El 16 de septiembre de 2001, cinco días después de los atentados en New York y Washington, D.C., el presidente George W. Bush declaró: “Esta cruzada, esta guerra contra el terror, va a durar un tiempo. Y el pueblo estadounidense debe ser paciente. Voy a ser paciente. Pero puedo asegurarle al pueblo estadounidense que estoy decidido”.
Cuatro días después, el presidente Bush declaró que la “guerra contra el terror” se centraría principalmente en Al Qaeda. “Nuestra guerra contra el terror comienza con Al Qaeda”, dijo en un discurso ante el Congreso, “pero no termina ahí. No terminará hasta que todos los grupos terroristas de alcance global hayan sido encontrados, detenidos y derrotados”.
Describió al enemigo así:
Este grupo y su líder, Osama bin Laden, están vinculados con muchas otras organizaciones en diferentes países, como la Jihad Islámica Egipcia y el Movimiento Islámico de Uzbekistan. Hay miles de estos terroristas en más de 60 países.
Bush acertó en su evaluación del grupo.
Uno de los países donde se implantaron los jihadistas de Al Qaeda fue Siria, donde a partir de 2011, con el apoyo de la administración Obama, intentaron derrocar al líder secular, Bashar al-Assad, empleando tácticas terroristas en las que habían sido bien entrenados.
Pronto cambiaron de nombre, pero no de color, y se convirtieron en el Frente Al-Nusra, liderado por un jihadista experimentado que luchó contra las tropas estadounidenses en Irak, llamado Abu Mohammad al-Jolani. Su grupo era conocido por cortar cabezas. Quizás incluso cabezas estadounidenses.
El pasado Diciembre, los jihadistas de Jolani, con el apoyo de Estados Unidos, Turquía e Israel, finalmente derrocaron al gobierno de al-Assad y, en menos de lo que se puede decir “cambio de imagen de Washington”, se cortó la barba, cambió su reloj militar táctico por un Patek Philippe World Time Chronograph de U$S 90.000, y se autoproclamó presidente.
El “mundo civilizado” celebró el resurgimiento de la democracia en Siria.
En su primera reunión a principios de este año en Arabia Saudita, el presidente Trump elogió al jihadista Jolani como “un joven atractivo” y “un tipo duro, un luchador, con una sólida trayectoria. Tiene mucho potencial, es un verdadero líder”.
Se trata de un terrorista global designado por Estados Unidos, con una recompensa de U$S 10 millones por su cabeza. ¡Su cartel de “se busca” aún permanece en la cuenta X de la Embajada de Estados Unidos en Siria!
Esta semana, el presidente Trump “eliminó las sanciones contra la Siria de Jolani, a petición de (el primer ministro israelí) Netanyahu”, y ayer mismo el secretario de Estado eliminó a la antigua filial de Jolani en Al Qaeda (que había pasado de Al Nusra a HTS con el paso de los años) de la lista de terroristas estadounidenses.
Como bromeó un observador en X:
La historia de la GWOT (Guerra Global contra el Terror) comenzó en 2001 con la invasión estadounidense de Afghanistan para desmantelar Al Qaeda. Finaliza veinticuatro años después, cuando Estados Unidos reconoce a una filial de Al Qaeda como el nuevo gobernante de Siria.
Según el Proyecto sobre el Costo de la Guerra, de la Universidad de Brown, la “Guerra Global contra el Terror” le costó al pueblo estadounidense al menos U$S 8 billones. También se llevó la vida de quizás un millón de personas.
¿Y qué obtuvimos a cambio de toda esta sangre y dinero? Tras 20 años de acción militar estadounidense, en Afghanistan los talibanes fueron reemplazados por los talibanes; y en Siria, un feroz oponente de Al Qaeda fue reemplazado por … ¡Al Qaeda!
Como Jake Sullivan, entonces mano derecha de la Secretaria de Estado Hillary Clinton, le escribió a la Secretaria en 2012: “Al Qaeda está de nuestro lado en Siria”. ¡No bromeaba!
Ese fue el punto … aquí está el resumen:
En la misma semana en que Estados Unidos levantó las sanciones a la Siria gobernada por Al Qaeda, impuso sanciones a … ¡la Relatora Especial de la ONU sobre los Territorios Palestinos Ocupados, Francesca Albanese!
¿Quién es Albanese? La intrépida defensora de la vida humana en Gaza, donde Israel la está extinguiendo lentamente con el apoyo (y las armas) del gobierno estadounidense.
Al sancionar a Albanese, defensora de los derechos humanos de la ONU, el secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, escribió:
Hoy impongo sanciones a la Relatora Especial del Consejo de Derechos Humanos de la ONU, Francesca Albanese, por sus ilegítimos y vergonzosos esfuerzos para impulsar acciones de la Corte Penal Internacional contra funcionarios, empresas y ejecutivos estadounidenses e israelíes.
La campaña de guerra política y económica de Albanese contra Estados Unidos e Israel ya no será tolerada. Siempre apoyaremos a nuestros socios en su derecho a la legítima defensa.
Estados Unidos seguirá tomando las medidas que considere necesarias para responder a la guerra legal y proteger nuestra soberanía y la de nuestros aliados.
¿Cuáles podrían ser esas “acciones que consideremos necesarias”? Claramente, se trata de una amenaza física contra Albanese por denunciar un asesinato en masa que ocurre en tiempo real, observable para todos los que deseen hacerlo desde la pantalla de su computadora.
Así que eso es todo. La “Guerra Global contra el Terror” ha terminado. El gobierno estadounidense ha elevado a terroristas a la categoría de jefes de estado, y quienes denuncian el terrorismo de estado son amenazados con “todas las acciones que consideremos necesarias” para silenciarlos.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko








