“Los judíos son el pueblo elegido. Dios nos prometió la tierra de Israel, el único lugar donde podemos estar verdaderamente seguros”.
Estas fueron algunas de las ideas que me inculcaron a temprana edad en la Escuela Hebrea, un programa de educación por las tardes y los fines de semana que funcionaba en muchas sinagogas. Descarté esta forma de pensar durante mi adolescencia, cuando abracé el libertarismo. Pero parece que estoy en la minoría de los libertarios judíos, la mayoría de los cuales intentan apoyar a Israel dentro de un marco libertario. Lo veo como una tarea imposible.
El sionismo es la creencia en un estado judío, por lo que claramente está en desacuerdo con el sabor anarcocapitalista rothbardiano del libertarismo, que rechaza cualquier tipo de estado. Pero el sionismo también se ve desafiado desde una perspectiva minarquista, porque implica una religión establecida –el judaísmo.
Los libertarios del estado mínimo a menudo se inspiran en los fundadores estadounidenses como Thomas Jefferson y James Madison, quienes apoyaron firmemente la separación de “la iglesia” y el estado. La Primera Enmienda comienza diciendo que “el Congreso no aprobará ninguna ley que establezca una religión o prohíba su libre ejercicio”.
Aunque la Declaración de Independencia de Israel exigía “la completa igualdad de derechos sociales y políticos para todos sus ciudadanos, independientemente de su religión”, una página en el sitio web de la Knesset afirmaba que la Declaración “no es una ley ni un documento jurídico ordinario”. Tal vez por eso los árabes israelíes vivieron bajo una dura forma de ley marcial entre 1949 y 1966.
A pesar de controlar Cisjordania desde 1967, Israel todavía no ha concedido iguales derechos a sus residentes palestinos, no sólo en lo que respecta al voto, sino también a la libertad de movimiento. Tal vez eso podría ser justificado basándose en que Cisjordania es un territorio ocupado, pero ese razonamiento se desmorona cuando vemos que los colonos judíos ilegales (algunos de los cuales inmigraron desde el extranjero, y otros se convirtieron) reciben la ciudadanía plena. El trato desigual por parte de la religión, consolida la idea de que Israel está más cerca de una teocracia, que de una sociedad liberal clásica e ilustrada.
La mayoría de los libertarios judíos estadounidenses no viaja a Cisjordania, así que tendrá que creerme: lo que vi allí en 2018 no puede ser confundido con libertarismo. Cuando visité el lugar, no podía dejar de ver la cantidad de botellas de plástico llenas de orina que los soldados arrojan desde el muro fronterizo en Belén, y los colonos arrojan desde sus apartamentos al mercado palestino en Hebrón.
Y ese es sólo un abuso muy visible: las restricciones de viaje, las confiscaciones de propiedades y la exposición a la violencia periódica de los colonos tienen, sin duda, un mayor impacto en la vida diaria de los palestinos de Cisjordania.
Pero, ¿no son todos ellos una panda de terroristas que merecen ser tratados con dureza? Los palestinos que conocí me trataron bien, a pesar de saber que era judío. Y, por supuesto, estaban todos los niños pequeños y los bebés, los que durante sus cortas vidas no han tenido la oportunidad de cometer actos de terrorismo.
Penalizar a las personas que no han actuado agresivamente, debido a su identidad de grupo, no es una práctica reconocida como libertaria. Tampoco lo es la matanza masiva de no combatientes en Gaza. Incluso fuentes israelíes admiten 16.000 civiles muertos en Gaza, más de una docena de veces la cantidad de muertos por Hamas el 7 de Octubre.
Y no, no creo en un conjunto semi-preciso de textos antiguos que dicen que Dios prometió “Judea y Samaria” a los judíos. De hecho, como judío asquenazí, no tengo idea de si mi linaje se remonta al antiguo Israel, incluso si pudiera rastrearse.
No tenemos derecho a tomar tierras en base a nuestra religión o nuestras reivindicaciones ancestrales, totalmente inverificables. En cambio, son los refugiados en Gaza que aún tienen las llaves de sus hogares familiares en “Israel propiamente dicho” los que tienen un derecho más claro a reclamar tierras robadas.
A medida que la guerra se prolonga, el libertario pro-israelí debe entregarse a racionalizaciones cada vez más complejas o simplemente ignorar los hechos. ¿Por qué fueron asesinados los trabajadores de World Central Kitchen? ¿Por qué los israelíes bloquean los camiones de ayuda que se dirijen a Gaza? ¿Por qué no hay un alto el fuego incluso después de que las FDI invadieron cada sección de Gaza?
Se pueden hacer todas las afirmaciones que se quiera, pero no pasan la prueba de los hechos, la lógica y los principios. Israel es un estado teocrático agresivo, incompatible con los principios libertarios. Para los libertarios sionistas, ha llegado el momento de elegir: se puede ser uno o el otro, pero no ambos.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko