Por qué Mamdani y Fuentes son buenas señales

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    La mayoría de los votantes de Zohran Mamdani detestan a Nick Fuentes. Los seguidores de Fuentes tampoco son grandes admiradores de Mamdani. Pero si “el enemigo de mi enemigo es mi amigo”, estas dos figuras, que ya no están marginadas, y sus seguidores, deberían ser amigos.

    La elección de Mamdani como alcalde de New York, y la entrada casi simultánea de Fuentes en el debate público, no son casualidad. Los seguidores más perspicaces de ambos, Mamdani y Fuentes, comprenden que el verdadero enemigo de Estados Unidos es su oligarquía sionista. Derrocar a esa oligarquía y restaurar un gobierno relativamente sensato que tenga en cuenta los intereses de la mayoría, es el objetivo tanto del movimiento “America First” de Fuentes como del socialismo democrático antisionista de Mamdani.

    Por supuesto, Mamdani y Fuentes tienen puntos de vista diferentes sobre qué “intereses mayoritarios” necesitan representación. Para Mamdani, se trata de 99%: los que no son millonarios ni multimillonarios. Fuentes y sus seguidores no necesariamente discrepan. Pero también buscan recuperar el poder y la capacidad de decisión para la mayoría racial y religiosa, es decir, los cristianos blancos.

    Dado que Mamdani no es ni blanco ni cristiano, y sus seguidores han sido condicionados a creer que las voces pro-blancas y pro-cristianas son reaccionarias, si no nazis, existe una base evidente para el conflicto entre ambas facciones. Los extremistas del bando de Mamdani se han enfrentado con los seguidores de Fuentes en actos de violencia callejera en lugares como Charlottesville y Portland. Uno podría imaginar a ambas figuras liderando a sus respectivos seguidores hacia un conflicto épico, tal vez incluso una nueva guerra civil.

    Pero también es casi posible imaginarlos uniéndose para postularse a la presidencia como candidatos independientes. Eso, por supuesto, requeriría enormes concesiones por ambas partes.

    ¿Qué pasaría si ambos decidieran que eliminar mediante impuestos a la oligarquía sionista estadounidense fuera una prioridad común? Mamdani probablemente ya apoya esa idea, mientras que Fuentes tendría que replantearse su visión del mundo para sumarse. Tendría que reconocer que reescribir las reglas económicas para favorecer a quienes no pertenecen a la oligarquía, abriría oportunidades para que sus seguidores, los groypers, salieran de sus casas y consiguieran trabajo, se casaran, se convirtieran en ciudadanos responsables y productivos, asistieran a la iglesia y mantuvieran a sus esposas e hijos.

    Para unir fuerzas con Fuentes, Mamdani tendría que admitir que el torrente de insultos oligárquicos dirigidos a Fuentes (“antisemita”, “conspiranoico”, etc.) es un reconocimiento indirecto a la honestidad de Fuentes al abordar temas controvertidos pero de vital importancia. Aunque es un inmigrante no blanco, se presume que Mamdani es capaz de comprender por qué las mayorías etnorreligiosas no aceptan ser diezmadas en apenas un par de generaciones. Y como musulmán, Mamdani debería compartir básicamente los valores familiares conservadores que defiende Fuentes (en lugar de defender a una mujer, pero bueno, Nick aún es joven). En la medida en que Mamdami sea un musulmán creyente y practicante, debería preferir un país regido por valores familiares cristianos, y no a la actual Sodoma y Gomorra.

    Fuentes y Mamdami son, además, enemigos naturales de los mecanismos de control social orwellianos que desarrollan tanto la izquierda (Cass Sunstein) como la derecha (Peter Thiel) de la oligarquía. Dado que tanto el Gran Groyper como el nuevo alcalde de New York detestan la colonia sionista genocida que se asienta demoníacamente en Tierra Santa, quizá podrían acordar aniquilarla con armas nucleares, eliminando así a la mayoría de las peores empresas tecnológicas de control social del mundo, así como a sus peores criminales de guerra.

    Si Fuentes y Mamdami se aliaran y juraran abiertamente aniquilar a nuestra oligarquía sionista gobernante, podrían sufrir un destino similar al de Charlie Kirk, Kennedy o Wellstone. Pero su martirio conjunto sería, sin duda, glorioso. Y bien podría inspirar a la generación más joven a descubrir finalmente quién es el verdadero enemigo –¡ES LA OLIGARQUÍA SIONISTA, ESTÚPIDO!–, y a tomar medidas tardías pero apropiadas.

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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