El talón de Aquiles del sistema monetario fiduciario

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    El sistema de dinero fiduciario no desaparecerá así sin más. Cualquier expectativa o esperanza con ese fin debe moderarse. Sí, el sistema de dinero fiduciario podría colapsar; sin embargo, existe una gran probabilidad de que persista más de lo que la mayoría de la gente podría pensar. Esta existencia prolongada puede tener un costo: la invasión estatal fascista de las libertades de los ciudadanos y empresarios sería más profunda que lo que la mayoría de la gente cree.

    Se ha derramado mucha tinta sobre el inminente colapso del sistema internacional de dinero fiduciario. Es un debate que naturalmente cobra impulso en tiempos de crisis –según se vio después de la debacle del mercado financiero global de 2008/9, o el colapso del bloqueo global políticamente ordenado de 2020/21.

    Al mismo tiempo, sin embargo, está totalmente justificado albergar importantes preocupaciones respecto del sistema de dinero fiduciario. Después de todo, está plagado de flagrantes defectos económicos y éticos.

    ¿Se pregunta cuál es la esencia del dinero fiduciario? Dividámoslo en tres características:

    • Los bancos centrales patrocinados por el estado ejercen el monopolio sobre la producción de dinero fiduciario. Al obtener dinero fiduciario del banco central, los bancos comerciales pueden generar su propio dinero, conocido como dinero fiduciario de la banca comercial.
    • El dinero fiduciario de la banca comercial es creado mediante préstamos sin el respaldo de ahorros reales. Básicamente se crea de la nada (ex nihilo).
    • El dinero fiduciario existe predominantemente en forma desmaterializada. Si bien puede manifestarse como coloridos trozos de papel impresos, su existencia principal reside en entradas digitales en sistemas informáticos, representadas por bits y bytes.

    Ya sea que estemos hablando del dólar estadounidense, el euro, el renminbi chino, el yen japonés, la libra esterlina o el franco suizo, todos son dinero fiduciario. Por la teoría monetaria sabemos que el dinero fiduciario no es “natural” ni “inocente” (no es neutral). A diferencia del dinero que surge de acuerdos voluntarios en el libre mercado, el dinero fiduciario fue intoducido mediante la intervención estatal –la que implica coerción y violencia–, lo que provocó muchos efectos negativos.

    El dinero fiduciario es inherentemente inflacionario y pierde gradualmente su poder adquisitivo con el tiempo. Este fenómeno beneficia desproporcionadamente a unos pocos elegidos, a expensas de la población en general.

    Además, el dinero fiduciario causa inestabilidad económica al perpetuar ciclos de auge y caída que alteran los equilibrios del mercado y crean desigualdades sociales. Impulsa un endeudamiento excesivo dentro de las economías y alimenta la expansión desenfrenada del estado, a menudo a expensas de las libertades de los ciudadanos y de las empresas.

    Por último, pero no menos importante, el dinero fiduciario es dinero deshonesto, y el uso diario de dinero fiduciario erosiona la moral y los valores de las personas involucradas en su circulación. Sin embargo, a pesar de estos considerables inconvenientes, una vez que el dinero fiduciario se pone en circulación, llega para quedarse; no desaparecerá así sin más. ¿Por qué?

    El dinero fiduciario fomenta lo que he descrito anteriormente como “corrupción colectiva”, en la que muchas personas quedan proverbialmente atrapadas por las estructuras que establece el dinero fiduciario, fomentando la dependencia y afianzando su influencia. Consideremos ésto: el dinero fiduciario actúa como catalizador para la expansión del estado, haciéndolo más grande y poderoso. Las empresas reciben nuevos pedidos del estado, lo que provoca ajustes en la producción y el empleo para satisfacer la demanda artificial.

    O considere: la gente mantiene los ahorros de toda su vida en dinero fiduciario. Invierten, directa o indirectamente, en bonos gubernamentales y obligaciones bancarias, y mantienen depósitos a plazo y de ahorro.

    Gradualmente, la gente se vuelve profundamente dependiente de la perpetuación del sistema de dinero fiduciario, consintiendo casi cualquier medida propuesta por el estado (y los grupos de intereses especiales que se aprovechan de éste) para mantener el sistema de dinero fiduciario en funcionamiento.

    Sin embargo, al igual que el talón de Aquiles de la mitología griega, el dinero fiduciario tiene una vulnerabilidad crucial. En la épica Ilíada de Homero, Héctor muere a manos de Aquiles. En represalia, el hermano de Héctor, Paris (también llamado Alejandro), golpea a Aquiles con una flecha envenenada, apuntando a su vulnerable talón y, en última instancia, provocando la caída del guerrero aparentemente invencible.

    El talón de Aquiles del sistema de dinero fiduciario reside en su dependencia de la demanda de dinero. Sin embargo, ¿qué significa esta demanda de dinero? Básicamente, refleja el deseo de las personas de poseer dinero, influenciado por una multitud de factores.

    Por ejemplo, la gente tiende a mantener saldos monetarios en relación con sus ingresos. A medida que aumentan los ingresos, también aumenta el deseo de conservar dinero. La demanda de dinero normalmente disminuye cuando aumentan las tasas de interés. Ésto se debe a que retener dinero entraña costos de oportunidad cuando se podrían obtener mayores rendimientos mediante, por ejemplo, depósitos bancarios a plazo y bonos.

    La historia demuestra que la demanda de dinero se mantiene relativamente estable cuando hay un alto nivel de confianza en la moneda, lo que significa que a la gente no le preocupa que el poder adquisitivo de su dinero disminuya o sea destruido. Teniendo en cuenta esta idea, queda claro cómo los estados y sus bancos centrales buscan manejar el sistema de dinero fiduciario a su favor. Su estrategia principal consiste en crear ilusiones y engañar a la población para mantener el control y la influencia.

    Por ejemplo, a menudo se alimenta a la gente con la narrativa de que una inflación de 2% equivale a “dinero estable” –afirmación que, por supuesto, es intrínsecamente falsa. En realidad, una tasa de inflación de 2% destruye el poder adquisitivo del dinero en 2% cada año. Además, los índices estadísticos de precios de bienes son a menudo improvisados para presentar una tasa de inflación más baja que la experimentada en el mercado. Esta manipulación sirve para restar importancia al verdadero alcance de la degradación monetaria.

    Además, los funcionarios de los bancos centrales y los economistas tradicionales atribuyen con frecuencia la inflación a diversos factores externos, como la supuesta especulación de precios por parte de empresas codiciosas, o las interrupciones del suministro por parte de las naciones productoras de petróleo, al tiempo que rechazan con vehemencia la noción de que la inflación es un fenómeno monetario resultante de la impresión de dinero fiduciario. De hecho, los bancos centrales están decididos a evitar a toda costa una caída permanente de la demanda de dinero. Cuando cae la demanda de dinero, la gente tiende a cambiar su dinero por activos alternativos, como acciones, bienes raíces, metales preciosos, etc.

    En consecuencia, los precios de estos bienes aumentan –lo que exacerba aún más la caída de la demanda de dinero. En escenarios extremos, ésto puede desencadenar una huida generalizada del dinero, prediciendo un colapso del sistema financiero y económico. Para mantener el sistema de dinero fiduciario, los bancos centrales ajustan meticulosamente el nivel de inflación para, en primer lugar, asegurar una erosión gradual y continua del valor del dinero, lo suficientemente sutil como para pasar desapercibida o ser aceptada a regañadientes.

    En segundo lugar, esta presión inflacionaria controlada actúa como defensa contra episodios de ajustes a la baja de los precios de los bienes, que tienen el potencial de hacer que el sistema de dinero fiduciario se derrumbe. Por último, los bancos centrales pretenden evitar situaciones en las que el alza de los precios se salga de control, en las que el alza desbocada destruya por completo la demanda de dinero fiduciario de la gente.

    ¿Es sostenible este delicado acto de equilibrio? Las últimas décadas parecen sugerirlo. A pesar de numerosas crisis y la erosión crónica del poder adquisitivo, la demanda de dinero en muchas economías se ha mantenido relativamente estable. Sin embargo, ¿puede el acto de equilibrio tener éxito a largo plazo? Probablemente no. La principal preocupación es la enorme acumulación de deuda dentro del sistema de dinero fiduciario, que eventualmente alcanza un punto crítico de insostenibilidad.

    En ese momento, la gente se enfrentará a la pregunta: ¿Debería el sistema de dinero fiduciario colapsar bajo el peso de las presiones al alza de los precios, o la deuda pendiente debería ser financiada mediante la creación de dinero nuevo? Desafortunadamente, la historia sugiere que en una época de “crisis existenciales”, la gente considera que la expansión de la oferta monetaria es el menor de dos males.

    Una vez iniciada, una política inflacionaria deliberada se vuelve increíblemente difícil de contener, y mucho menos de revertir. Tiene propensión a salirse de control, lo que podría culminar en una alta inflación o incluso hiperinflación, precipitando así un colapso de la demanda de dinero y erosionando los cimientos mismos del sistema de dinero fiduciario.

    Sin embargo, en un escenario tan terrible, hay que tener en cuenta la determinación del estado de evitar a toda costa la desaparición de su régimen de dinero fiduciario. Se puede esperar que el estado (tal como lo conocemos hoy) agote todas las medidas disponibles para salvaguardar la continuidad de su sistema monetario.

    Consideremos ésto: en respuesta a una crisis, el estado recurre a medidas drásticas, como imponer controles de precios y capitales, e incluso nacionalizar bancos y grandes corporaciones, transformando la economía en una economía dirigida altamente regulada.

    En tales circunstancias, el estado asume un control sin precedentes sobre la producción, dictando qué bienes se producirán, cuánto, cuándo y quién, e incluso regulando a quién se le permitirá consumir, cuánto y cuándo.

    En otras palabras, las economías terminan en bajo la forma de fascismo. Un resultado ciertamente sombrío. Sin embargo, no tiene por qué ser así. Hay salidas. Al igual que Aquiles tenía un talón vulnerable en la Ilíada de Homero, el sistema de dinero fiduciario también posee vulnerabilidades que pueden ser abordadas.

    Para mitigar el daño causado por el sistema de dinero fiduciario, o incluso desmantelarlo por completo, el primer paso debe ser apuntar a su talón de Aquiles: el debilitamiento de la demanda de dinero fiduciario. Cuanto menos dinero fiduciario exija la gente, menor será el daño infligido por el sistema de dinero fiduciario. Sin embargo, ¿cómo puede lograrse este objetivo?

    En primer lugar, se puede lograr educando a la población sobre todos los daños significativos perpetuados por la existencia continua del dinero fiduciario y las consecuencias que tiene. Ésto implica, como primer paso, resaltar los impactos adversos que tiene en las personas y sus comunidades, y alentar a las personas a utilizar dinero fiduciario en lugar de ahorro para las transacciones.

    En otras palabras, ésto puede lograrse desalentando las inversiones en bonos gubernamentales o depósitos a plazo o de ahorro en bancos, y al mismo tiempo fomentando las inversiones en activos tangibles, como acciones, metales preciosos, terrenos y propiedades. Otras acciones pueden incluir dejar de apoyar a los gobiernos o políticos que respaldan el sistema de dinero fiduciario, y no toman medidas para desmantelarlo.

    En última instancia, es crucial informar a la gente que el dinero sano es realmente posible. Ésto implica defender la libertad de las personas para elegir su dinero preferido, ya sea oro, plata, bitcoin o cualquier otra alternativa.

    El concepto de libre mercado de dinero es fácil de entender y, desde un punto de vista técnico, bastante fácil de implementar. Al permitir a los individuos la autonomía para seleccionar su moneda preferida, apuntamos efectivamente al talón de Aquiles del sistema de dinero fiduciario, beneficiando en última instancia a la gran mayoría de las personas.

     

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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