Javier Milei se presentó como revolucionario libertario; resultó ser un político común y corriente

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    Contrariamente a su retórica, el presidente argentino no ha implementado políticas radicales en sus primeros dos años de mandato. En cambio, está aplicando política decepcionantemente convencional.

    “Los impuestos son robo”, “El estado es una organización criminal”, “El peso es una mier…”: con lemas como éstos, Javier Milei, el outsider político, logró ganar la segunda vuelta electoral contra Sergio Massa en Argentina en Noviembre de 2023. Asumió el cargo el 10 de Diciembre de 2023. Desde entonces, el mundo libertario ha estado profundamente dividido. Partidarios entusiastas como Philipp Bagus, Walter Block y Jesús Huerta de Soto, se enfrentan con fuertes críticos: Hans-Hermann Hoppe, Saifedean Ammous y Jörg Guido Hülsmann.

    En el mundo germanoparlante, la decisión del Mises Institute de Alemania de honrar a Milei con un premio conmemorativo en honor a Ludwig von Mises, desencadenó reacciones especialmente fuertes. Como resultado, Hoppe, Hülsmann y Puster renunciaron al consejo asesor académico. Sólo quedó el profesor de derecho de Basilea, David Dürr.

    Pragmáticos vs. Puristas

    En el panorama libertario, se enfrentan dos bandos: los pragmáticos por un lado, y los puristas por el otro. Ambas facciones coinciden en gran medida en la situación inicial. Desde que Juan Domingo Perón llegó al poder en 1946, Argentina ha seguido un rumbo socialista consistente. La expansión monetaria, una economía planificada, y el excesivo estado de bienestar, han sumido al otrora rico país en la pobreza extrema. Desde hacía tiempo era necesario en cambio radical de rumbo, sobre todo porque los peronistas gobernaron casi ininterrumpidamente de 2003 a 2023 (con la excepción del mandato de cuatro años de Mauricio Macri).

    Por lo tanto, la eliminación de miles de puestos en la función pública, el cierre de varios ministerios, y la reducción de las regulaciones, son bien recibidos por ambos bandos libertarios. Sin embargo, la evaluación de los pragmáticos es más favorable. Argumentan que las promesas de campaña de Milei deben ser interpretadas con realismo. Sin mayoría en el Congreso y el Senado, ya ha implementado reformas considerables. De todos modos, la dolarización inmediata, el cierre del banco central o las drásticas rebajas de impuestos, nunca fueron viables a corto plazo. El nombramiento de ex banqueros centrales y ejecutivos de Wall Street en puestos clave, como el ministro de Hacienda Luis Caputo y su viceministro, José Luis Daza, también fue un mal necesario. Simplemente no existían alternativas libertarias.

    Los puristas ven las cosas de forma fundamentalmente diferente. Para ellos, las políticas de Milei no son un rumbo radical destinado a transformar a Argentina en un clásico estado minimalista. Más bien, representan un retorno al “Consenso de Washington”, el programa propuesto por John Williamson en 1989 (rebajas de impuestos, privatizaciones, etc.) para promover el crecimiento económico en los países sudamericanos. El economista alemán Hans-Hermann Hoppe resumió las principales críticas en la conferencia de la Property and Freedom Society en Septiembre de 2024.

    Ningún seguidor de la Escuela Austriaca

    Primero: El apoyo incondicional de Milei a Benjamin Netanyahu y a la guerra de Israel en la Franja de Gaza. Para los libertarios, la guerra es considerada la violación más grave del principio de no agresión. Cualquiera que considere los acontecimientos en Gaza como “defensa propia” está, en opinión de Hoppe, violando los principios centrales del libertarismo, especialmente los de Murray N. Rothbard, el principal pensador del movimiento anarcocapitalista, a quien Milei cita a menudo como modelo a seguir y quien, como judío, criticó vehementemente el sionismo y las políticas militaristas de Israel a lo largo de su vida.

    Segundo: El fracaso en el cierre del banco central, la promesa central de la campaña de Milei. Partidarios como Philipp Bagus aún sostienen que un cierre inmediato habría desencadenado la hiperinflación y el colapso del peso, lo que posiblemente habría llevado al derrocamiento del gobierno y al regreso del peronismo. Puristas como Hülsmann o Kristoffer Hansen argumentan que congelar la oferta monetaria no puede causar hiperinflación. La demanda del peso, ahora con un límite fijo, se habría mantenido estable, sobre todo porque seguiría siendo necesario para pagar impuestos. La desaparición gradual del peso y la dolarización asociada, impulsada por el propio Milei, habrían rectificado finalmente décadas de malas inversiones, tras una breve pero beneficiosa recesión, cabe destacar. No hay una salida indolora del negocio de la impresión de dinero, como siempre enfatizó Ludwig von Mises.

    En cambio, bajo el gobierno de Milei, la oferta monetaria se expandió más rápidamente en dos años que bajo sus predecesores peronistas. Los controles cambiarios, los altos impuestos y las intervenciones planificadas centralmente siguen vigentes. El estado es nuevamente insolvente, y ha tenido que solicitar nuevos préstamos del Fondo Monetario Internacional y de la administración Trump.

    Las conexiones personales también están ampliamente documentadas. El secretario del Tesoro estadounidense, Scott Bessent, su antiguo empleador, George Söros, y figuras clave de la administración de Milei, han estado operando dentro de la misma red durante años. El ministro de Hacienda Caputo y su viceministro Daza ‒cuya esposa, Tania Reif, trabajó bajo la dirección de Bessent en el Söros Fund Management‒ mantienen estrechos vínculos con inversores globales como Bob Citrone, de Discovery Capital Management. Citrone, colega de Bessent en Söros desde hace mucho tiempo, ha invertido fuertemente en bonos argentinos, y recientemente impulsó el canje de U$S 20.000 millones de la administración Trump, que estabiliza el peso y, aún más importante, sus propias ganancias. Milei siempre se ha presentado como un firme opositor a la agenda progresista de izquierda que atribuye a Söros y su círculo. Sin embargo, entre bastidores, mantiene estrechos vínculos con el mismo establishment al que ataca públicamente.

    Muchos dudan de que Milei haya abrazado realmente la Escuela Austriaca de Economía, y mucho menos interiorizado su teoría monetaria. Sus libros y declaraciones anteriores ‒como su efusivo elogio a Ben Bernanke como “uno de los mejores banqueros centrales de todos los tiempos”‒, indican que tiene raíces intelectuales en la tradición neoclásica de la Escuela de Chicago y Milton Friedman. Cuando Milei se presenta hoy como seguidor de la Escuela Austriaca e invoca a Rothbard y a von Mises, les parece muy poco convincente a quienes conocen dicha Escuela.

    Javier Milei no es un revolucionario libertario ni un outsider con un plan maestro audaz. Es un político como cualquier otro. Sus lemas radicales fueron pura retórica de campaña, lo que le dio la victoria. Nada más. Argentina sigue su curso habitual. La figura de la esperanza ha resultado ser simplemente un presidente común y corriente.

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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