Libertad y propiedad: Hans-Hermann Hoppe sobre la esencia del anarcocapitalismo

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    [Entrevista concedida al programa ADN Opinión, de México]

    Sergio Sarmiento: Profesor Hoppe, muchas gracias por esta entrevista. Permítanme empezar con la libertad. ¿Por qué la libertad sigue siendo importante, en una época en la que algunos pensadores y filósofos creen que la igualdad o quizás otras virtudes serían más importantes?

    Hans-Hermann Hoppe: La libertad es importante porque tenemos que poder actuar independientemente de otros individuos; y para actuar independientemente de otros individuos, necesitamos propiedad privada. La propiedad privada nos permite perseguir nuestros propios objetivos individuales sin necesidad del permiso de otras personas para hacerlo. Y la libertad no es más que la capacidad de utilizar la propia propiedad según sus propios deseos y voluntad sin, por supuesto, interferir con la propiedad física que pertenece a otras personas.

    SS: Entonces, ¿la propiedad privada es esencial para la Libertad?

    HHH: Es absolutamente esencial para la libertad.

    SS: Usted criticó la democracia y dijo que en algunos casos la democracia puede ser un obstáculo para la libertad y, por supuesto, los derechos de propiedad privada.

    HHH: Hay dos definiciones de democracia. Ludwig von Mises dio una definición según la cual la democracia es la capacidad de las personas de decidir que quieren separarse de otras personas con las que no están de acuerdo. En este caso, la gente en realidad se gobierna a sí misma. Por eso incluyó el permiso para la secesión. Y consideró que permitir que un grupo se separe de otro más grande sería la definición de democracia: de esa manera te gobiernas a ti mismo. Pero, por supuesto, la definición tradicional de democracia es “gobierno de la mayoría”. La mayoría determina qué reglas son válidas y cuáles no para todos. En este sentido, la democracia es, por supuesto, una forma suave de comunismo. Introduce la regla de la mayoría: ya no puedo determinar qué hacer con mi propiedad por mi mismo, porque hay una institución que puede interferir con mi propiedad y puede decirme “no puedes hacer con tu propiedad lo que quieres hacer con tu propiedad, a pesar de que no daña la propiedad de nadie”.

    SS: Entonces si la mayoría, por ejemplo, decide que no debes usar tu propiedad, es decir, no debes alquilar tu propiedad en una plataforma de Internet, ¿no deberían poder decir eso, incluso si son la mayoría?

    HHH: No deberían poder decir eso. Si tenemos elecciones aquí en esta sala, y no sé cuántos de nosotros estamos aquí, de las 10 o 12 personas que tenemos aquí, pero si 6 personas dicen que el dinero en la billetera que Hoppe tiene en su bolsillo debería ser equitativamente distribuido entre todos nosotros, eso se ajustaría a la definición perfecta de democracia moderna. Mientras que la opinión de von Mises sería que, si no me gustan este tipo de decisiones, entonces debería tener derecho a separarme de este grupo de personas, y hacer con mi propiedad lo que quiera hacer con mi propiedad. Entonces, bajo la democracia puedes convertirte en esclavo de otras personas y puedes convertirte en esclavo de la opinión mayoritaria que tiene la gente.

     

    SS: Usted ha sido descrito como uno de los principales representantes del anarcocapitalismo en el mundo. ¿Qué es el anarcocapitalismo?

    HHH: El anarcocapitalismo no es más que una sociedad de derecho privado. Todas las leyes son aplicadas a todos por igual, el derecho privado standard es aplicado a todos. No hay propiedad pública. El Derecho Público, desde el punto de vista del anarcocapitalista, no es derecho. Es una violación de la propiedad privada y de la libertad. El derecho público es ley hecha por ley, ley hecha por mayoría.

    SS: Pero, ¿podemos tener leyes sin estado?

    HHH: Sí, podemos tener leyes sin estado. En cada pequeño pueblo puede verse que la gente puede organizar su propia vida. Tienen autoridades naturales. Hay personas que tienen prestigio en una comunidad, cuya palabra cuenta más que la de otras personas, y siempre que tenemos una disputa, recurrimos a estas personas y estas personas deciden quién tiene razón y quién no. Pero estas personas también están sujetas a un mayor control. También se les puede acusar de haber cometido un delito, si la gente siente que están tomando malas decisiones. Y la diferencia con la situación actual es que si intentas quejarte de una ley estatal, la decisión de si tienes razón o si la ley estatal es correcta, es tomada por los funcionarios del propio estado. Así que el problema –y también hablaré más adelante en mi breve discurso sobre este problema– es que en cualquier conflicto, una de las partes en conflicto nunca puede ser la parte que toma la decisión. Deberíamos tener un árbitro neutral que decida quién tiene razón en cualquier tipo de conflicto, en lugar de que una de las dos partes en conflicto tenga siempre la última palabra. Eso es lo que tenemos actualmente. Siempre que no esté de acuerdo con una ley que el estado aprueba, y acuda a los tribunales para quejarse, la decisión de si usted tiene razón o si el estado tiene razón, será tomada por un funcionario estatal; lo que hace predecible cuál será el resultado de esa decisión. Si, por ejemplo, digo: “Mira, nunca acepté pagar impuestos” y voy a la Corte Suprema y digo: “Nunca firmé un documento declarando que pagaría impuestos”, no habrá ningún tercero independiente consultado para determinar si tengo razón o no. Un funcionario estatal decide quién tiene razón –el estado o yo– y, por supuesto, se puede predecir cuál será el resultado. Probablemente ni siquiera escuchen mi queja. Será descartado inmediatamente.

    SS: Pero, ¿realmente podemos vivir en una sociedad sin estado, o es sólo una utopía?

    HHH: Si miras a tu alrededor en tu vida cotidiana, verás que vivimos sin estado. La mayoría de nuestras actividades son llevadas a cabo sin interferencia estatal. En cada pequeño pueblo se ve que la gente organiza su propia vida sin que venga un policía externo y tome una decisión. La mayoría de la gente nunca ha tenido contacto con el estado en su vida.

    SS: Profesor Hoppe, Javier Milei, el presidente de Argentina, se considera, se presenta como un anarcocapitalista. ¿Cree que es un anarcocapitalista? ¿Y qué opina de las políticas que está siguiendo?

    HHH: Hace poco concedí una entrevista sobre este asunto, y critiqué duramente al señor Milei. No cuestioné que lo que hizo fue una gran mejora respecto de la situación que existía anteriormente. Creo que, en cierto modo, era fácil mejorar una situación tan catastrófica como la de Argentina. Entonces admití que hizo algunas cosas buenas. También me di cuenta de que no puede hacer todo lo que quiere debido al parlamento; necesita ciertas mayorías para llevar a cabo sus decisiones. Por otro lado, debido a que se declaró anarcocapitalista y afirmó que había aprendido de Rothbard y de mí lo que es el anarcocapitalismo, sentí que tenía derecho a criticarlo desde el punto de vista de un anarcocapitalista. Me han criticado personas que dicen “sí, pero ¿no es mejor?” Ésto nunca ha sido discutido. La disputa giraba justamente sobre lo que hace, lo que ejerce actualmente: ¿es ésto compatible con que se declare anarcocapitalista? Y luego debo decir que hubo ciertas cosas que claramente violaban esos principios. Por ejemplo, redujo algunos impuestos, pero también los aumentó, a pesar de que afirmó (y ésta es una visión anarcocapitalista) que los impuestos son robo, que la gente nunca estuvo de acuerdo con los impuestos, que se los impusieron, y que lo arrestarán si usted no paga sus impuestos. Éstos no son pagos voluntarios. Luego dijo: “Aboliré el Banco Central”. El banco central es la institución más importante, desde el punto de vista del poder estatal, porque puede imprimir dinero de la nada. Sin un banco central, habría que depender enteramente de los impuestos, y si tuviera que depender completamente de los impuestos, los estados no podrían hacer muchas de las cosas que hacen actualmente. Imagínese, por ejemplo, lo difícil que es ir a la guerra sin poder imprimir el dinero necesario para pagar a los soldados, comprar armas, etc., y depender únicamente de los pagos fiscales que la gente hace para ello. Las guerras se hicieron más fáciles gracias a los bancos centrales, y serían mucho más difíciles sin ellos. Entonces, aunque prometió que lo haría, no lo hizo, y sé que realmente necesitaba autorización para hacerlo, pero ni siquiera lo intentó. Intentó varias cosas más y buscó mayorías para otros cambios legislativos, pero no hizo ningún intento de cerrar el banco central. Y si el banco central está cerrado, entonces, por supuesto, podemos deshacernos inmediatamente del problema de la inflación. Porque la inflación es la sobreimpresión de dinero.

    SS: Entonces, ¿la inflación es un fenómeno monetario, como decía Milton?

    HHH: Sí, no soy friedmaniano, pero en ese sentido tiene toda la razón: la inflación es un fenómeno puramente monetario. Pero mi crítica más fuerte hacia Milei fue su visión de la política exterior. La visión standard de los libertarios, de los anarcocapitalistas, es: debemos mantenernos al margen de los asuntos de otros países. Debemos declararnos neutrales. Debemos declarar: “Estoy preocupado por Argentina”, “Estoy dispuesto a defender a Argentina”.

    SS: ¿Deberíamos mantener nuestras manos alejadas de otros países?

    HHH: Sí, y no debemos intervenir. E hizo algo completamente diferente. Se puso explícitamente del lado de Estados Unidos; no del pueblo de Estados Unidos, sino del gobierno de Estados Unidos Y el gobierno de Estados Unidos es actualmente el mayor país imperialista que tenemos, el mayor belicista que tenemos, responsable del mayor número de muertes en las últimas décadas que cualquier otro país. No hay necesidad de hacer eso. Podría haber dicho simplemente: “No digo nada sobre estas cosas, sobre las políticas de otros países”.

    SS: Profesor Hans-Hermann Hoppe, muchas gracias por esta conversación.

     

     

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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