Casi todos los líderes occidentales, especialmente un presidente Trump casi furioso, protestan con vehemencia ante la supuesta “amenaza siniestra” de los países BRICS de crear un nuevo mecanismo de liquidación comercial mundial que prescinda del dólar. Trump podría invocar sanciones y confiscaciones de activos similares a las impuestas contra Rusia (la “R” de “BRICS”), además de su arma favorita actual: los aranceles. Al parecer, Trump equipara la posibilidad de que los países BRICS creen un sistema de liquidación competitivo que prescinda del dólar, con una declaración de guerra. Pero no es siniestro, no es una amenaza y, definitivamente, no es una guerra. De hecho, podría conducir a un mundo más estable, próspero y pacífico.
Estados Unidos abandona el patrón oro por ilusiones fiduciarias
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, los Aliados se reunieron en Bretton Woods, New Hampshire, para establecer un nuevo sistema monetario mundial. En aquel entonces, Estados Unidos era el principal acreedor mundial, con predominio de las reservas de oro de los bancos centrales mundiales. Los aliados establecieron un sistema de liquidación semi-oro, en el que los bancos centrales podrían canjear dólares por oro a 35 U$S/onza. Así, en lugar de enviar periódicamente oro físico de un país a otro para liquidar cuentas comerciales internacionales, los países podrían transferir dólares [como sustituto equivalentes del dinero], principalmente mediante transferencias bancarias. Dado que los dólares eran tan valiosos como el oro, ésto era más seguro y eficiente. Pero la debilidad –identificada por Henry Hazlitt al informar sobre la conferencia para The New York Times– residió en la completa dependencia de que Estados Unidos no expandiera su base monetaria más allá del punto en que cada dólar pudiera ser canjeado en oro al precio prometido de 35 U$S/onza. Casi antes de que se secara la tinta, Estados Unidos ya estaba imprimiendo dólares. Aproximadamente dos décadas después, la guerra de “Armas y Mantequilla” de Lyndon Johnson y el gasto social, provocaron una acumulación excesiva de dólares en bancos centrales extranjeros, lo que desencadenó una retirada masiva de las reservas de oro del Tesoro estadounidense. En 1971, Richard Nixon cerró la ventanilla del oro “temporalmente”. Eso detuvo la fuga de oro de Estados Unidos, pero eliminó el último freno real a la expansión de la impresión de dinero fiduciario y la creciente pérdida del poder adquisitivo del dólar.
La hegemonía del dólar fiduciario está llegando a su fin
Según el Banco de la Reserva Federal de San Luis, la base monetaria estadounidense se expandió de U$S 84.000 millones en 1971, a U$S 5,65 billones en 2025. Durante el mismo período, la deuda nacional estadounidense se expandió de U$S 424.000 millones a más de U$S 36 billones. El poder adquisitivo del dólar no es fácilmente medible, pero el precio del oro –dinero real– pasó de 35 U$S/onza en 1971, a U$S 3.371/onza, un aumento de casi cien veces.
Es seguro que la expansión del dólar continuará, posiblemente a un ritmo cada vez mayor, con la consiguiente pérdida de su poder adquisitivo, posiblemente hasta llegar a cero. Si a ésto le sumamos el poder que posee EE.UU. para “disciplinar” a cualquier nación que se irrite ante su hegemonía, excluyéndola del sistema de mensajería SWIFT para la liquidación de cuentas comerciales con dólares, o congelando o incautando directamente los activos en dólares depositados en bancos occidentales, tenemos las bases para una revuelta financiera internacional. Los BRICS claramente desean un mundo multipolar que prescinda del dólar, como afirma claramente este comunicado de prensa. “… iniciativas como el sistema BRICS Pay, mecanismo de pago descentralizado de vanguardia, diseñado para reducir la dependencia de las redes financieras centradas en el dólar …”
El oro en el corazón de un nuevo sistema de liquidación comercial
Según informó el prestigioso analista monetario Alasdair Macleod, quien recientemente se incorporó a Von Greyerz AG como asesor estratégico, China planea establecer bóvedas/bancos de oro fuera de sus fronteras donde los países BRICS puedan depositar oro. El distrito administrativo especial de Hong Kong será la primera sede, pero Arabia Saudita podría ser el centro. Éste es un avance importante, y sólo se puede concluir que su objetivo será respaldar un nuevo sistema de liquidación del comercio internacional en oro, que es dinero real sin riesgo de contraparte. El riesgo de asignación indebida o confiscación total del oro se reduce, ya que habrá múltiples bóvedas/bancos en varios países. En pocas palabras, independientemente del mecanismo contable técnico, cada país sería responsable de enviar suficiente oro a una o más bóvedas/bancos de oro para pagar las liquidaciones netas previstas, de forma similar a como los bancos liquidan las transferencias internamente a través de sus bancos centrales utilizando sus monedas nacionales. Los países con liquidaciones negativas persistentes, es decir, que deben más oro que el que reciben, estarían obligados a enviar más oro a una de las bóvedas/bancos de oro. Ésto cuenta con una disciplina intrínseca que no requiere coerción por parte de nadie. Además, es honesto. Ningún país acreedor debería preocuparse de que sus reservas en una o varias monedas extranjeras sufran pérdida de poder adquisitivo, como ocurre con el dólar.
Regreso al patrón oro
Un sistema de liquidación comercial internacional respaldado por oro atraerá a cada vez más naciones a medida que pierdan el interés por los dólares, cada vez más depreciados. Adherirse también beneficiaría al pueblo estadounidense, ya que el oro proporciona la disciplina monetaria subyacente que pondría fin a los enormes deficits que actualmente se disimulan con dólares fiduciarios. El fin de la inflación monetaria estabilizaría el poder adquisitivo del dólar. El mundo volvería al patrón oro con mayores posibilidades de paz y prosperidad a través del comercio. Para revertir un poco el dictamen de Frédéric Bastiat, serían las mercancías las que cruzarían las fronteras, y no ejércitos ni bombas.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko








