La agonía es un tormento, una injusticia que no desaparece, y es imposible que un libertario se sienta cómodo con todo lo que sucede en las narrativas actuales.
Si pudiéramos resumir el marco filosófico y científico del libertarismo, diríamos que es un sistema de justicia. Un sistema basado en la propiedad privada de los individuos.
Ahora bien, en el mundo material en el que vivimos, bajo la égida de la ley de la escasez, la interacción social es producida mediante el intercambio de bienes, y la agresión social es perpetrada mediante el robo de los mismos.
Dicho ésto, resulta angustioso para un libertario ver la causa palestina y el genocidio perpetrado por Israel, como si fuese una bandera de izquierda. No es, en esencia, una causa libertaria. El sionismo es una idea socialista (no es casualidad que la URSS la adoptara desde sus inicios) o, más específicamente, fue forjado a raíz de la ingeniería social, eligiendo un lugar donde ya vivía gente.
Es profundamente doloroso que una causa humanitaria, íntimamente ligada con el núcleo de la teoría libertaria, sea defendida en podcasts por Breno Altman, un comunista radical que odia la propiedad (o por cualquier estudiante universitario de izquierda).
Por otro lado, el impostor de Javier Milei se jacta por doquier de ser un anarcocapitalista rothbardiano, cuando en realidad lo único que hace es rechazar las ideas rothbardianas y dirigir un gobierno neoliberal, centrado en las fluctuaciones del mercado financiero y cediendo ante la causa sionista. Ésto le costará al libertarismo su ostracismo mundial por aún más tiempo, dada la propaganda negativa que este vocinglero ha estado difundiendo.
Pronto llegará el día en que seremos vistos como una dictadura, y el gobierno se adueñará de todo como si fuera libertad.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko








