrutan del exhibicionismo, el masoquismo o el sadismo, “en los que la gratificación sexual deriva de actividades o fantasías generalmente consideradas atípicas o desviadas”. Un trastorno parafílico está presente cuando ocasiona … “daño real o potencial a otros”.

    Tras la publicación de Sde Teiman de Olivia de Sade, la expresión “violación en nombre de Dios” se convirtió en parte del léxico criminal de colonos y soldados. Desde Cisjordania, el legendario periodista británico Peter Oborne envió reportajes detallados que exponían los campos de tortura israelíes, donde miles de jóvenes palestinos desaparecen, para luego emerger sin ser reconocidos, con deformidades físicas y daños psicológicos (vea EXPOSED: Israel’s Secret Torture Camps / AL DESCUBIERTO: Los campos secretos de tortura de Israel”). Los israelíes los apodan “prisioneros Nukhba”.

    La práctica habitual de la violación anal contra hombres palestinos se suma a los crímenes de genocidio, la producción y distribución masiva de películas snuff en línea con imágenes de palestinos asesinados, y la comisión de asesinatos extrajudiciales en todo el mundo. Estas prácticas son de facto legales en lo que se hace pasar por ley en la tiranía israelí.

    Como mostraron los reportajes televisivos de finales de Julio, los israelíes, un “extraño ejemplo de laxitud moral” –las 1.728 palabras del caballero sureño William Byrd– han abiertamente justificado la necesidad de tipificar como delito la violación de rehenes palestinos. Desde los miembros de la Knesset hasta los panelistas, notablemente ignorantes, que pueblan las cadenas de televisión israelíes, “la cobertura mediática israelí de la violación de rehenes palestinos demuestra su apoyo a la violencia sexual al servicio del genocidio”.

    Según Middle East Monitor, “un detenido en Gaza, presuntamente víctima de abuso sexual por parte de soldados israelíes en Sde Teiman, sufrió perforación intestinal, una grave lesión anal, daños pulmonares y fracturas de costillas como consecuencia de la intensa tortura a la que fue sometido por los soldados de ocupación israelíes. Uno de los nueve soldados israelíes arrestados por abusar de él fue liberado sin cargos. Las deliberaciones sobre los otros ocho continúan”. Que yo sepa, nadie ha sido acusado.

    Al igual que el genocidio israelí en Gaza, la violación en el caso de Sade Teiman quedó grabada en video. ¡Véanlo! Tengan a mano un recipiente para vomitar.

    Según Truthout.org, a finales de Julio la Knesset –los legisladores israelíes, nada menos– debatía si el abuso sexual al estilo de Sde Teiman es una táctica legítima para los soldados israelíes (el derecho internacional considera como crimen de guerra la violencia sexual por parte de soldados). Miembros del gobierno israelí también han defendido a los soldados, alegando que es incorrecto que el gobierno acuse a los reservistas [violadores].

    A su prensa sumisa, la AP, le dijo: “El ejército israelí declaró, en Julio de 2024, que mantenía detenidos a nueve soldados para interrogarlos tras las acusaciones de ‘ abuso grave ‘ contra un detenido en una instalación secreta, donde Israel ha detenido a miles de palestinos desde el 7 de Octubre”.

    A continuación, según Democracy Now, “Una turba de extrema derecha, incluyendo miembros de la Knesset, irrumpió en dos bases militares israelíes para impedir que la policía militar israelí detuviera a los nueve soldados investigados por la violación en grupo de una prisionera palestina en la tristemente célebre prisión de Sde Teiman”.

    Cuando no están fantaseando y exagerando sobre violaciones masivas cometidas por sus enemigos (véase el artículo de Ali Abunimah, “Desmintiendo ‘Gritos antes del silencio’, el documental de Sheryl Sandberg del 7 de Octubre sobre ‘violaciones masivas’”), y violando a prisioneras palestinas, las Fuerzas de Defensa de Israel y otros cuerpos policiales israelíes, junto con las estructuras sociales que los respaldan, se esfuerzan por codificar en la ley su conducta criminal cotidiana.

    Tanto de palabra como de hecho, los israelíes han promovido sistemáticamente el derecho legal a maltratar gravemente a sus enemigos, justificando así la retorcida sensibilidad de sus militares y de gran parte de sus compatriotas.

    La campaña que realicé en Mayo de 2024, titulada “El Estado judío es genocida, pero ¿está enferma también la sociedad israelí?”, fue respaldada por Oren Ziv de la revista +972 (“Un motín por la impunidad muestra la orgullosa aceptación de Israel de sus crímenes”). Ziv explica correctamente que “el apoyo de líderes políticos israelíes, incluidos algunos miembros de la Knesset que participaron en los disturbios [a favor de la violación], y la apatía de la policía militar, indican que quienes protestan contra las acusaciones de violación contra los soldados, son “la cara del estado”, expresando opiniones ‘convencionales’ en la sociedad israelí”.

    La aprobación generalizada en Israel del genocidio, la violación y la producción de snuff films, explica por qué uno de los reservistas perpetradores de violaciones, al igual que tantos miembros del aparato de seguridad israelí, defiende con orgullo su caso en un video de YouTube. En Israel es un patriota. El crimen es el procedimiento operativo standard del ejército israelí. Sí, un delito grave de primer grado no puede ser calificado como “crimen de guerra”. Un crimen es un crimen. Un criminal es un criminal. Un asesino en serie, ya sea un estado o un individuo, debe ser detenido (aunque ya sea demasiado tarde) y castigado.

    En los territorios ocupados, el estado de Seguridad de Israel detiene sumariamente a personas sin el debido proceso, a menudo utilizando la violación como arma para humillar a hombres y a mujeres tradicionales, y saquea y demuele sus hogares. Los principios de autosuficiencia de Locke, mediante los cuales los palestinos han llegado a poseer tierras ancestrales, chocan con el estado administrativo israelí. Las fuerzas de seguridad israelíes también suelen robar dinero palestino en los puestos de control, como atestiguó Daniel Hearst, editor de Middle East Eye, en una conversación con el galardonado periodista Chris Hedges. Ambos reporteros veteranos dan fe de la veracidad de estas extorsiones.

    Los elocuentes israelíes y su oficina de Hasbara en Foggy Bottom (Departamento de Estado de EE.UU.) siguen negando esta realidad palestina, presentándola como casos aislados. El ejército supuestamente más moral del mundo se investigará a sí mismo.

    Pero Israel es una maraña de mentiras.

    Un engaño arraigado en esta maraña de mentiras es que, a diferencia de la mayoría de las organizaciones criminales e individuos, una democracia tan espectacular como Israel tiene la capacidad absoluta de investigarse a sí misma. De hecho, un informe elaborado por la revista +972, anteriormente mencionada, para el grupo de derechos humanos Yesh Din, muestra cómo el papel principal del sistema militar israelí encargado de hacer cumplir la ley, es mantener la apariencia de rendición interna de cuentas para protegerse de las críticas externas (“Cómo Israel planea encubrir sus crímenes de guerra en Gaza“).

    En este caso, el objetivo principal del aparato legal y de la jurisprudencia israelíes, es eludir las acusaciones de genocidio y de crímenes de guerra ante los tribunales internacionales. Tenga presente, pues, que cualquier investigación iniciada o cualquier arresto efectuado por las autoridades israelíes, es simbólico, superficial e intrascendente, parte de una estrategia bien establecida para salvaguardar la gran organización criminal.

    En esencia, cabe esperar que los secuaces del estado judío salgan a la luz para protestar indignados ante la sola idea de que un estado manifiestamente anárquico y autoritario, cuyo sistema judicial es cómplice en la creación de leyes demenciales que apoyan una brutalidad y crueldad inconcebibles, sea incapaz de investigarse a sí mismo. Antisemitismo.

    En definitiva, Israel se ha vuelto experto en la narrativa, en la fabricación de mantras sobre su supuesta insuperable moralidad, mientras se encuentra sumido en la ilegalidad y la criminalidad (véase mi propio análisis sobre cómo Israel y sus tribunales “COOPTAN LA LEY DE DERECHOS HUMANOS”, en el ensayo “Defendiendo Gaza (II): Israel incurrió en la madre de todas las contradicciones performativas: negar el genocidio mientras lo perpetra, afirmando efectivamente un derecho al genocidio”.)

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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