La vuelta de los pasaportes inculatorios

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    Una de las principales medidas autoritarias adoptadas a principios de esta década en nombre de la lucha contra el coronavirus, fueron los “pasaportes de vacunas”. Estas certificaciones –impresas o en formato electrónico– de que una persona había recibido el número mínimo especificado por el gobierno de inoculaciones de “vacuna” experimental contra el coronavirus, fueron exigidas por gobiernos selectos de todo el mundo para que las personas las llevaran y presentaran en los puntos de control para poder realizar sus actividades.

    En Estados Unidos, el gobierno de New York intervino desde el principio al exigir pasaportes inoculatorios. Otros gobiernos de todo el mundo también implementaron pasaportes de inoculatorios, incluso en algunas partes de Europa.

    Hoy en día, la mayoría de los europeos han superado el pánico por el coronavirus. Están disfrutando del ejercicio de la libertad, sin restricciones por las medidas enérgicas contra el coronavirus.

    Sin embargo, algunos políticos, burócratas y sus socios del “sector privado” europeos están ansiosos por volver a los días de represión. Las medidas enérgicas contra el coronavirus fueron, en muchos sentidos, un punto culminante de poder para el gobierno, y de ganancias para las empresas vinculadas. Los entrometidos y especuladores compulsivos quieren recuperar eso y hacerlo de forma permanente.

    Por lo tanto, no debería sorprender que un grupo de cinco países europeos –Bélgica, Alemania, Grecia, Letonia y Portugal– estén trabajando con la Unión Europea en una prueba piloto de una nueva “Tarjeta Europea de Vacunación”. Pretenden implementar esta década la tarjeta –la que será probada en formato físico y electrónico–, y que contendrá los registros de inoculación de las personas para una variedad de inoculaciones. Michael Nevradakis proporciona los detalles en un muy reciente artículo en Children’s Health Defense.

    Muy curiosamente, Nevradakis señala en su artículo que el desarrollo por parte de la Unión Europea de la “Tarjeta Europea de Vacunación”, se remonta a 2018. Al igual que los ataques del 11 de Septiembre de 2001 en Estados Unidos permitieron al gobierno de los Estados Unidos implementar, como Ley PATRIOTA de EE.UU., una lista de deseos de legislación autoritaria que había estado en un cajón, la creación de una crisis por el coronavirus permitió una prueba temprana de los pasaportes inoculatorios. Ahora, el proceso continúa hacia la imposición de pasaportes inoculatorios de forma permanente.

    La perspectiva de los pasaportes inoculatorios es aterradora, si los pasaportes inoculatorios sirven para restringir las actividades de las personas sólo porque no han recibido las inoculaciones convertidas en obligatorias. Esa es una violación extrema del libre albedrío. También es –tal como quedó demostrado con las inoculaciones contra el coronavirus, las que resultaron ser peligrosas e ineficaces, en lugar de lo sostenido por el incesante bombardeo progagandístico “segura y eficaz”– una importante amenaza para la salud.

    Pero como escribí en un artículo de Agosto de 2021, puede esperarse que los pasaportes inoculatorios sean transformados en “pasaportes-para-todo”. Una vez que los pasaportes inoculatorios sean establecidos para un propósito limitado, la tentación será comenzar a usarlos para restringir las actividades de las personas basándose en otros innumerables criterios-excusa.

    Los estadounidenses deberían prestar atención a lo que está sucediendo en Europa respecto de los pasaportes inoculatorios. Ciertamente hay políticos, burócratas y empresas relacionadas en Estados Unidos que también están ansiosos por implementar un plan de este tipo. Buscarán dirección en los esfuerzos europeos.

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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