La democracia del emperador

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    Me pregunto si todavía hay alguien que crea genuinamente que Brasil puede ser considerado una democracia. Sinceramente no lo sé. Según el emperador supremo de la república, Alexandre de Moraes, vivimos en democracia gracias a su papel de guardián heroico, desinteresado y altruista de la nación.

    Hasta hace poco, periodistas y portavoces de los principales medios corporativos celebraban con entusiasmo y euforia las acciones del emperador supremo Alexandre de Moraes contra los “enemigos” de la democracia. Más recientemente, sin embargo, los periodistas tradicionales han comenzado a preocuparse de que el emperador supremo Alexandre de Moraes aparentemente esté yendo demasiado lejos.

    Después de todo, parece estar en un arrebato salvaje y obstinado, desenfrenado e ilimitado contra los “enemigos” de la democracia, habiendo lanzado una cruzada inoportuna que nunca termina. Como es bien sabido, incluso el famoso multimillonario Elon Musk, propietario de la red social X (antes Twitter), ingresó en la mira del emperador.

    De hecho, el emperador supremo de la república parece un tanto salvaje en su conducta, la que se ha revelado tan demente como irreflexiva. Al fin y al cabo, ha tratado a Elon Musk como si fuera un ciudadano brasileño, y sujeto a las leyes de la República Federativa de Brasil. Sin embargo –hasta donde pude verificar–, Elon Musk tiene ciudadanía sudafricana, canadiense y estadounidense, pero no brasileña.

    Bueno, no importa. Para el emperador supremo de la república no cuesta nada actuar también como emperador supremo del mundo, y tratar a todas las personas de su interés como si fueran sus súbditos. Después de todo, basta la voluntad y la interpretación personal de Alexandre de Moraes para que alguien se convierta en acusado, ¿verdad? Para lograrlo, es simplemente necesario que algún “enemigo de la democracia” cometa uno o más imaginarios crímenes, cuya arbitraria definición e interpretación dependerá enteramente de la voluntad y el humor del supremo y majestuoso emperador de la república, Alexandre de Moraes.

    En cualquier caso, como se ha podido comprobar según hechos recientes, aparentemente cualquier persona en el planeta Tierra tiene la obligación de someterse plenamente a la jurisprudencia de la República Federativa del Brasil, si esa es la voluntad del emperador supremo Alexandre de Moraes (sin importar en qué parte del planeta se encuentre el acusado). Sí, porque todos los sitios web activos en Internet, necesitan para poder existir la aprobación del emperador supremo. Después de todo, el discurso oficial proclama que Internet no es una “tierra sin ley” (sea lo que fuere que eso signifique).

    Por supuesto, después de haber lanzado una cruzada contra los “enemigos de la democracia”, el emperador supremo de la república debe demostrar que sabe aplicar todo el rigor de la ley. Pero parece que esta cruzada sólo terminará cuando todos los “enemigos de la democracia” sean debidamente arrestados o rindan cuentas por su desobediencia al emperador.

    Ésto significa que tal cruzada podría durar un período de tiempo considerable. Alexandre de Moraes, el emperador supremo de la república, parece estar realmente comprometido con la salvaguardia y protección de la democracia. Después de todo, está totalmente dispuesto a pasar muchos años luchando contra el “fascismo”, la “extrema derecha”, el “discurso de odio” y las “noticias falsas”, con el objetivo de “preservar la democracia”.

    Bueno, no sé usted, querido lector, pero yo nunca voté por Alexandre de Moraes. Entonces, esta feroz lucha a favor de la “democracia” me parece muy sospechosa. En cualquier caso, espero que el emperador supremo de la república, Alexandre de Moraes, no me considere enemigo de la democracia y no ordene a la Gestapo que me arreste. Si quiere, pondré un retrato suyo en mi salón.

    No hay duda de que la democracia brasileña del emperador supremo Alexandre de Moraes es bastante singular. Sin embargo, la forma en que se ha llevado a cabo la república me ha llevado a las siguientes observaciones:

    1. Quien decide qué es democracia o no, es Alexandre de Moraes.
    2. Quien decide qué es o no libertad de expresión, es Alexandre de Moraes.
    3. Quien decide qué son fake News o no, es Alexandre de Moraes.
    4. Quien decide qué sitios web, recursos virtuales, aplicaciones o redes sociales pueden operar o no en Brasil, es Alexandre de Moraes.
    5. La única persona lo suficientemente sabia como para interpretar la constitución de manera exacta, adecuada y precisa, es Alexandre de Moraes.
    6. El Senado y el Congreso no sirven para nada. La única autoridad que realmente importa es Alexandre de Moraes.
    7. El único problema de Brasil es la “extrema derecha”. Cuando esté completamente purgado (tanto del mundo real como del entorno virtual), entonces el STF tendrá un camino claro para transformar Brasil en un paraíso elegante e impecable.

    Siguiendo esta lógica, es posible ver que la democracia unipersonal está funcionando perfectamente. Alexandre de Moraes podría incluso pronunciar en la televisión nacional la famosa frase L’État, c’est moi (El estado soy yo”), declaración apócrifa atribuida al monarca francés Luis XIV (1638-1715), pero tendría mucho más sentido si viniera de boca de Alexandre de Moraes, el emperador supremo de Brasil.

    Pero no se preocupe, querido lector. No quiero inquietarlo. Definitivamente no estamos en una dictadura. Después de todo, el emperador supremo de Brasil, Alexandre de Moraes, nos asegura que estamos en una democracia. Y es él quien está actuando enérgicamente para protegerla y preservarla.

    Tenga la seguridad de que puede decir, publicar y escribir lo que quiera en sus perfiles de redes sociales (aquéllas que aún cuentan con la autorización del emperador para operar libremente en Brasil), siempre que sus posiciones y opiniones personales estén en perfecta armonía con las convicciones y creencias del líder supremo. Pero no se preocupen: según nuestro majestuoso emperador, ésto es democracia en su forma más plena, robusta y exuberante. Él nos da su seguridad personal de tal cosa.

    Sin embargo, en caso de que Ud. cometa algún “crimen” contra la democracia en sus perfiles en las redes sociales –en última instancia, se trata de una decisión que es responsabilidad única y exclusiva del emperador supremo de la república, ya que nadie sabe cómo hacerlo–, defina mejor que él qué es democracia; sepa que la guardia oficial del emperador puede ir a su casa, arrestarlo arbitrariamente, y procesarlo legalmente por difundir cualquier cosa que viole o amenace la democracia soberana del emperador.

    En cualquier caso, tengo la más plena convicción de que toda la persecución y censura que el emperador de la república ha venido promoviendo con fuerza hasta este momento es, digamos… ¡censura democrática! Después de todo, la democracia es un elegante corcel dorado, y Alexandre de Moraes es su majestuoso guardián. Por eso fue elegido (alguien lo eligió … pero no sé quién).

    Por supuesto, hasta el día de hoy nunca he conocido a nadie que haya votado por Alexandre de Moraes. Me gustaría mucho saber quién lo eligió como soberano defensor de la justicia y guardián supremo de la democracia nacional. Después de todo, fue elegido democráticamente emperador supremo de Brasil, ¿no?

    Bueno, ¿quién soy yo para disputar o cuestionar el bastión supremo y magnánimo del conocimiento, la sabiduría, la constitución, la jurisprudencia y la democracia? Es mucho mejor para mí permanecer en silencio, porque si no agrado al emperador, puedo ser procesado por violar la democracia.

    Debe ser muy difícil para Alexandre de Moraes ser el guardián decidido e inigualable de la democracia, al mismo tiempo que combate abierta e ininterrumpidamente las fake news, persigue a periodistas, YouTubers, multimillonarios extranjeros y otros “enemigos de la democracia”, y toma por sí solo las medidas y las decisiones más importantes de un país. La tarea de emperador supremo de la democracia brasileña es verdaderamente ardua.

    Necesitamos reconocer la importante labor del emperador en su ardua tarea de proteger la democracia. Y también debemos exigir que en cada capital de la república sean colocadas gigantescas y colosales estatuas de mármol en honor al gentil guardián de la democracia.

    Está claro que el amable líder no nos permite cuestionar la democracia, y mucho menos las máquinas de votación electrónica que no lo eligieron. Ésto sería una afrenta intolerable a la democracia. En la democracia del emperador está prohibido cuestionar la democracia. Incluso si se es Elon Musk y no vive en Brasil, no puede cuestionar al emperador supremo de la democracia brasileña y sus decisiones monolíticas. De lo contrario, podría extralimitarse en su jurisdicción y, actuando como el emperador global supremo del mundo, podría citarlo a usted.

    De hecho, ¿quién le impedirá actuar como la deidad democrática suprema (tanto nacional como global)? Después de todo, cuando se es el emperador supremo del quinto país más grande del mundo (y no se tiene ninguna autoridad superior a la suya), se puede hacer lo que quiera en nombre de la democracia. Simplemente, acuse a alguien de violar, corromper o amenazar la democracia, y entonces tendrá vía libre para hacer lo que quiera.

    En nombre de la democracia, el emperador supremo de la república, Alexandre de Moraes, puede hacer cualquier cosa. Puede censurar a quien quiera (recuerde, es censura democrática), puede multar a quien quiera, puede prohibir lo que quiera, y todos están obligados a estar de acuerdo con sus decisiones, teniendo la obligación de obedecerlas ciegamente. En una democracia unipersonal, no se formulan preguntas.

    Pero, entre nosotros, ante esta situación, ¿por qué no despedir al presidente, a todos los diputados, senadores, magistrados y demás servidores públicos, que sólo sirven de adorno? Dado que el emperador supremo de la república, Alexandre de Moraes, gobierna el país en solitario, al menos la sociedad brasileña podría ahorrar mucho dinero, si estuviera exenta de los atroces impuestos que paga para sustentar a innumerables servidores públicos que no valen absolutamente nada.

    Después de todo, en una democracia unipersonal, ¿por qué gastar tanto dinero en docenas de trajes que sólo sirven para comer rosquillas de yuca, tomar café y viajar en primera clase? ¿No tendría más sentido despedir a toda esta gente? El emperador supremo ya ha demostrado que es capaz de gestionarlo todo solo, y que sólo necesita a la policía para detener a los “enemigos” de la democracia. Sin embargo, como burócrata, Alexandre de Moraes es suficiente. La democracia unipersonal muestra su eficacia todos los días. Procesar, censurar y arrestar. Procesar, censurar y arrestar. Procesar, censurar y arrestar (no necesariamente en ese orden). El emperador supremo de la república es una majestuosa máquina de defensa de la democracia.

    Por supuesto, los despidos masivos de inútiles funcionarios son sólo una humilde sugerencia de mi parte. En una democracia unipersonal, la persona a cargo de absolutamente todo es el emperador supremo de la república, Alexandre de Moraes; el maravilloso, amable, gracioso y benévolo guardián de la nación. No quiero interferir en la gestión magnánima, preciosa y democrática del país. Alexandre de Moraes sabe lo que hace.

    En cualquier caso, espero que en las próximas elecciones, las máquinas de votación electrónica sean más coherentes. Podrían simplemente tener una foto de Alexandre de Moraes, presentándolo como único candidato. De no ser así, sería prudente arrestar a todos los empleados del TSE. Después de todo, cualquier candidato que no sea Alexandre de Moraes representa un ataque a la democracia. ¿Quién hubiera pensado que avanzaríamos hacia un modelo de democracia norcoreano?

    Hay quienes no están de acuerdo, pero en cierto modo ésta es la evolución natural de la democracia. Cualquier parecido con una dictadura totalitaria stalinista no es una mera coincidencia. Lo fundamental es decir la palabra democracia cada cinco minutos, y decir con convicción que se está trabajando para salvarla. Aunque la mayor amenaza a la democracia proviene del propio emperador, esta graciosa criatura que desborda sabiduría, en toda la plenitud de la jurisprudencia. Lo más importante, sin embargo, es que el emperador siempre tiene razón y sólo él es lo suficientemente sabio, imponderable y magnánimo como para definir con precisión qué es la democracia. Confiemos siempre en el emperador.

    De hecho, ¿quién soy yo para cuestionar al emperador más democrático de todos los tiempos? No creo que eso sea muy democrático de mi parte. En la democracia del emperador, sólo Alexandre de Moraes toma decisiones. Juzga, legisla, condena, presenta pruebas (reales o democráticamente fabricadas), interpreta la jurisprudencia según su indescriptible sabiduría, toma decisiones heroicas y siempre tiene razón en absolutamente todo lo que hace. ¡Es el emperador más democrático de la república y quizás del mundo!

    Lo más importante para mantener este tipo de democracia es monitorear constantemente las redes sociales, para asegurar que las publicaciones de los internautas no corrompan la democracia. Y por supuesto, es imprescindible prohibir las redes sociales que no se sometan a las exigencias democráticas del emperador supremo. Después de todo, lo opuesto a la democracia del emperador es el fascismo. Sin embargo, sólo el emperador supremo de la república, Alexandre de Moraes, sabe definir perfectamente qué es realmente democracia. Y nadie lucha contra el fascismo con tanta gracia y facilidad como él.

    En la democracia del emperador, la obediencia total y absoluta es el acto más democrático que existe. Me recuerda un poco a la democracia norcoreana, donde absolutamente nadie se atreve a estar en desacuerdo con el camarada supremo Kim Jong-un, majestuoso líder de la República Popular Democrática de Corea, y único gobernante mundial más democrático que Alexandre de Moraes.

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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