La Realidad de la Acción Humana

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    Según lo expresara László Krasznahorkai, el concepto de realidad es cuestionado por la noción de que hay “muchas realidades o ninguna”. Por el contrario, en Acción Humana Ludwig von Mises ofrece un concepto claro de la realidad, al que describe como “todo el complejo de todas las relaciones causales entre eventos, que las ilusiones no pueden alterar”. Partiendo de esta idea, Murray N. Rothbard sostiene que toda la ciencia de la acción humana puede deducirse de unos pocos axiomas básicos sobre el mundo real que son verdaderos. Real en este contexto significa, como dice Mises, “a los ojos del hombre, todo lo que no puede alterar y a cuya existencia debe ajustar su acción si quiere alcanzar sus fines”.

    El argumento de Rothbard es que, en el mundo real, algunas verdades básicas ineludibles son evidentes por sí mismas y, a partir de estos axiomas básicos, podemos derivar otros principios verdaderos basados ​​en la lógica de que “si A es verdadero, y A implica B, entonces B es verdadero”. Por ejemplo, los praxeólogos afirman que “los individuos emprenden acciones conscientes hacia objetivos elegidos”. De este axioma básico, que los praxeólogos consideran absoluta y universalmente cierto, deducen otros principios sobre la acción humana. Rothbard sostiene que:

    (a) los axiomas y premisas fundamentales de la economía son absolutamente ciertos;

    (b) los teoremas y conclusiones deducidos por las leyes de la lógica a partir de estos postulados son, por tanto, absolutamente ciertos;

    (c) en consecuencia, no hay necesidad de “pruebas” empíricas, ni de las premisas ni de las conclusiones; y

    (d) los teoremas deducidos no podrían comprobarse, incluso si fuera deseable.

    Dejando de lado los debates sobre si estos axiomas tienen algún contenido empírico, algunos críticos han respondido que los praxeólogos no pueden saber si sus axiomas y premisas fundamentales son absolutamente ciertos en primer lugar, como se afirma en la proposición (a) de Rothbard. Después de todo, un buen popperiano sabe que ningún principio científico puede afirmarse como absolutamente cierto, porque mañana podría aparecer un científico y demostrar que, después de todo, no es cierto. La lección que se puede extraer del incómodo asunto que involucra a Galileo Galilei y la Inquisición Católica Romana, según afirman los críticos, es que nunca debemos asumir que algo es absolutamente cierto. Rothbard resume este argumento de la siguiente manera:

    Por lo tanto, las explicaciones postuladas en física deben ser formuladas como hipótesis, de tal manera que ellas o sus consecuentes puedan ser probados empíricamente. Incluso entonces, las leyes son sólo provisional y no absolutamente válidas.

    … Por otro lado, la economía, o praxeología, tiene un conocimiento pleno y completo de sus axiomas originales y básicos. Estos son los axiomas implícitos en la existencia misma de la acción humana, y son absolutamente válidos mientras existan los seres humanos.

    Los praxeólogos tienen claro que no pretenden ser omniscientes. En Human Action, Mises explica: “Los buscadores de la verdad honestos y concienzudos nunca han pretendido que la razón y la investigación científica puedan responder a todas las preguntas. Eran plenamente conscientes de las limitaciones impuestas a la mente humana”. Tampoco pretenden ser infalibles, ya que von Mises explica que “la razón humana no es infalible, y que el hombre muy a menudo se equivoca al seleccionar y aplicar los medios”.

    En ese caso, replican los críticos, si los praxeólogos admiten cometer errores al igual que otros simples mortales, se deduce que podrían estar equivocados acerca de sus axiomas originales y básicos –y lógicamente se seguiría que todas las deducciones derivadas de esos axiomas erróneos, serían posiblemente también erróneas. Un argumento lógicamente derivado de una premisa errónea bien podría ser válido, pero su verdad no está garantizada. El argumento de los críticos es que los praxeólogos no pueden estar absolutamente seguros de que los hombres actúan. Ni siquiera podemos estar seguros de que los hombres existan. Como en el famoso ejemplo, por lo que Ud. sabe es posible que ni siquiera sea un hombre, sino simplemente una mariposa que sueña que es un hombre. ¿Qué prueba concluyente tiene Ud. de que en realidad no es una mariposa que sueña que está leyendo este artículo?

    Una fábula cuenta que Zhuang Zhou soñó una vez que era una mariposa, revoloteando y revoloteando, feliz y haciendo lo que quería. Como mariposa, no sabía que era Zhuang Zhou. De repente, se despertó y descubrió que era Zhuang Zhou, sólida e inequívocamente humano. Pero entonces no supo si era Zhuang Zhou soñando que era una mariposa, o una mariposa soñando que era Zhuang Zhou.

    Si ni siquiera puede probar que no es una mariposa soñando que está intentando demostrar que es humano, ciertamente Ud. no puede probar que “los individuos emprenden acciones conscientes hacia objetivos elegidos”. Esta incapacidad de estar seguros de la realidad es lo que anuncian los ideólogos de género, cuando dicen que los médicos no pueden saber con seguridad qué sexo tienen las personas al nacer, por lo que simplemente adivinan. Lo único que los médicos pueden hacer es adivinar cuál es probablemente el sexo del bebé, pero eso puede cambiar con el tiempo, porque el sexo es un “espectro”. Después de todo, cualquier niño podría despertarse mañana y “sentirse” de un género diferente; o eso es lo que sus profesores querrían hacerles creer. Como lo explicó un médico de St. Louis, Missouri, que aconsejó a los maestros que “afirmaran” a una clase de niñas de quinto grado que decidieron que en realidad eran niños, “lo mejor que podemos hacer es afirmar, validar y permitir la exploración”.

    Además de que la verdad es incognoscible, una crítica relacionada a la praxeología es que no es prudente derivar principios universales a través de la razón humana, porque los seres humanos no siempre son razonables. Al tomar decisiones, los seres humanos somos propensos a la irracionalidad, y nuestras decisiones están a menudo influenciadas por nuestras emociones o idiosincrasias personales. Las percepciones de la realidad suelen ser erróneas; por lo tanto, nadie puede saber con seguridad, más allá de toda duda, qué es real.

    Rothbard reconoce que todos somos propensos a cometer errores, a menudo percibimos erróneamente la realidad, y no siempre elegimos seguir los dictados de la razón. Sin embargo, sostiene que debemos reconocer que sólo a través de la razón y la racionalidad podemos vivir: “No es, por supuesto, que von Mises crea que los hombres siempre escucharán la razón o seguirán sus dictados; es sencillamente que, en la medida en que los hombres actúan, son capaces de seguir la razón, y que seguir ese camino es literalmente la última y mejor esperanza para la humanidad”. El punto de Rothbard es que sólo a través de la razón podemos forjar un camino en la vida:

    El hombre nace sin un conocimiento innato de qué fines elegir, o cómo utilizar los medios para alcanzarlos. Al no tener un conocimiento innato sobre cómo sobrevivir y prosperar, debe aprender qué fines y medios adoptar, y está expuesto a cometer errores en el camino. Pero sólo su mente razonadora puede mostrarle sus objetivos y cómo alcanzarlos.

    En última instancia, la razón por la que Zhuang Zhou debe aceptar la evidencia de sus propios ojos, y considerar absolutamente cierto que es un hombre y no una mariposa, es que para una persona cuerda no es posible evadir persistentemente la realidad. Como observa Rothbard en “Praxeología: La Metodología de la Economía Austriaca”:

    Por supuesto, una persona puede decir que niega la existencia de principios evidentes u otras verdades establecidas del mundo real, pero esta mera afirmación no tiene validez epistemológica. Como señaló Toohey: “Un hombre puede decir lo que quiera, pero no puede pensar ni hacer lo que quiera. Puede decir que vio un cuadrado redondo, pero no puede creer que vio un cuadrado redondo. Puede decir, si quiere, que vio un caballo montado sobre su propio lomo, pero sabremos qué pensar de él si dice tal cosa.

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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