Hace varias semanas asistí a la junta anual de Apple. Observé muchas señales sobre cómo la cultura corporativa se está alejando de los criterios ESG y DEI.
Para entender por qué, analicemos brevemente los fundamentos de cómo las personas interactúan con las grandes corporaciones. Los accionistas que poseen un cierto número de acciones en una empresa con capital abierto o cotizante, tienen derecho a presentar propuestas en la votación de la empresa para su consideración en la junta anual de accionistas. Este proceso permite a los accionistas no sólo hacer oír su voz en la junta anual, sino también, a menudo, debatir sus preocupaciones directamente con los representantes de la empresa.
En años anteriores, este proceso era utilizado casi exclusivamente por la izquierda política y sus aliados activistas corporativos: la agenda típica de una junta anual incluía una serie de propuestas que instaba a las empresas a desinvertir en la industria del petróleo y el gas, perpetuar divisivas políticas de “diversidad”, o emitir declaraciones sobre temas sociopolíticos ajenos al área de enfoque principal de la empresa.
¿Y el centro/derecha? Desaparecido en combate, como explica un reciente artículo de opinión del tesorero del estado de Oklahoma, Todd Russ (el primer estado republicano en intervenir en el ámbito de la participación de los accionistas):
Los activistas que impulsan los criterios ESG y DEI en las corporaciones estadounidenses han trabajado arduamente, y quienes defienden el deber fiduciario, rechazan el activismo radical y defienden la neutralidad política corporativa han permanecido ciegos.
Durante años, perdimos la guerra de la participación corporativa en dos frentes: (1) permitiendo que el activismo existente en este ámbito continuara sin control, y (2) nunca forjando una visión positiva de cómo es la interacción con las empresas para quienes las quieren fuera de la política.
Pero ahora, poco a poco, la suerte de la guerra está cambiando. Y eso nos lleva a Apple.
En los últimos años, la agenda de la reunión anual de Apple ha estado controlada por activistas pro-ESG. Un vistazo a las agendas de los años previos a 2023 revela propuestas que solicitan a la empresa la publicación de datos sin ajustar sobre la brecha salarial en función de la raza y el género (la falta de ajuste puede dar la impresión de una desigualdad salarial sistémica cuando en realidad no existe) y presionan a la empresa para que se reincorpore como una “corporación con propósito social”. En 2024, la agenda de los accionistas se dividió casi a partes iguales entre propuestas a favor y en contra de los criterios ESG.
Sin embargo, la junta de accionistas de 2025 fue celebrada hace varias semanas sin ninguna propuesta a favor, y con votación en contra de los criterios ESG. Las cuatro propuestas presentadas a los accionistas de Apple provenían de grupos escépticos de ESG/DEI: la Asociación Americana de la Familia (presentada por mi firma, Bowyer Research) solicitó a la empresa que compatibilizara su enfoque laxo para combatir la pornografía infantil en su plataforma, con sus compromisos con la privacidad del usuario y la libertad de expresión. Además de nuestra propuesta, el Centro Nacional de Legales y Políticas instó a Apple a realizar un análisis sobre los mayores riesgos éticos y para la reputación del uso de IA por parte de la empresa. El Centro Nacional de Investigación de Políticas Públicas solicitó a Apple que pusiera fin oficialmente a sus iniciativas DEI. Inspire Investing solicitó a Apple que justificara sus donaciones benéficas y sus colaboraciones con organizaciones divisivas como la Campaña de Derechos Humanos (que actualmente presiona a las empresas para que proporcionen bloqueadores de la pubertad a los niños como parte de su cobertura médica).
Seamos claros: aunque estas propuestas no fueron aprobadas (relativamente pocas propuestas de accionistas lo son), ésto representa una gran victoria. Los actores pro-fiduciarios han pasado de tener cero representación en las votaciones corporativas, a ‒literalmente‒ definir la agenda de los accionistas en menos de cinco años. Además, varias propuestas de accionistas obtuvieron niveles históricos de apoyo, hazaña increíblemente difícil si tenemos en cuenta que la mayoría de los asesores de voto (organizaciones que controlan los votos de muchos accionistas de Apple) mantienen una férrea oposición a cualquier propuesta que busque un verdadero deber fiduciario y neutralidad política.
La compañía parece querer fingir que estas preocupaciones de los accionistas no existen. Pero incluso en ese caso, Apple está sentando las bases para un posible retroceso en su enfoque actual de DEI. El director ejecutivo Tim Cook admitió que la compañía podría necesitar realizar algunos cambios en su enfoque de DEI. En serio: cuando toda la agenda accionarial de Apple la definen grupos no alineados con ESG, el cambio es la respuesta racional.
El dominio activista que hace años consolidó los criterios ESG y DEI en las empresas más grandes de Estados Unidos está disminuyendo rápidamente. Actores pro-accionistas, desde inversores individuales hasta fondos de pensiones estatales multimillonarios, están entrando en el mundo de la participación corporativa, y cada día se suman más. Según un comunicado reciente de la Fundación Heritage, un nuevo miembro de esta coalición pro-accionistas, “los estadounidenses se han dado cuenta de que sus pensiones, ahorros e inversiones se están utilizando para impulsar agendas corporativas que no se alinean con sus valores… Quienes continúen adoptando estas prácticas divisivas y discriminatorias acabarán sufriendo consecuencias económicas”. Un artículo reciente del Foro sobre Gobierno Corporativo de la Facultad de Derecho de Harvard informó que ”los datos sugieren que el movimiento anti-ESG continuará y mantendrá una fuerte presencia en las juntas de accionistas, a la vez que posiblemente ampliará su alcance en los próximos años”.
No es poca cosa: se trata de un cambio radical de rumbo. Los accionistas de centroderecha se están dando cuenta de cuánta influencia han estado desaprovechando, y esto ha dado sus frutos en diversas empresas importantes, desde Chase hasta PepsiCo. Como profesional de la interacción corporativa, les aseguro que este es un punto de inflexión. Las empresas que afirman que su giro hacia la izquierda se debe a que solo escuchan a un bando político ahora tienen que lidiar con la opinión de accionistas con diversas perspectivas políticas, un factor clave a la hora de mantenerse políticamente neutrales.
La clase activista que promueve los criterios ESG, la DEI y políticas corporativas sesgadas ahora tiene que enfrentarse a sus peores pesadillas: accionistas que quieren que las empresas se centren en los negocios, no en la política. Una infraestructura en crecimiento se compromete a maximizar la influencia profiduciaria en las empresas más grandes de Estados Unidos, y el espacio político es propicio para esta acción. Apple es solo el principio.
Traducido por: Ms. Lic. Cristian Vasylenko