¿Quieren guerra? ¡Que venga!

¡Aquí está! Las clases dominantes del Imperio del Caos, junto con el actual y bufonesco Maestro de Ceremonias, finalmente se han dado cuenta de que los BRICS representan una seria amenaza estratégica ‒y un desafío existencial‒ para su dominio unilateral del sistema actual de relaciones internacionales.
No llegaron a esta conclusión analizando minuciosamente la cumbre anual de los BRICS en Río, ni tampoco la cumbre pionera del año pasado en Kazan: son pésimos haciendo la tarea básica.
Es más como si despertaran de su letargo al sentir en su piel hacia dónde sopla el viento ‒global‒ en cuanto a todo tipo de modelos que están siendo probados para eludir al dólar estadounidense y al férreo control de las instituciones de Bretton Woods.
La conclusión fue ineludible: los BRICS han cruzado la línea roja definitiva. Se acabaron las charlas informales. La declaración de Río, de más de 130 puntos y publicada el primer día de la cumbre, lo explica con claridad, cortés pero decisiva: ésto es lo que somos, una alternativa sistémica; y vamos a escribir las reglas del nuevo sistema a nuestra manera.
Construyendo la Geopolítica de la Soberanía
BRICS 2025 en Río fue una sorpresa impactante. Inicialmente, las expectativas eran bajas, al comparar la apacible presidencia brasileña con la extraordinaria labor realizada por Rusia en 2024 antes de Kazan.
Sin embargo, al final Río consolidó lo que Kazan había anunciado: el nuevo y prometedor sistema se centrará en la soberanía, la igualdad y la justicia, con énfasis en la integración económica continental; el comercio en monedas nacionales; un papel más amplio para las nuevas instituciones financieras globales como el NDB (el banco de los BRICS); y una multitud de plataformas para el desarrollo sostenible.
Es necesario construir una geopolítica de soberanía estructural: la base del nuevo sistema provendrá de una nueva interconexión del comercio en monedas nacionales, sistemas independientes de pago y liquidación, y nuevas plataformas de inversión.
Geoeconómicamente, los BRICS ya están en pleno auge. Un vistazo rápido a un mapa de Eurasia y Afro-Eurasia basta para comprender la interconexión existente y emergente de conectividad, logística y corredores de la cadena de suministro. En los territorios de los BRICS, éstos conectan fuentes de energía, depósitos de tierras raras, y gran cantidad de productos agrícolas.
Por lo tanto, no es de extrañar que una sórdida encarnación del Hombre Blanco, el Maestro de Ceremonias, haya desatado una guerra total contra los BRICS y sus socios, desde amenazas hasta aranceles, con un certificado de defunción previo (en aquel momento, desconocía aún más la esencia de los BRICS).
La rabieta arancelaria recurrente de Trump es, obviamente, otra manifestación de “Divide y vencerás”, que intenta desmantelar a los BRICS desde adentro. Y ahora estamos en un nivel superior, con una característica carta infantil que amenaza con aranceles de 50% a todos los productos “Hechos en Brasil” y exportados a EE.UU., además de aranceles “sectoriales” adicionales.
Y, sin embargo, ésto no tiene nada que ver con el comercio. En los últimos 15 años, el superavit comercial de EE.UU. con Brasil supera la considerable cifra de U$S 400 000 millones. Algún subordinado de Trump 2.0 debería haberle susurrado esa cifra a su jefe.
Pero incluso si lo hiciera, es irrelevante. Porque este último truco constituye, en realidad, una burda injerencia extranjera en la política interna de otro país, y en la próxima carrera presidencial, ilegal y, como era previsible, una vez más una burla al derecho internacional.
El maestro de ceremonias del circo comenzó vociferando en sus publicaciones que el gobierno de Lula ‒y el sistema judicial brasileño independiente‒ habían estado involucrados en una cacería de brujas contra su amigo, el ex presidente Jair Bolsonaro, quien está siendo procesado legalmente bajo cargos de golpe de estado para anular los resultados de las elecciones presidenciales de 2022, e impedir que Lula tomara el poder.
Fue el poco hábil Steve Bannon quien delató todo el sórdido juego: si se elimina el procesamiento de Bolsonaro, se eliminan los aranceles de 50%.
La respuesta del presidente Lula ha sido mesurada, pero firme: “El comercio de Brasil con EE.UU. representa sólo 1,7% de nuestro PBI. Estas cifras no pueden ser consideradas vitales (…) Buscaremos otros socios”.
Por supuesto, será muy difícil. Un arancel de 50% es como un huracán mortal. Ejemplo: Brasil es el mayor exportador mundial de jugo de naranja. 95% de la producción nacional se exporta, casi la mitad a EE.UU. Encontrar “otros socios” llevará tiempo y mucho trabajo. La solución podría estar en los territorios BRICS. Con el tiempo, debería haber muchos candidatos para las principales exportaciones brasileñas, como petróleo, acero, hierro, aeronaves y sus componentes, café, madera, carne y soja.
Sindicalizando a todos los exportadores del mundo contra los importadores estadounidenses
Paralelamente, los dos principales actores del BRICS, China y Rusia ‒ambos ya sometidos a incontables sanciones (Rusia) y aranceles comerciales (China)‒ ven la TTT de Trump como una oportunidad espectacular para socavar aún más rápidamente el control unilateral de Estados Unidos sobre los sistemas comerciales y monetarios.
La guerra contra los BRICS ha alcanzado un nuevo nivel, ahora que Rusia, China, Irán y Brasil son objetivos confirmados e ilegítimos. A este punto de vista de Sri Lanka le corresponde resumir con delicadeza lo que está en juego:
“Trump ha sindicalizado efectivamente a todos los exportadores del mundo contra los importadores estadounidenses”. Todo se reduce a una ecuación bastante simple: “Si le impones un arancel a una persona, tienes más poder. Pero si le impones aranceles a todos, tenemos más poder”.
“Más poder para nosotros” se traduce en que los BRICS y el Sur Global en general son perfectamente conscientes de que no hay salida, excepto impulsar a toda máquina el proyecto BRICS, culminando en la desdolarización total. Desde Kazan hasta Río y más allá, ahora también está claro que, fuera de control, TTT atacará a cualquier nación o socio que se alinee con los BRICS “antiamericanos”.
¿Quieren guerra? ¡Que venga!
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko








