Por qué Joe Biden necesitó indultar a Anthony Fauci

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    En sus últimas horas en el cargo, el equipo del expresidente Biden decidió el Lunes otorgar un indulto general a varios aliados políticos cercanos y familiares −cómplices. En ese grupo se encontraba el ex director del National Institute of Allergy and Infectious Diseases (NIAID), Anthony Fauci.

    Fauci fue indultado “por cualquier delito contra los Estados Unidos que haya cometido o en el que haya participado durante el período comprendido entre el 1 de Enero de 2014 y la fecha del indulto”, relacionado de alguna manera con su tiempo como director del NIAID, en el Grupo de Trabajo sobre el Coronavirus de la Casa Blanca, el equipo de respuesta al covid-19 de la Casa Blanca, o como asesor médico jefe de Biden.

    En la carta que explica los indultos, Biden defendió la decisión, y dijo que “las investigaciones infundadas y con motivaciones políticas causan estragos en las vidas, la seguridad y la protección financiera de las personas afectadas y sus familias”. Incluso cuando esas personas no han hecho nada malo, los redactores-fantasma de Biden razonan que “el mero hecho de ser investigado o procesado puede dañar irreparablemente la reputación y las finanzas”.

    Dejando de lado el hecho de que ésta fue la táctica exacta que utilizó el establishment político para tratar de empañar la reputación de Trump, es revelador que la principal razón pública presentada para los indultos fue evitar investigaciones.

    Por supuesto, hay muchos detalles indecorosos sobre la carrera de Fauci que al establishment político no le gustaría que resurgieran, ni en los tribunales de justicia ni en el tribunal de la opinión pública. Muchos fueron detallados en el libro de Robert Francis Kennedy Jr., The Real Anthony Fauci, como los experimentos secretos y letales con medicamentos en cientos de niños de acogida VIH positivos en el Incarnation Children’s Center de la ciudad de New York entre 1988 y 2002, y el experimento que encerró las cabezas de cachorros Beagle en jaulas llenas de insectos carnívoros.

    Si Fauci hubiera estado bajo la lupa del gobierno federal, episodios como esos podrían haber hecho mucho para manchar el nombre del hombre al que Biden recientemente llamó “verdadero héroe”.

    Lo mismo ocurre con la proyección completamente inexacta de Fauci sobre el peligro que representaba una cepa de gripe porcina en la década de 1970, junto con los millones de dólares en daños que el gobierno tuvo que pagar debido a las lesiones sufridas en los experimentos relacionados con la vacuna contra la gripe porcina.

    Fauci también hizo similares proyecciones fallidas relacionadas con la gripe aviar de 2005, la gripe porcina de 2009, y el virus del zika de 2016. En todos estos casos, el virus no era tan peligroso como Fauci había afirmado que sería. Pero sus advertencias dieron como resultado que su departamento y otras partes de la burocracia de salud pública de Washington recibieran miles de millones de dólares en nuevos fondos.

    Por supuesto, estos episodios palidecen en comparación con aquello por lo que Fauci es más famoso ahora: supervisar la pandemia de covid. Al principio, Fauci explicó en la televisión que las mascarillas de tela no pueden evitar que las personas infectadas con covid llenen el aire a su alrededor con partículas del virus. Luego cambió completamente su postura y abogó por el uso universal de mascarillas, y la imposición de mandatos gubernamentales de uso de mascarillas.

    Más tarde afirmó que sus comentarios anteriores en televisión habían sido mentiras destinadas a engañar al público para que no comprara mascarillas, para proteger el suministro de mascarillas para los trabajadores de la salud que, de hecho, usaban un tipo diferente de mascarilla. Luego actuó confundido cuando gran parte del público dejó de confiar en él.

    Fauci también se pronunció a principios de Abril de 2020 pidiendo confinamientos a nivel nacional, algo que luego negaría haber hecho. Cuando algunos estados como Florida comenzaron a reabrir meses después, Fauci advirtió a los gobernadores que estaban asumiendo “un riesgo realmente significativo”.

    Rápidamente se hizo evidente para cualquiera que estuviera mirando, que Fauci estaba completamente equivocado sobre la eficacia del uso de mascarillas y los confinamientos. Pero Fauci ignoró los datos y siguió presionando para que estas medidas fueran adoptadas en 2021, después de que las vacunas estuvieran disponibles.

    Otro hecho que se había vuelto obvio al principio de la pandemia, era que los niños representaban poco riesgo de contraer y propagar el covid. Sin embargo, Fauci presionó para que cerraran las escuelas y, más tarde, el uso de mascarillas en las escuelas mucho después de que se demostrara claramente que ambas cosas eran innecesarias.

    Finalmente, Fauci hizo varias afirmaciones de alto perfil sobre las vacunas contra el covid, las que rápidamente resultaron falsas.

    Pero hacer malas proyecciones y dar malos consejos no es un delito. Entonces, ¿por qué le preocupaba a la clase política que Fauci fuera investigado por el Departamento de Justicia? Porque una investigación federal probablemente se habría relacionado con la especulación de que Fauci jugó un papel en provocar la pandemia en primer lugar.

    Un método controvertido para estudiar los virus consiste en hacer que el virus sea artificialmente más transmisible o virulento. Esta investigación denominada “ganancia de función” permite analizar la mutación del virus o los posibles tratamientos mucho más rápidamente, pero conlleva el riesgo de que un virus modificado genéticamente mucho más peligroso infecte a las personas si se filtra una muestra.

    Sabemos que una ONG que recibe financiamiento del departamento de Fauci financió una investigación de ganancia de función sobre coronavirus de murciélagos en el laboratorio de Wuhan, China, en 2017 y 2018. Y que la misma ONG había recibido financiamiento federal mientras realizaba investigaciones de ganancia de función desde 2014, cuando había sido implementada una prohibición de tres años de utilizar fondos federales para tales experimentos, y cuando el indulto de Fauci entró en vigor.

    Si bien no hay evidencia de que estos experimentos estén relacionados con el coronavirus que finalmente se propagaría desde Wuhan a fines de 2019 y principios de 2020, todavía hay mucho que no sabemos sobre el alcance de la participación de EE.UU. en experimentos similares en el laboratorio de Wuhan en la época en que el covid comenzó a propagarse.

    Ese hecho, junto con el comportamiento de pánico y secreto de Fauci y sus colegas después de que comenzaron a surgir los primeros informes de covid, ha generado sospechas sobre la posibilidad de la participación del gobierno de EE.UU. en el origen del covid. El Departamento de Justicia de Biden se negó a investigar estos asuntos. Pero después de que el senador Rand Paul consiguiera que Fauci negara explícitamente, bajo juramento, que su departamento hubiera financiado la investigación de ganancia de función en el laboratorio de Wuhan, una investigación sobre la veracidad de la afirmación para determinar si Fauci había cometido perjurio, siguió siendo una posibilidad.

    Eso fue hasta que Biden lo indultó el Lunes por la mañana.

    Una investigación federal prácticamente habría obligado a los medios a revisar muchas de las acciones, los fracasos y los posibles delitos indecorosos de Fauci. Eso habría sido incómodo para un establishment político que ha abrazado y celebrado a Fauci durante décadas.

    Pero desde la perspectiva de la clase política, el verdadero peligro de una investigación de alto perfil sobre Fauci vendría si el público comenzara a preguntarse por qué un burócrata con un historial tan largo de fracasos, fue abrazado y celebrado por los que están en el poder. Y por qué disfrutó de tanto éxito profesional antes de retirarse con un patrimonio neto de más de U$S 11 millones.

    Esas preguntas podrían llevar a la gente a pensar que tal vez las décadas de errores que transfirieron cientos de miles de millones de dólares de los contribuyentes a agencias de salud pública, compañías farmacéuticas, y al sistema de salud clientelar en su conjunto, no fueron errores después de todo. Que, tal vez, el aparato de salud pública federal no es más que un negocio fraudulento, y que los funcionarios reciben recompensas profesionales no por mantenernos seguros, sino por proteger y expandir ese negocio fraudulento.

    Esas son las preguntas que bien podrían haber surgido si una investigación federal impulsara una retrospectiva y un examen de la carrera y la conducta de Anthony Fauci. Y es por eso que Biden necesitó indultarlo.

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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