El mito del “surgimiento de la extrema derecha” europea

    0

    Se ha hablado mucho de un “aumento de extrema derecha” en el Parlamento Europeo. Por ejemplo, la BBC publicó un titular: “La extrema derecha prevé un aumento del voto en Europa …”, poco antes de las elecciones. El 5 de Junio, Politico informó: “A medida que surge la extrema derecha, las elecciones al Parlamento Europeo de esta semana reordenarán el panorama político del continente”. Uno de los titulares postelectorales de CNN decía: “La extrema derecha surge en las elecciones al Parlamento Europeo, pero el centro aún se mantiene”. Este tipo de titulares pueden ser una lectura interesante, pero revelan una profunda falta de comprensión de lo que realmente está sucediendo políticamente en Europa.

    En primer lugar, si bien siempre se encontrarán focos de pensamiento de extrema derecha en el sistema político europeo, la noción de que los partidos políticos nuevos y emergentes de derecha son generalmente de “extrema derecha”, es simplemente falsa. Por ejemplo, si uno va a la página web de uno de los principales grupos políticos emergentes que se supone forma parte del “oleaje de extrema derecha”, los Conservadores y Reformistas Europeos, no será recibido con slogans neonazis, sino con compromisos de “salvaguardar a los ciudadanos y las fronteras”, “respetar los derechos y la soberanía de los estados miembro”, “proteger el medio ambiente global a un costo que podamos afrontar”, “mejorar la eficiencia y eficacia de la unión” y “cooperar con socios globales”.

    Si examina el sitio web de los Hermanos de Italia (Fratelli d’Italia), el partido político asociado con la supuestamente “extrema derecha” primera ministra italiana, Giorgia Meloni, en busca de ideas reaccionarias y extremistas, se sentirá profundamente decepcionado. El sitio web muestra una lista bastante aburrida de políticas para promover el crecimiento económico, una Europa más segura, un mejor sistema de salud, políticas para apoyar a las familias e impulsar la tasa de natalidad, la oposición a la biovigilancia (“pase verde”) y la necesidad de combatir la inmigración ilegal.

    Aquí, por ejemplo, hay una traducción de un párrafo de la plataforma electoral europea de los Hermanos de Italia, relativo a la inmigración:

    Debe ser Europa la que decida quién ingresa en su territorio, y no organizaciones criminales o actores externos interesados ​​en utilizar los flujos migratorios como arma para desestabilizar gobiernos. La inmigración debe estar enmarcada en un contexto de legalidad, y ser abordada de manera estructural. Salvar vidas es un deber, al igual que proteger a quienes tienen derecho a asilo, pero el modelo favorecido por la izquierda, caracterizado por una aceptación indiscriminada, y redistribuciones (de migrantes) nunca implementadas, ha demostrado ser un fracaso.

    Cualquiera que describa este tipo de políticas como de “extrema derecha” está profundamente engañado, o simplemente está decidido a desacreditar a sus adversarios políticos por cualquier medio disponible. Sin embargo, este tipo de trato perezoso, deshonesto y demonizador hacia la nueva derecha en Europa, que en su mayor parte ignora las plataformas electorales reales de los partidos de nueva derecha, es ahora algo standard en los principales medios de comunicación occidentales.

    La expresión “extrema derecha” debería ser reservada para grupos políticos que se oponen al constitucionalismo, son rabiosamente racistas, o quieren instituir un estado autoritario similar a la Italia fascista o la Alemania nazi. En cambio, la expresión ha degenerado en una etiqueta barata utilizada para desacreditar a los políticos conservadores.

    Esta etiqueta es aplicada de cualquier manera a personas que adoptan posiciones políticas que no están de moda entre quienes se autoidentifican como “woke” y/o “progresistas”, incluso si estas mismas posiciones eran consideradas bastante convencionales hace un par de décadas. Las personas son etiquetadas como de “extrema derecha” si defienden la idea de una identidad nacional, quieren un proceso de inmigración ordenado, abogan por leyes duras contra el crimen, creen en el matrimonio tradicional y en los marcadores biológicos de género; o creen que derechos civiles como el consentimiento informado siguen siendo relevantes durante una pandemia.

    Si realmente se quiere entender por qué están surgiendo nuevos partidos de derecha, lanzar la etiqueta de “extrema derecha” no conducirá muy lejos. Lo que realmente está sucediendo es que los partidos tradicionales de derecha, muchos de los cuales están representados por el grupo político más grande de Europa –el Partido Popular Europeo–, han abandonado muchos compromisos tradicionales de derecha, creando un vacío que debe ser llenado por la “nueva derecha”.

    Por ejemplo, el estado de derecho y el gobierno limitado han sido reemplazados –bajo la vigilancia de los principales partidos de “derecha”– por pasaportes vacunales, confinamientos, leyes intrusivas contra el “discurso de odio”, agobiantes impuestos y regulaciones “verdes”, y la idea orwelliana de que deberíamos tomar medidas drásticas contra la “desinformación”, para que los ciudadanos no queden expuestos a ideas “peligrosas”.

    La vieja derecha ha supervisado una Europa de inmigración descontrolada y desordenada, sin una investigación adecuada de los inmigrantes, y poca consideración por el impacto de la migración a gran escala en las comunidades locales. Y el antiguo compromiso con el derecho a la ley y el orden ha dado paso a una complacencia e inacción palpables frente al creciente problema de la delincuencia en las ciudades europeas.

    Ésto ha creado una demanda política reprimida de partidos dispuestos a confesar compromisos tradicionales de la derecha –como la ley y el orden, la inmigración ordenada, la libertad de expresión, los impuestos a favor de la familia y las políticas de bienestar social, y un gobierno limitado.

    En algunos casos, este vacío político ha sido llenado con una retórica atrozmente xenófoba, racista y autoritaria. Pero en muchos otros casos, los partidos tachados como de “extrema derecha” simplemente están cuestionando la sabiduría de las políticas de fronteras abiertas, exponiendo los abusos del sistema de refugiados, defendiendo la libertad de expresión, e intentando moderar la agenda verde para que no sea tan opresiva para los agricultores y ciudadanos comunes y corrientes.

    Si tener serias preocupaciones sobre la inmigración, y oponerse a regulaciones medioambientales de gran alcance es considerado “extremo”, entonces parece que ser “extremo” es ahora bastante normal en Europa: una encuesta de opinión reciente muestra que la inmigración es una de las principales preocupaciones de los votantes europeos, después de la economía y la guerra. Además, el pésimo desempeño de los Verdes en estas elecciones de la UE –cayeron de 71 a 53 escaños– sugiere que muchos votantes no comparten el entusiasmo de los Verdes por las regulaciones climáticas ambiciosas.

    En resumen, dos de las preocupaciones centrales de la nueva derecha –la inmigración descontrolada y las regulaciones medioambientales excesivamente onerosas– son en realidad compartidas por un número considerable de votantes europeos.

    Finalmente, no hubo ningún “aumento” del que hablar entre los partidos nuevos y emergentes de derecha: más bien, hubo una consolidación moderada.

    La nueva derecha en Europa todavía está significativamente superada en número en el Parlamento de la UE por centristas e izquierdistas. Por ejemplo, los grupos Conservadores y Reformistas Europeos e Identidad y Democracia, que son los sectores más organizados de la nueva derecha, crecieron de 118 a 131 escaños en un parlamento de 720 miembros. El Partido Popular Europeo, con 189 eurodiputados, tiene suficientes aliados en la izquierda como para seguir manteniendo una presencia dominante en el parlamento.

    Por lo tanto, se exagera enormemente el ascenso de los partidos de derecha alternativa en estas elecciones de la UE. Sin embargo, la constante consolidación de la nueva derecha, combinada con el triunfo decisivo de la Asamblea Nacional de Marine Le Pen sobre el partido Renacimiento de Macron en estas elecciones, muestra que hay un creciente apetito entre los votantes europeos por candidatos y partidos que apliquen controles fronterizos más estrictos y la desescalada de las regulaciones ambientales como parte importante de sus plataformas electorales.

    Ésto no altera fundamentalmente el equilibrio de poder en el Parlamento Europeo. Sin embargo, sí sugiere un giro hacia la derecha en el sentimiento público en Europa, y ésto inevitablemente tendrá un impacto en el proceso de formulación de políticas. En particular, es probable que veamos partidos de “centro derecha”, como el Partido Popular Europeo, adoptando una línea más suave en materia de medio ambiente, y una línea más dura en materia de inmigración en el futuro. Cualquier otra cosa pondría en peligro su propio futuro político.

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

    Artigo anteriorO mito da “extrema-direita” europeia
    Próximo artigoO antissemitismo do marxismo 
    David Thunder
    é pesquisador e professor do Instituto de Cultura e Sociedade da Universidade de Navarra em Pamplona, ​​Espanha, e recebeu a prestigiada bolsa de pesquisa Ramón y Cajal (2017-2021, estendida até 2023), concedida pelo governo espanhol para apoiar excelentes atividades de pesquisa. Antes de sua nomeação para a Universidade de Navarra, ele ocupou vários cargos de pesquisa e ensino nos Estados Unidos, incluindo professor assistente visitante em Bucknell e Villanova e pesquisador de pós-doutorado no Programa James Madison da Universidade de Princeton. O Dr. Thunder obteve seu bacharelado e mestrado em filosofia na University College Dublin, e seu Ph.D. em ciência política na Universidade de Notre Dame.

    DEIXE UMA RESPOSTA

    Por favor digite seu comentário!
    Por favor, digite seu nome aqui