La proposición completamente justa de que el trabajador debe recibir el valor total de su producto puede interpretarse razonablemente como que debe recibir el valor presente total de su producto ahora o que debe obtener el valor futuro total en el futuro. Pero… los socialistas la interpretan como que el trabajador debe recibir el valor futuro total de su producto ahora. — Eugen von Böhm-Bawerk
La economía de libre mercado (el capitalismo laissez-faire) puede ser impopular porque la gente piensa que autoriza la explotación de los trabajadores, a quienes no se les paga el valor completo de su producto −o al menos eso parece. Esta acusación ha sido utilizada para justificar no sólo el socialismo pleno, sino también la sustancial interferencia del gobierno en la economía de mercado, incluidas fuertes medidas a favor de los sindicatos.
Sin embargo, pocas personas se dan cuenta de que la economía de mercado fue decisivamente absuelta del cargo de explotación en 1884 por el economista austríaco de segunda generación Eugen von Böhm-Bawerk en su Historia y Crítica de las Teorías del Interés. La clave para entender la absolución es el tiempo.
Ludwig von Mises, alumno de Böhm-Bawerk, y Murray Newton Rothbard, alumno de von Mises, refinaron el trabajo pionero de Böhm-Bawerk cuando examinaron la importancia primordial del tiempo en el proceso de mercado. Este asunto lamentablemente descuidado es obviamente relevante para la acusación de explotación. Aquí está von Mises en Acción Humana:
Los precios de los bienes de consumo se reparten entre los diversos factores complementarios que cooperan en su producción mediante la interacción de las fuerzas que operan en el mercado. Como los bienes de consumo son bienes presentes, mientras que los factores de producción son medios para la producción de bienes futuros; y como los bienes presentes son más valorados que los bienes futuros del mismo tipo y cantidad, la suma así repartida … cae por debajo del precio actual de los bienes de consumo en cuestión. Esta diferencia es el interés originario …
La diferencia entre la suma de los precios de los factores complementarios de producción y los productos que surgen … es un resultado de la mayor valoración de los bienes presentes en comparación con los bienes futuros. A medida que avanza la producción, los factores de producción se transforman o maduran en bienes presentes de mayor valor. Este incremento es la fuente de ingresos específicos que fluyen a las manos de los propietarios de los factores de producción, de interés originario.
Y continúa:
El interés original es la relación entre el valor asignado a la satisfacción de las necesidades en el futuro inmediato, y el valor asignado a la satisfacción de las necesidades en períodos remotos del futuro. Se manifiesta en la economía de mercado en el descuento de los bienes futuros en comparación con los bienes presentes.
En otras palabras, toda acción tiene lugar en el tiempo, incluida la producción de bienes de consumo, que en una economía avanzada es desarrollada a través de muchas etapas durante largos períodos, cada una de las cuales se acerca progresivamente a la etapa final de bienes de consumo. Es útil pensar en todos los factores de producción como bienes de consumo inacabados en algún grado. El capitalista paga a los propietarios de factores en el presente para que combinen su trabajo, tierra y bienes de capital para hacer avanzar la “maduración” de los factores en futuros bienes de consumo terminados. El consumo es lo que constituye el proceso de mercado. Puede hacerlo a través de intercambios de libre mercado porque algunas personas prefieren con más entusiasmo el dinero antes, previo a que los bienes estén terminados y vendidos, en lugar de más tarde, después de que los bienes terminados hayan sido vendidos. Como preferimos el dinero antes que después, el dinero presente es descontado en comparación con el dinero futuro. La espera de un pago futuro requiere de una prima, es decir, un interés; el pago por adelantado requiere un descuento del monto futuro.
Lo que para los no instruidos parece explotación, no lo es en absoluto. Los trabajadores y los terratenientes deben haber considerado que el intercambio valía la pena, o no lo habrían aceptado. Si la visión del capitalista acerca del futuro es errónea, y a los consumidores no les gusta el producto final o el precio solicitado, el capitalista no tiene suerte. Sufre pérdidas. No puede obtener un reembolso de los trabajadores y de los terratenientes.
En Hombre, Economía y estado, Rothbard explicó la estructura de la producción y la remuneración de los propietarios de los factores con mucho más detalle, basándose en el trabajo pionero sobre la teoría del capital, la renta y el interés, del economista “austriaco” estadounidense Frank A. Fetter (1863-1949). Joseph Salerno ha señalado que el tratado de Rothbard de 1962 fue una importante contribución original a nuestra comprensión económica. Rothbard escribió:
Un individuo o un grupo de individuos que actúan conjuntamente pueden …, en la actualidad, ofrecer dinero a los propietarios de la tierra y el trabajo, comprando así los servicios de sus factores. Los factores entonces trabajan y producen el producto el que, según los términos de su acuerdo, pertenece a la nueva clase de propietarios de productos. Estos propietarios de productos han comprado los servicios de los factores tierra y trabajo a medida que estos últimos han ido contribuyendo a la producción; ellos [los propietarios de productos] venden luego el producto final a los consumidores.
¿Cuál ha sido la contribución de estos propietarios de productos, o “capitalistas”, al proceso de producción? Es la siguiente: en lugar de ser efectuados por los propietarios de la tierra y del trabajo, el ahorro y la restricción del consumo han sido efectuados por los capitalistas. Los capitalistas ahorraron originalmente, digamos, 95 onzas de oro, que luego podrían haber gastado en bienes de consumo. Sin embargo, se abstuvieron de hacerlo y, en cambio, adelantaron el dinero a los propietarios originales de los factores. Les pagaron a estos últimos por sus servicios mientras trabajaban, adelantándoles así dinero antes de que el producto fuera realmente producido y vendido a los consumidores.
Ésto es conocido como armonía de intereses, no como explotación. Las preferencias temporales divergentes crean oportunidades para ganancias mutuas a partir del comercio.
Los capitalistas, por lo tanto, hicieron una contribución esencial a la producción. Liberaron a los propietarios de los factores originales de la necesidad de sacrificar bienes presentes y esperar bienes futuros. En cambio, los capitalistas han suministrado bienes presentes de sus propios ahorros (es decir, dinero con el que comprar bienes presentes) a los propietarios de los factores originales. A cambio de este suministro de bienes presentes, estos últimos aportan sus servicios productivos a los capitalistas, que se convierten en propietarios del producto.
O como lo expresó en otra parte: “[C]uando un capitalista contrata a un trabajador o alquila tierra, pagará ahora, no el producto marginal total del factor, sino el producto marginal futuro esperado descontado por la tasa social de preferencia temporal”.
Rothbard enfatizó que lo que impulsa la oferta del capitalista a los trabajadores y terratenientes, es el diferencial previsto entre lo que paga ahora y lo que espera cosechar cuando venda sus bienes más tarde. Ese diferencial es la tasa de interés. El rendimiento no es para remunerar al capital, sino para compensar la espera. El tiempo y la preferencia temporal permean el proceso de mercado.
Rothbard planteó un punto crucial sobre la propiedad de los bienes de capital, que desacredita aún más la teoría de la explotación:
Estos bienes de capital, debe enfatizarse, no le hacen ningún bien [al propietario]. Así, supongamos que un capitalista ya ha adelantado 80 onzas durante un período de muchos meses a los propietarios de trabajo y tierra en una línea de producción. Como resultado, tiene en su propiedad una masa de bienes de capital de quinto, cuarto y tercer orden. Sin embargo, ninguno de estos bienes de capital le resulta de utilidad hasta que se pueda seguir trabajando en ellos, obtener el producto final, y venderlo al consumidor.
La vulnerabilidad del capitalista no es envidiable. ¿Qué posee? Bienes en proceso de finalización (bienes de capital), que pueden requerir muchas más etapas durante un largo período, antes de que estén listos para los estantes de las tiendas minoristas, suponiendo que los compradores los quieran al precio solicitado. Los consumidores no tienen ninguna aplicación o uso para bienes inacabados. Rothbard escribió:
La literatura popular atribuye un enorme “poder” al capitalista, y considera que su posesión de una masa de bienes de capital es de enorme importancia, lo que le da una gran ventaja sobre otras personas en la economía. Vemos, sin embargo, que ésto está lejos de ser así. De hecho, puede suceder lo contrario, ya que el capitalista ya ha ahorrado, evitando un posible consumo, y ha contratado los servicios de factores para producir sus bienes de capital. Los propietarios de esos factores ya tienen el dinero que de otro modo habrían tenido que ahorrar y esperar (y soportar la incertidumbre), mientras que el capitalista sólo tiene una masa de bienes de capital, una masa que no tendrá ningún valor para él a menos que pueda seguir trabajándola y vender el producto a los consumidores.
Otra razón por la que los ingresos del capitalista podrían superar sus pagos a los propietarios de los factores es el beneficio empresarial puro. El beneficio, a diferencia del interés, es una confirmación de la intuición del empresario de que el mercado había subvalorado los factores de producción con respecto a las necesidades de los consumidores. Israel Kirzner, un alumno de Mises, diría que el empresario ha mejorado la coordinación del mercado. El empresario podría haberse equivocado y haber sufrido una pérdida. El futuro es incierto. Sin embargo, los beneficios no duran porque atraen a los competidores, que hacen subir los precios de los factores y reducen el precio del bien de consumo.
Los socialistas se equivocan. Lo que ven no es explotación. Más bien, se trata de preferencia temporal, de interés y de tolerancia al riesgo.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko