“¿Quién construirá los caminos?” – Parte 2

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    Parte 1

    La Farmacopea de los Estados Unidos [USP} es actualizada y publicada hasta el día de hoy. La organización ha seguido siendo sin fines de lucro, financiada de forma privada durante más de dos siglos, pero actualmente coopera estrechamente con la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA). Sin embargo, es interesante señalar que el gobierno tardó 86 años más que la USP en abordar las mismas cuestiones de calidad de los medicamentos, mediante la aprobación de la Ley de Alimentos y Medicamentos Puros (PFDA) en 1906. La propia FDA fue creada en 1930, cambiando el nombre de una agencia federal relacionada. Cuando el gobierno finalmente tomó nota, adoptó la USP al por mayor.

    La FDA

    En este punto, debería surgir una pregunta. ¿Puede la USP privada simplemente reemplazar a la FDA gubernamental? La respuesta depende del propósito de standardizar la información sobre alimentos y medicamentos. Dos propósitos separables son la educación, y la aplicación de la ley. Si el propósito es proporcionar información para que las personas puedan tomar mejores decisiones sobre cómo automedicarse, entonces la USP cumplió esta función hace mucho tiempo. Un informe del Cato Institute titulado “Reforma de los medicamentos: acabar con el poder del gobierno para exigir recetas médicas”, escrito por Jeffrey A. Singer y Michael F. Cannon, ofrece una visión fascinante. La PFDA “codificó la USP, creada de manera privada, y definió un medicamento como ‘adulterado’ si no cumplía con los standards de la USP. Esas disposiciones tuvieron poco efecto aparente, ya que la USP ya era el standard de práctica ampliamente reconocido”. En resumen, el libre mercado ya había resuelto un problema social para el que el gobierno aprobó leyes muchos años después. Por supuesto, el gobierno asume el crédito por esta solución, como lo demuestra el hecho de que muy pocas personas han oído hablar de la USP, mientras que todos conocen a la FDA.

    Por otro lado, si el propósito de los standards es hacerlos cumplir por ley, independientemente de los deseos de los consumidores, entonces la USP no puede reemplazar a la PFDA. Podría haber sido posible en 1906, cuando ambos compartían el respeto por la automedicación. Singer y Cannon explican: “En lugar de infringir el derecho a la automedicación o limitar la autonomía médica, la PFDA intentó proporcionar más información a los consumidores y a los médicos … La PFDA también definió el delito de “etiquetado incorrecto”, estableciendo que un medicamento estaba mal etiquetado si contenía alcohol, opio, cocaína o cualquier otra sustancia peligrosa o potencialmente adictiva, y no incluía esos ingredientes (y su proporción) en la etiqueta del producto”. Podría decirse que las leyes contra el “etiquetado incorrecto” eran simplemente leyes contra el fraude.

    Sin embargo, la autoridad ejercida por la FDA actual ha sido enormemente ampliada, y su misión principal ya no es la información. Su misión actual es la aplicación de la ley y la regulación. Además, han sido aprobadas leyes adicionales sobre “pureza”, como la Ley de Alimentos, Medicamentos y Cosméticos (FDCA) de 1938, que han sido incorporadas a la sociedad. La FDCA es en gran medida responsable por las prácticas de prescripción obligatorias a nivel federal, que persisten hasta el día de hoy.

    En resumen, la misión de la PFDA se ha desviado drásticamente del respeto original de la gente por la toma de decisiones informadas, hacia la imposición de la autoridad gubernamental sobre las mismas. Esta pérdida de libertad personal es un costo subestimado de la intervención del gobierno en bienes públicos, como la atención médica: hay una inevitable desviación de la utilidad a la autoridad.

    La superioridad del libre mercado

    Privatizar tantas funciones de la economía como sea posible, tan rápidamente como sea posible, puede ser el objetivo económico más urgente de nuestros días. Desde las carreteras hasta la educación, desde los productos farmacéuticos hasta la banca, desde las comunicaciones hasta los viajes … la superioridad del libre mercado sobre el control gubernamental necesita ser demostrada con la razón y ejemplos del mundo real. Tres de las maneras más poderosas son presentar la utilidad superior y la moralidad superior de los principios subyacentes al libre mercado, y ofrecer una prueba de concepto en tantos casos como sea posible. Una prueba de concepto es especialmente importante porque ninguna evidencia de una teoría es más sólida que señalar ejemplos históricos de que alguna vez funcionó y floreció. O de cómo está floreciendo ahora.

    Utilidad superior

    La razón más básica por la que la libertad tiene una utilidad superior es claramente expuesta en un artículo titulado “¿Quién debería decidir qué se incluye en una lata de tomates? Leyes alimentarias desde una perspectiva voluntaria”, del cofundador del movimiento voluntarista Carl Watner. Watner escribe desde la perspectiva de la praxeología misesana –el estudio de la acción humana:

    No sostenemos que las soluciones de mercado resolverían todos los problemas de la humanidad, pero tampoco podemos suponer que, como los mercados y otros mecanismos sociales producen resultados imperfectos, una autoridad monopólica central producirá mejores resultados. “Los mercados son deseables no porque conduzcan sin problemas a un mejor conocimiento y a una mejor coordinación, sino porque proporcionan un proceso para aprender de nuestros errores y los incentivos para corregirlos”. Como voluntaristas, concluimos, a partir del examen de la naturaleza humana, los incentivos humanos y la historia humana, que una sociedad sin Estado no sería perfecta, pero sí sería más moral y práctica.

     

     

    Parte 3

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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