Un verdadero plan de paz para Ucrania

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    La sorpresiva publicación la semana pasada de un borrador del plan de paz para la guerra en Ucrania ha generado esperanzas de que el sangriento conflicto de casi tres años llegue finalmente a su fin. Ucrania ha sufrido terribles pérdidas que podrían cambiar la demografía del país durante las próximas décadas.

    Si este plan de paz puede ser negociado de forma que satisfaga a todas las partes, y finalmente las armas sean silenciadas, seré el primero en celebrarlo. Sin embargo, la continua incomprensión de la naturaleza y el origen del conflicto actual me hace dudar de que pueda ser alcanzada una paz verdadera por esta vía.

    Desde la Revolución Naranja a principios de la década de 2000, hasta la revolución de Maidán en 2014, Estados Unidos y sus socios de la OTAN han estado interfiriendo en los asuntos internos de Ucrania en un intento por manipular al país para que adopte una postura hostil hacia su vecino mucho más grande y poderoso, Rusia.

    Debemos recordar la directa coordinación del golpe de Estado de 2014 por parte de Estados Unidos. Senadores estadounidenses, entre ellos John McCain y Lindsey Graham, se encontraban en la plaza principal de una capital extranjera exigiendo al pueblo que derrocara a su gobierno legítimamente elegido. Victoria Nuland fue captada en una llamada telefónica planeando quién dirigiría el gobierno tras el golpe.

    La intervención externa nos condujo a la terrible situación actual. Este acuerdo de paz es otro capítulo de esa misma intervención, con Estados Unidos y sus socios intentando desesperadamente gestionar y resolver un problema que ellos mismos crearon. ¿Puede ser resuelto con más intervención un problema creado por la intervención externa?

    Durante todo este conflicto, los políticos y los medios de comunicación se han mantenido firmes en culpar a Rusia por lo ocurrido. Estoy de acuerdo en que no son ángeles. Pero los verdaderos villanos son los neoconservadores estadounidenses y sus homólogos europeos, los que sabían que era un suicidio para Ucrania enfrentarse con Rusia, pero la presionaron para que siguiera luchando de todos modos. Al principio del conflicto, fue puesto sobre la mesa un acuerdo para poner fin a la guerra que casi fue firmado, pero el ex primer ministro británico neoconservador, Boris Johnson, exigió que Ucrania siguiera luchando.

    Ucrania es la víctima, estoy de acuerdo. Pero es tanto víctima de los neoconservadores estadounidenses y europeos como de los rusos. Creyeron que podían poner a la OTAN a las puertas de Rusia sin sufrir consecuencias. Si la situación cambiara y una China hostil estableciera una nueva alianza militar latinoamericana, con Estados Unidos como su enemigo designado, ¿nos quedaríamos de brazos cruzados mientras se construyesen bases militares en nuestra frontera sur? No lo creo.

    El presidente Trump prometió que pondría fin a la guerra 24 horas después de su elección. Fue una jactancia poco realista, pero en realidad podría haberla terminado bastante rápido. El antídoto contra la intervención es la no intervención. Biden nos metió en la guerra, es cierto. Pero Trump podría habernos sacado simplemente poniendo fin a toda la participación estadounidense. Sin armas, sin inteligencia, sin coordinación. Sin necesidad de sanciones ni amenazas de sanciones, sin necesidad de elaborados planes de paz.

    Un verdadero acuerdo de paz daría cuenta de que siempre fue una idiotez creer que Ucrania podría enfrentarse a la maquinaria bélica rusa, incluso con el apoyo de la OTAN. Es inimaginablemente cruel exigir que Ucrania siga librando nuestra guerra subsidiaria hasta el último ucraniano.

    Ningún plan de 28 puntos puede solucionar ésto. La verdadera solución es mucho más sencilla: retirarse.

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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    Ron Paul
    é médico e ex-congressista republicano do Texas. Foi candidato à presidente dos Estados Unidos em 1988 pelo partido libertário e candidato à nomeação para as eleições presidenciais de 2008 e 2012 pelo partido republicano. É autor de diversos livros sobre a Escola Austríaca de economia e a filosofia política libertária como Mises e a Escola Austríaca: uma visão pessoal, Definindo a liberdade, O Fim do Fed – por que acabar com o Banco Central (2009), The Case for Gold (1982), The Revolution: A Manifesto (2008), Pillars of Prosperity (2008) e A Foreign Policy of Freedom (2007). O doutor Paul foi um dos fundadores do Ludwig von Mises Institute, em 1982, e no ano de 2013 fundou o Ron Paul Institute for Peace and Prosperity e o The Ron Paul Channel.

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