Pensamientos y reflexiones de un libertario reaccionario veterano

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    [Discurso pronunciado en la Conferencia de Investigación Económica Austriaca en el Mises Institute en Auburn, Alabama, el 21 de Marzo de 2025.]

    Agradezco a Lew Rockwell, Tom DiLorenzo y Joe Salerno por la invitación; y para aclarar la parte “veterano” del título de mi charla, debo señalar que la primera vez que estuve en Auburn fue, creo, en el otoño o la primavera de 1986, así que para mí Auburn es mi “dulce hogar en Alabama”. Cuando llegué aquí, las únicas personas que estaban antes, y que todavía siguen aquí, eran Lew Rockwell, por supuesto, Marty, Pat Barnett, Judy Thommesen y Mark Thornton, de quienes podría decir que se sienten incluso más a gusto en la dulce Alabama que yo, y creo que John Denson (no sé si está por aquí, pero él también estaba aquí en ese momento).

    Mi esposa me dijo: “Cuando des un discurso, no hagas lo que has hecho durante los últimos años, que es crear un documento largo y cuidadosamente escrito, y luego leerlo, sino que da una charla conversacional, una charla como la que hacías cuando aún enseñabas”. Así que si soy un poco desorganizado, tengo repeticiones y demás, por favor perdónenme: todo ésto es debido a la orden de mi esposa, y como ustedes saben, no podemos contradecir a nuestras esposas, porque ellas son las jefas en casa.

    Abordaré tres temas interrelacionados. El primero se refiere a un tema que elegí abordar en la conferencia de Mayo sobre la historia de la guerra revisionista. Tom me invitó a dar una charla allí. No podré venir en Mayo ‒no había espacio en mi agenda‒, pero ya tengo decidido un tema y diré algunas palabras sobre el asunto que voy a abordar, y que espero que también sea incluido en el volumen que será producido de esta conferencia a la que desgraciadamente no podré asistir. Pensé que sería bueno decir algunas palabras sobre ésto, en primer lugar, para abrirles el apetito para una conferencia como ésta y, en segundo lugar, porque quería obligarme a finalmente poner en papel mis pensamientos, por el momento todavía bastante vagos, que tengo sobre este discurso o artículo que estoy planeando. Me propongo contrastar, a modo de tipo ideal, las guerras monárquicas por un lado, y las guerras democráticas por el otro.

    Guerras monárquicas vs guerras democráticas

    Las guerras monárquicas son guerras libradas principalmente por disputas territoriales, las que surgían de disputas de herencia. Eran iniciadas y terminadas fácilmente, porque los monarcas libraban sus guerras con sus propios recursos (por ejemplo, rara vez podían usar el servicio militar obligatorio), y normalmente tenían que terminar la guerra muy rápidamente, porque se quedaban sin dinero (en esa época, el dinero era todavía dinero real). Las guerras democráticas, por otro lado, son guerras que tienen algún tipo de componente ideológico. Toda la gente está involucrada en la guerra, y hay que darle razones por las cuales debería luchar en la guerra –un bando es malo, el otro es bueno–, y no se puede acabar con ellos simplemente ocupando ciertos territorios, porque los malos tienen que ser castigados por los buenos.

    Por tanto, mi principal preocupación será mostrar la diferencia entre la paz monárquica y la paz democrática. No me interesa tanto quién es el culpable y por qué exactamente empezó la guerra, sino contrastar la pacificación monárquica con la paz democrática. Para dar algunos ejemplos, veamos el final de las Guerras Napoleónicas, que finalizaron en 1815, y hubo un Congreso de Viena. Fue una guerra democrática en lo que respecta a Francia y Napoleón. Hubo una guerra ideológica. Querían liberar a Europa y hacer la guerra con estas consignas: libertad, fraternidad y todo eso, ya saben todo eso. Perdieron esta guerra contra los monarcas oponentes de Prusia, Austria, Rusia e Inglaterra. La paz fue la última paz monárquica, y la guerra terminó de tal manera que Napoleón fue enviado al exilio, Francia fue restaurada a las fronteras que existían antes de la Revolución Francesa de 1789, tuvieron que pagar algunas reparaciones desde Francia a la coalición monárquica ganadora, pero eso fue básicamente todo. Y la paz duró casi 100 años. Ésta fue una paz celebrada por caballeros. Las guerras monárquicas eran, en general, guerras razonables y no vengativas.

    Las guerras democráticas, por el contrario, siempre terminan en venganza. Eran paces vengativas. Un ejemplo fue la Guerra Civil del Sur. Terminó con el Norte derrotando al Sur secesionista, pero no terminó con Grant y Lee aceptando deponer las armas y dejarlo así, sino que hubo venganza. El Sur fue destruido. Durante más de una década, una especie de gobierno mafioso se instaló en el Sur, y hasta el día de hoy el Sur es considerado un pueblo inferior, un pueblo que tiene que disculparse hasta el final de sus días por haber tenido la audacia de intentar separarse de la Unión. Pero ese ejemplo no es el más interesante para mí. El caso más interesante es –y quiero dedicar la mayor parte de mi tiempo a este asunto– la llamada Guerra de los Treinta Años. Muchos historiadores se refieren a esta guerra de 30 años como la Primera Guerra Mundial y la Segunda Guerra Mundial.

    La Primera Guerra Mundial comenzó como una especie de guerra monárquica. Todos los diferentes monarcas tenían algunas ambiciones imperiales, y la guerra terminó siendo una guerra cada vez más democrática. Especialmente después de que los estadounidenses entraron en la guerra, estalló la Revolución rusa, fue ejecutado el zar ruso, y así sucesivamente. Una paz muy vengativa puso fin a la Primera Guerra Mundial. Los países perdedores tuvieron que deshacerse de sus monarquías, las clases aristocráticas gobernantes en estos países fueron despojadas de todos sus poderes, Alemania tuvo que rendirse incondicionalmente y aceptar toda la culpa por todo lo que había sucedido –aunque este tipo de cosas son muy complicadas, mucha gente tuvo la culpa, pero toda la responsabilidad recayó sobre el lado alemán. Perdieron una enorme cantidad de territorio, y se vieron obligados a pagar enormes cantidades en reparaciones.

    El resultado de esta paz vengativa fue, por supuesto, que la abolición de las monarquías en Alemania –y también en el Imperio Otomano y Austria– condujo a un aumento masivo de los movimientos nacionalistas. Fueron trazadas nuevas fronteras en Europa, y surgieron países que antes no existían. Todavía tenemos muchos problemas en Oriente Medio y también en Europa, los que resultan precisamente del hecho de que todas las fronteras de Europa han sido redefinidas. Y era casi previsible que esta paz vengativa tuviera que conducir –y así fue, por supuesto– a la siguiente guerra muy rápidamente. Así es que en la siguiente guerra, Alemania perdió otra vez, o los aliados alemanes perdieron la segunda guerra mundial, y esta vez la paz que se les impuso fue aún más vengativa. Sencillamente le fueron arrebatados a Alemania enormes territorios. Había alrededor de más de 10 millones de refugiados. Alemania tuvo que pagar una indemnización enorme. Los estadounidenses, por ejemplo, robaron todas las patentes que poseían las industrias alemanas. Y lo más interesante fue que esta vez utilizó ingeniería social para reeducar a la población alemana. Algunos autores alemanes dijeron que los estadounidenses introdujeron el lavado de caracteres.

    La Escuela de Frankfurt

    Los alemanes tuvieron que volver a aprender la historia tal como les enseñaron los vencedores estadounidenses. Y aquí quisiera añadir algo que es bastante interesante: ¿qué papel jugó la llamada Escuela de Frankfurt en este programa de reeducación iniciado en Alemania con gran éxito hasta el día de hoy? Permítanme contarles un poco sobre la Escuela de Frankfurt. Fue fundada y financiada por dos personas: un judío alemán, Herman Weil, que emigró a Argentina y se convirtió en el comerciante de granos más rico del mundo; y su hijo Félix Weil, que nació en Argentina y estudió en Alemania, y se hizo muy rico, no sólo porque su padre era el mayor comerciante de granos del mundo, sino también porque siendo adolescente heredó de su madre judía una fortuna por alrededor de U$S 400 millones en términos actuales. Durante sus estudios conoció a todo tipo de intelectuales de izquierda en Alemania, que crecieron después de la Primera Guerra Mundial.

    Uno de los efectos de la Primera Guerra Mundial en Alemania fue que después de que fueron abolidas la aristocracia y la monarquía, surgieron partidos socialistas de todo tipo de orientación –hardcore, no tan hardcore, softcore–, todo tipo de partidos socialistas y nacionalistas hardcore. Este hijo de Felix Weil se hizo amigo de los principales intelectuales de izquierda de Alemania y creó un instituto, el Instituto de Investigaciones Sociales, vinculado con la Universidad de Frankfurt. Todas las figuras principales de este instituto eran judíos, al igual que Felix Weil y su padre. Él construyó un edificio para ellos, pagó muy bien a la gente que trabajaba en ese instituto –como mencioné, esa gente era extremadamente rica–, y establecieron una red de innumerables amigos socialistas por toda Europa. No eran bolcheviques. De hecho, no les gustó lo que vieron que sucedía en la Unión Soviética. Y aunque todos eran judíos –prácticamente todos eran judíos–, no sentían especial simpatía por los Ostjuden, es decir, los judíos de Europa del Este.

    Eran considerados judíos marginales, mientras que las personas influyentes en este Instituto de Investigaciones Sociales provenían de familias muy ricas. Horkheimer, Herbert Marcuse, Erich Fromm … a algunos de ellos los conocen. Todos ellos tenían como padres a empresarios muy ricos. Podemos establecer un paralelo con la relación entre Marx y Engels. Marx también provenía de una familia muy acomodada. Pero su partidario, su financista, Engels, era hijo de un industrial muy rico. Así que aquí tenemos algo muy similar. Félix Weil también hizo una carrera académica, también hizo un doctorado, pero fue él quien apoyó a los académicos más exitosos –más exitosos que él–, porque también tenía que ocuparse de los negocios de su padre en Argentina. Tuvo que viajar ida y vuelta a Argentina y no pudo dedicarse a tiempo completo de las operaciones de este instituto.  Todos ellos eran considerados marxistas, pero de diferentes variedades del marxismo. Me recordó un poco a lo que Murray Rothbard siempre decía que sucedía cuando su familia se reunía. La única pregunta seria que surgía era: “¿Debería hacerme miembro del Partido Comunista, o debería quedarme fuera y ser partidario del Partido Comunista?”

    Así que ésta fue la variante de los dirigentes de la Escuela de Frankfurt desde el principio. El primer director, que sólo dirigió durante un breve periodo y no tuvo tanta influencia, fue Carl Grünberg. Carl Grünberg fue, de hecho, el asesor de doctorado de Ludwig von Mises cuando éste todavía no era economista, sino institucionalista. Era marxista, pero no estaba interesado en la alta teoría, sino más bien en la historia del movimiento obrero. El siguiente director, que luego llegó a ser muy influyente y era un teórico, fue Max Horkheimer. De nuevo, como dije, Max Horkheimer venía de una familia muy rica, pero aún así, sus padres le apretaron las riendas porque pensaban que se había casado con la chica equivocada, etc., y por eso dependía, en lo que a finanzas se refería, de este instituto de estudios sociales.

    Eran muy inteligentes en lo que se refiere a sus finanzas. Incluso antes de que los nazis llegaran al poder, ya habían logrado transferir sus fondos a otros lugares. El edificio que les fue cedido fue rápidamente ocupado por organizaciones nazis, pero sus fondos ya habían sido transferidos a cuentas en el extranjero. Primero, establecieron algunas residencias en Ginebra, tenían residencias en París y tenían residencias en Amsterdam. Después de que quedó claro que los nazis también tomarían el control de los Países Bajos y Francia, Ginebra también se estaba convirtiendo en un lugar cada vez más inseguro (estaban en Ginebra al mismo tiempo que von Mises estaba en Ginebra en 1934). Incluso recibieron apoyo parcial de las mismas organizaciones en Ginebra que también habían financiado la estancia de von Mises en Ginebra. Y luego finalmente se mudaron a Estados Unidos, establecieron contactos con la Universidad de Columbia, luego establecieron contactos con la Nueva Escuela de Investigación Social. Vivieron una vida muy lujosa con el dinero que les dio Felix Weil –nadie sabe exactamente cuánto fue el financiamiento, pero se sabe que en los años ‘30, cuando ya se habían ido a Estados Unidos, él complementó el financiamiento con U$S 40 millones de la época, para asegurar que estos chicos vivieran una vida lujosa.

    ¿Pero cuál era su idea? Los proletarios obviamente no eran el tipo de personas que provocarían la Revolución Socialista. Había algo mal en la mentalidad de esta gente. Por eso también estaban muy interesados ​​en el psicoanálisis. El hombre que se encargaba del psicoanálisis era Erich Fromm. Después del final de la guerra, algunos de ellos regresaron a Alemania, apoyados por los estadounidenses: Herbert Marcuse, por ejemplo, trabajaba para el Servicio Secreto estadounidense. Algunos de ellos regresaron a Alemania. Algunos de ellos se quedaron en Estados Unidos. Marcuse y Erich Fromm permanecieron en Estados Unidos. Theodor Adorno y Max Horkheimer, y muchas otras personas, regresaron a Alemania. Luego los estadounidenses –o las fuerzas de ocupación en Alemania– los colocaron en cátedras por toda Alemania. Todo ésto fue planeado por los estadounidenses. No fue una venganza espontánea, sino una venganza socialmente diseñada. La ciencia política, por ejemplo, no existía antes como disciplina establecida en Alemania. La ciencia política fue una materia introducida en Alemania para enseñar a los alemanes a ser buenos demócratas, en el sentido en que los estadounidenses consideran a los buenos demócratas. Y tanto el ala americana, Marcuse, Fromm y varias otras personas que se quedaron en Estados Unidos, como el pueblo alemán, son en cierto modo responsables de reeducar a la población.

    Pensaban que el problema de los alemanes era que tenían una personalidad autoritaria. Los estudios más famosos que produjeron (también financiados por organizaciones judías en Estados Unidos) fueron para descubrir qué tipo de personas tienden a convertirse en fascistas, qué tipo de personas tienden a convertirse en personalidades autoritarias. Y descubrieron que la razón residía en la estructura autoritaria de las familias alemanas. Hay un padre que es un padre poderoso, y la madre hace cosas maternales, y los hijos tienen que escuchar lo que sus padres les dicen, y todo ésto tuvo que ser expulsado del público alemán. Curiosamente, estas mismas personas, Adorno y Horkheimer, eran personalmente conservadores. Los conocí. Estudié en Frankfurt. Soy, en cierto modo, una consecuencia de esta escuela. Pero si nos fijamos en cuál fue el resultado de eso, todas las cosas políticamente correctas que ya estaban implícitas en lo que esta gente enseñaba … había liberación sexual, destrucción de familias, diferente formación antiautoritaria de los niños, etc.; todo eso surgió de eso. Pienso que estas personas debieron sentirse decepcionadas al final. Ésto no es exactamente lo que querían porque, como dije, personalmente eran personas conservadoras. Pero el resultado de su programa fue precisamente lo que tenemos ahora en Estados Unidos: la ideología woke y todo ésto es, en última instancia, el resultado de las enseñanzas de la Escuela de Frankfurt.

    Así que éste fue el primer asunto que quería abordar. Debo mencionar, como una nota al margen un poco interesante, que Adorno emigró primero a Inglaterra, y necesitaba una recomendación para ir a Inglaterra como inmigrante. La persona que escribió la recomendación de que fuera a Inglaterra fue John Maynard Keynes. John Maynard Keynes no conocía personalmente a Adorno, pero su familia era prominente. Se pusieron en contacto con conocidos de algunos círculos de élite británicos y se acercaron a John Maynard Keynes, y John Maynard Keynes luego escribió a la burocracia de inmigración: “Este Adorno es un tipo muy interesante, es un gran músico y está interesado en la estética, así que déjenlo venir a Inglaterra”. Luego se fue a Estados Unidos. Vivían en Estados Unidos, en Pacific Palisades; Max Horkheimer era, por ejemplo, vecino de Thomas Mann. Tenían casas cerca una de la otra, y cuando uno de ellos se iba de vacaciones, el otro regaba sus flores y cosas así. Además, Bertolt Brecht estuvo involucrado en estos círculos de figuras alemanas muy poderosas, que luego llegaron a ser enormemente influyentes en los Estados Unidos. Además, como recordarán, Herbert Marcuse también fue responsable de gran parte de la rebelión estudiantil en los Estados Unidos. Así que fue la Escuela de Frankfurt la que de alguna manera educó a los estadounidenses. Y educaron a los alemanes. Así que ahora déjenme terminar con este asunto y pasar al siguiente, la estadía en Argentina. Los Weils, Félix, eran argentinos, y el siguiente asunto ahora es una superestrella de Argentina, el señor Milei.

    Milei, el desastre libertario

    El señor Milei, por supuesto, no es marxista. Él afirma ser anarcocapitalista, y ha dicho públicamente que se inspiró en gran medida en Murray Rothbard y en mí. También escribió que fuimos nosotros quienes lo inspiramos. Fue inmediatamente aclamado en Europa como una nueva superestrella, como un nuevo Jesús. Por supuesto no es Jesús, dado que también es una creación de los oligarcas judíos en Argentina, y ha jugado con la idea de convertirse al judaísmo. Cuando recibió todo tipo de premios, incluso antes de hacer nada, me recordó el premio que le dieron a Obama, cuando ganó el Premio Nobel de la Paz antes de que realmente comenzara a matar gente. Y Milei recibió todo tipo de premios antes de poder demostrar alguna de sus habilidades.

    Después de estar Milei en el poder durante unos nueve meses, hice un breve discurso en mi conferencia anual criticándolo. Dado que me citó como una de sus inspiraciones, sentí que tenía todo el derecho a criticarlo también. Yo, por supuesto, no negué que tuviera que hacer concesiones. Algunos me acusaron después: “¿No te das cuenta de que no puede hacer todo lo que quiere de inmediato? Al fin y al cabo, hay un parlamento y todo lo demás, como en cualquier otro país”. Por supuesto que estaba consciente de eso. También era consciente de que en una situación así es necesario hacer concesiones. Pero, por otro lado, las concesiones que hagas no deben ser concesiones que sean contrarias al objetivo que tienes, y a lo que dices que son tus objetivos. Mi crítica fue precisamente sobre ese tipo de cosas, donde pensé: “Mira, ésto no es el libertarismo, sino el anarcocapitalismo”. Tampoco, por supuesto, negué que algunas de las cosas que hizo fueran mejoras; pero por otro lado, Argentina estaba en una situación tan desastrosa que era difícil no hacer ninguna mejora.

    Permítame repetir aquí algunas de las críticas que efectué. Dijo que el banco central tiene que ser abolido, y que no hay debate sobre eso. ¡Hay que abolirlo! Así que señalé que él no abolió el banco central. No sólo eso, todas las personas que empleó en la cima de la administración eran ex banqueros centrales. Ésto no nos da muchas esperanzas: si alguien quiere abolir el banco central, todas las personas que éste pone a cargo de los asuntos monetarios son ex banqueros centrales. Luego me atacó cuando descubrió que lo había criticado por no abolir el banco central, diciendo que ¡no es posible hacer eso! ¡Es imposible hacer ésto! ¡Ésto causaría una inflación aún mayor que la que existía antes! Ésto indicaba, en mi opinión, que no entendía nada de economía. Si usted cierra el banco central, y si le permite cubrir todos los depósitos a la vista que no estén cubiertos por efectivo en los bancos, eso no conduciría a ningún aumento en la oferta monetaria, y en realidad tendría una situación en la que el peso aumentaría su valor. Ya no se imprimen más pesos, todos los bancos están solventes, por así decirlo, porque se ha impreso suficiente dinero para cubrir todos los medios fiduciarios, por lo que en poco tiempo reduciría la tasa de inflación básicamente a cero. Si nos fijamos en la tasa de inflación, que solía ser de 200% anual o algo así, ahora es de alrededor de 100%. ¿Qué gran logro sería reducir la tasa de inflación a 100% en más de un año?

    Pensé que este tipo de cosas debían ser criticadas. Debo mencionar que Kristoffer Hansen ha escrito dos excelentes artículos sobre lo que sucedería si el banco central estuviera cerrado. Explicó que el peso subiría inmediatamente. ¡Y Milei dijo que si cerraba el Banco Central habría hiperinflación! ¿Cómo puede haber hiperinflación si no imprime pesos adicionales? Me sorprendió que alguien pudiera afirmar simplemente que ésta sería la consecuencia. Ésto, estando el Banco Central cerrado, no era negociable. Él no lo hizo. Todos los antiguos banqueros responsables de ésto siguen a cargo. La oferta monetaria aumentó y se duplicó durante su mandato. Aumento de más de 100% de la oferta monetaria. Todos estos fanáticos no entienden nada de economía, y piensan que no tiene ninguna importancia. Asumió más deuda que cualquiera de sus predecesores en un año.

    Éstas son las dos estadísticas más interesantes desde el punto de vista austriaco: qué hace con la oferta monetaria y qué hace con la deuda. La deuda aumentó. La oferta monetaria ha aumentado. Podría haber dicho: “Ok, tenemos mucha deuda externa”. Y tal vez hubiera podido persuadir a la gente: “Miren, no puedo repudiar la deuda”. Eso es lo que habría hecho un rothbardiano. La deuda fue asumida por su predecesor y podría haber dicho: “Se acabó. No pagamos la deuda”. Pero no fue eso lo que intentó explicar: “Sí, quizá entonces se volverán locos y los americanos enviarán su ejército a Argentina, y por eso tendré que pagar”. No. Lo que dijo es que pagar esa deuda es lo que debes hacer si eres un empresario honesto, que tiene que cumplir tus contratos. Pero la deuda pública no es una deuda privada normal que debe ser pagada. Los futuros pagadores de impuestos argentinos tendrán que pagar esta deuda externa. Ahora está en negociaciones con el Fondo Monetario Internacional para sustituir la deuda antigua por deuda nueva.

    Entonces dijo: “No habrá subida de impuestos. Prefiero cortarme el brazo antes que subir los impuestos”. Subió varios impuestos y todavía anda con dos brazos. Luego envió el oro que tiene Argentina a Inglaterra, o a algunos lugares fuera de Argentina. Todos saben lo que pasó, por ejemplo, con los activos rusos: fueron congelados y los rusos ya no pudieron acceder a sus activos en países extranjeros. Considerando este tipo de peligros (que países extranjeros podrían simplemente confiscar su deuda si usted tenía su oro almacenado en otro lugar), aún así envió el oro al exterior.

    Mi reacción a todo ésto provocó que muchas personas me criticaran por ser tan audaz al criticar a este gran hombre. Porque para los libertarios alemanes él simplemente estaba caminando sobre el agua. Ninguno de ellos era realmente anarcocapitalista. Casi ninguno de ellos era economista profesional que pudiera juzgar este tema. Prometió: “Voy a recortar el estado, voy a recortar el estado”, y eso fue suficiente para excusar todo lo que hizo. Lo peor, sin embargo, fue que ninguno de sus partidarios (de hecho, tiene fans), ninguno de sus fans comentó jamás lo que hizo respecto de la política exterior.

    En lo que se refería a política exterior, era completamente libre de elegir lo que quería hacer. En política interna se podría decir: “Sí, vale, hay un parlamento y hay un partido de oposición, y todo lo demás”. En materia de política exterior, era completamente libre de decir lo que quisiera. ¿Cuál es la postura libertaria sobre política exterior? Nuestra posición es que somos neutrales. Nos mantenemos al margen de los problemas externos de países extranjeros. No estamos involucrados en ninguna disputa con otros países. Somos partidarios de la paz. No queremos la guerra. Somos no intervencionistas. ¿Pero qué hizo Milei? Primero, dijo que le encantaría unirse a la OTAN, aunque Argentina no está exactamente en el Atlántico Norte. Luego aumentó el presupuesto militar y también afirmó que el ejército también podría ser utilizado para fines internos, por ejemplo para reducir el narcotráfico, y ese tipo de cosas. Compró muchas armas de otros países. Y luego declaró quiénes son sus queridos amigos. Trump es obviamente el más grande. No digo que Trump sea la peor persona del mundo. Ciertamente prefiero a Trump sobre Kamala. Pero Trump no es un libertario. Trump es un proteccionista. Y Trump es un belicista. Ya ha enviado enormes sumas de dinero a Israel para hacer la guerra. Ahora está bombardeando a los Houthi. Estuvo involucrado en el bombardeo de sirios. Y por supuesto, sigue involucrado en la guerra de Ucrania, y sigue enviando armas, etc., a Ucrania, hasta el día de hoy ‒volveré sobre este punto en un momento.

    El otro gran amigo que tenía era Zelensky. Zelensky es el presidente del Tribunal Supremo de Ucrania. Ucrania es considerado el país más corrupto de toda Europa, si no del mundo. Zelensky, también judío, es promovido por oligarcas judíos en Ucrania. Se abrazaron y Milei dijo que era un gran defensor de la libertad. Es un vendedor ambulante que viaja por el mundo intentando recaudar dinero de todos los países, en un intento por arruinar a su propio país. Captura a gente en la calle y la envía al frente, a la picadora de carne, para morir en la guerra contra los rusos.

    Y por supuesto, su mejor amigo es Netanyahu. ¿Qué podemos decir de Netanyahu? Quiero decir, Netanyahu es, por supuesto, un asesino en masa. Está involucrado en genocidio. No puedo entender cómo cualquier libertario defendería a un hombre como Netanyahu. Pero él estaba celebrando a Netanyahu. Cuando digo este tipo de cosas en Alemania, por ejemplo, nunca podría mencionar algo así porque Israel –en la mente de los alemanes y de la mayoría de los europeos– puede hacer lo que quiera. ¿Y cuál es la excusa? Es: “oh, hace 80 años hubo un gran Holocausto”. No sé por qué el Holocausto de hace 80 años podría ser una excusa para que personas completamente diferentes le hagan algo a personas que no tuvieron nada que ver con el Holocausto. Pero éste es el mejor amigo de Milei.

    Pensé que si ésto es lo que hace, arruina la reputación de los libertarios en todo el mundo. Todos nos encontraremos en situaciones como ésta: “Oh, eres amigo de Milei, así que debes ser amigo de Zelensky, así que debes ser amigo de Netanyahu, así que debes ser amigo de Trump”. Así que, de repente, el libertarismo pasó a significar ser fan de Netanyahu, fan del payaso Zelensky, y fan de Trump. Eso no es lo que significa el libertarismo. Nos oponemos a todos ellos. Dado que nuestra reputación como libertarios quedará arruinada por esta gente, creo que el tercer pequeño punto que quiero abordar es importante. Debemos recordar algunas ideas centrales del austrolibertarismo.

    Descentralización, guerra y la paradoja del imperialismo

    La primera –y no son leyes, sino tendencias– es que los estados son resultado de las guerras. Todos los estados modernos que conocemos, son resultado de guerras. El hecho de que exista una Alemania unida es el resultado de las guerras que ocurrieron en el siglo XIX. Alemania estaba formada, en el siglo XIX, por unos 39 o 38 principados diferentes. Sólo como resultado de la guerra tuvimos una Alemania unificada. Algunos grandes alemanes se opusieron a ésto. Goethe, por ejemplo, el poeta alemán más famoso, se opuso firmemente a ésto. Es una idea estúpida tener una Alemania unida, porque en la Alemania descentralizada teníamos a cada pequeño principado compitiendo contra los otros para tener el mejor teatro, la mejor biblioteca, los mejores artistas, los mejores científicos, etc. Tan pronto como Alemania fue unificada, la cultura decayó en Alemania. Lo mismo se aplica a Italia. Italia sólo se unió –también a través de la guerra– en la década de 1860. Y ésto se aplica incluso a países pequeños como Suiza. Suiza también exigió una guerra muy similar a la Guerra de Independencia del Sur en Estados Unidos. Se trató de la llamada Sonderbundskrieg, una lucha entre los cantones protestantes proliberales, contra los llamados cantones católicos reaccionarios. Suiza es presentada siempre como un ejemplo armonioso y maravilloso de relaciones pacíficas. También fue necesaria una guerra en Suiza para crear el estado central suizo, a pesar de su pequeño tamaño.

    Y luego existe una tendencia –de nuevo, no una ley– de que todos los estados intentan centralizarse. Centralizar significa obtener más botín. Los austrolibertarios están a favor de la descentralización. Siempre he promovido la idea de una Europa de mil Liechtenstein. Liechtenstein tiene sólo unos 36.000 habitantes. Es con diferencia el estado más rico de Europa. Y un estado centralizado, como podemos ver, por ejemplo, en la Unión Europea, es económicamente muy inferior a Estados más pequeños como Suiza y Liechtenstein. Se elimina la competencia. Ya no se puede votar con los pies contra el poder del gobierno. Lo peor que podemos imaginar sería un estado mundial con un Banco Central mundial. Dondequiera que vayas, se aplican las mismas reglas y estructuras. Ya no se puede votar con los pies porque las reglas son exactamente las mismas en todas partes.

    Y luego hay otra idea que es importante: a ésto lo llamé la paradoja del imperialismo. Curiosamente, son los estados internamente más liberales los que tienen mayor tendencia a convertirse en fuerzas imperialistas, porque toda guerra requiere recursos, por lo que su población interna debe ser productiva, por lo que la población productiva en el país ‒de la que el gobierno puede extraer recursos de manera parasitaria‒ le permite tener más éxito en las guerras. Y si analizamos la situación actual en este aspecto, debemos decir que después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en el país más imperialista del mundo. Toda Europa occidental se convirtió inmediatamente en vasallo de los Estados Unidos. Eran miembros de la OTAN. En todos estos países hay tropas estadounidenses estacionadas, y si imaginamos que en Estados Unidos hubiera tropas chinas, alemanas o francesas estacionadas, ¿qué dirían los estadounidenses sobre esta situación? Pero en todos los países europeos ocurre exactamente lo mismo. Hay tropas estadounidenses en Alemania, hay tropas estadounidenses en Italia, hay tropas estadounidenses en España, hay tropas estadounidenses en Turquía. Prácticamente no existe ningún país donde no haya tropas estadounidenses estacionadas. De hecho, hay 800 instalaciones militares en todo el mundo fuera de Estados Unidos. Los estadounidenses han ampliado continuamente la OTAN. Inicialmente, después de la disolución de la Unión Soviética, la idea era que la OTAN ya no tenía ningún propósito. La OTAN fue supuestamente la institución creada para defendernos de la toma bolchevique de poder. Cuando ésto ya no fue una posibilidad y la Unión Soviética se desintegró, los rusos retiraron sus tropas, por ejemplo, de Alemania del Este. Alemania Oriental fue ocupada por los rusos de la misma manera que Alemania Occidental fue ocupada por los Estados Unidos. Los rusos se retiraron. Los americanos no se retiraron. No, ampliaron su territorio paso a paso, cada vez más cerca de Rusia. Y por supuesto los rusos consideraron ésto como una amenaza.

    ¿Qué harían los estadounidenses si los chinos tuvieran tropas estacionadas en México o Canadá? Puedo decir que sólo pasarían unas pocas semanas antes de que iniciaran una guerra contra ellos. Por eso los rusos advirtieron: “No se acerquen demasiado a nosotros”. Y estaban especialmente preocupados por Ucrania. Los estadounidenses primero organizaron un golpe de estado en Ucrania e ignoraron, por ejemplo, el hecho de que había provincias orientales de Ucrania que eran predominantemente rusoparlantes, y que querían tener algún status autónomo; tal como el Tirol del Sur, por ejemplo, tiene status autónomo dentro de Italia. En el Tirol del Sur se habla alemán, y los italianos les concedieron algún tipo de autonomía, algún tipo de autogobierno. Ésto es lo que querían las provincias orientales de Ucrania. Pero Ésto no fue permitido por los americanos y los británicos. Apoyaron a los ucranianos en su lucha contra sus propias provincias orientales. Los bombardearon desde 2014, hasta que finalmente los rusos dijeron: “¡Basta!” Y empiezan a atacar a Ucrania. Fue una guerra provocada la que comenzó, y los estadounidenses impidieron cualquier tipo de tratado de paz –que ya estaba en marcha–, y consideran que la paz es incluso peor que la continuación de la guerra, hasta que no queden ucranianos con vida. Todos los ucranianos ricos abandonaron el país y se fueron a Alemania, Austria y Suiza; todo, por supuesto, a expensas de los pagadores de impuestos alemanes. Además, los estadounidenses también son responsables de guerras en todas partes. Se estima que alrededor de 20 millones de personas murieron como resultado de las aventuras estadounidenses fuera de Estados Unidos. ¡20 millones de personas! Vietnam, Irak, Sudán, Libia … Inserte el nombre de otro país aquí.

    ¿Qué consecuencias tiene ésto para los europeos? Los flujos migratorios masivos que tenemos hacia los países europeos son el resultado de estas guerras americanas. Tenemos cientos de miles de personas que han abandonado estos países y han acabado en países europeos, todos ellos recibiendo asistencia social. Los alemanes, los suecos, los daneses, tienen que pagar la factura de los daños causados ​​por los Estados Unidos. Ellos también son responsables de esta radicalización del Islam, porque esta gente surgió de todas estas guerras que emprendió Estados Unidos en todo el mundo. Y, como dije antes, los estadounidenses son también responsables de que el wokeismo se esté volviendo cada vez más popular en Europa. Este wokeismo, como dije, es en gran medida responsabilidad de la Escuela de Frankfurt que opera en los Estados Unidos –y también en Europa, pero mucho más en los Estados Unidos. Fue más popular en Estados Unidos que en Europa; pero Europa, en general, siempre imita lo que sucede en Estados Unidos.

    También debo mencionar una palabra sobre Israel. Israel, por supuesto, gobierna a Estados Unidos. La política exterior de Estados Unidos es en gran medida una política hacia Israel. En los viejos tiempos, cuando Estados Unidos sólo quería hacer del mundo un lugar seguro para la democracia, mi viejo amigo Erik von Kuehnelt-Leddihn decía que era más importante “hacer del mundo un lugar seguro de la democracia”, que “hacer del mundo un lugar seguro para la democracia”; pero la actitud tradicional estadounidense es: “Somos personas excepcionales y, por supuesto, debido a eso debemos invadir el mundo y convertirlo a nuestros valores superiores”. Tan pronto como las personas que se consideran el pueblo elegido se unen con aquellos que ya piensan que son la nación excepcional, entonces realmente un país se convierte en peligroso. Y en mi opinión, Estados Unidos es, hasta el día de hoy, el país más peligroso que existe.

    Y lo digo como alguien que ha hecho carrera en Estados Unidos, como alguien que ama a Estados Unidos, pero Estados Unidos no es el gobierno de Estados Unidos. Mis hijos tienen ciudadanía estadounidense, así que no soy antiamericano. Pero estoy en contra del gobierno americano, en contra de lo que hacen, y los considero un gran peligro para el mundo. Ojalá sean derrotados en Ucrania. No porque sea fan de Putin. Uno nunca debe cometer el error de pensar que porque quiere que alguien sea derrotado, automáticamente es amigo del otro bando. Pero Putin no me gobernará. Seré gobernado por los estadounidenses –o por sus vasallos alemanes que obedecen lo que los estadounidenses les dicen que hagan–, y verlos sufrir la derrota sería bueno para mí. Tener éxito en todo ésto, en estas empresas imperiales, sería el verdadero desastre. Putin no atacará a Europa Occidental. Eso es lo más ridículo que he oído jamás. Sencillamente Rusia no es capaz de hacer ésto. Rusia es, por supuesto, un país poderoso, pero no es económicamente capaz de ocupar toda Europa Occidental. Y a veces es mejor rendirse que ser asesinado por otra persona. No siempre es un buen consejo decir “mejor estar muerto que ser comunista”. Si tienes una familia, si tienes hijos, a veces es mejor estar vivo, incluso si está dominado por comunistas, que ser asesinado sin ningún propósito.

    Con estas conclusiones ‒diría yo‒ un tanto pesimistas, terminaré mi charla un tanto inconexa, y espero que me perdonen por ello. La alternativa hubiera sido leer un documento cuidadosamente elaborado, pero creo que eso los hubiera aburrido, mientras que este formato podría haber sido un poco más entretenido. Así que, muchas gracias.

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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