El gasto federal sólo aumenta: Trump impulsa un presupuesto de defensa de U$S 1 billón

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    La semana pasada, el presidente Donald Trump anunció nuevos planes para el presupuesto de defensa de U$S 1 billón en 2026. Trump presumió de sus ambiciosos planes para gastar cantidades cada vez más descomunales de fondos públicos, declarando en una reunión con el presidente israelí, Benjamin Netanyahu: “Vamos a aprobar un presupuesto, y me enorgullece decirlo, de hecho, el más grande que hemos hecho para el ejército … U$S 1 billón. Nadie ha visto nada igual”. Un aumento del gasto militar a U$S 1 billón supone un aumento del financiamiento de más de U$S 100 000 millones, o 12%. Sería el mayor aumento en un año desde el 2004, durante los primeros años de la guerra de Irak.

    Trump no mencionó las afirmaciones previas de que su administración recortaría el gasto federal general, al tiempo que recortaría el deficit anual del gobierno federal.

    Es fácil entender por qué no mencionó esas promesas anteriores. En los últimos días, Elon Musk se ha retractado de sus promesas previas de que el Departamento de Eficiencia Gubernamental recortaría un U$S 1 billón en el gasto federal en un futuro próximo. La nueva cifra ofrecida por Musk representa sólo 15% de aquélla, o U$S 150.000 millones. En otras palabras, los “ahorros” del DOGE en términos de gasto representan aproximadamente 2,2% del gasto federal.

    El panorama no pinta bien para quienes realmente creyeron en las promesas de la administración de recortar el gasto federal general.

    Suponiendo que DOGE realmente implemente recortes por U$S 150.000 millones al gasto federal, y suponiendo que la administración Trump utilice dichos recortes para compensar el gasto militar, ésto significa que todas las demás categorías de gasto federal podrían aumentar sólo U$S 50 000 millones en total, si el objetivo es recortar el gasto federal. Además, incluso si el gasto federal es recortado en, digamos, U$S 50.000 millones, aún queda un deficit federal de casi U$S 2 billones.

    Después de todo, la administración Trump ha prometido no tocar la Seguridad Social ni Medicare, los que por sí solos representan 40% del gasto federal. Dada la naturaleza de estos dos programas no discrecionales, podemos estar seguros de que sólo aumentarán en los próximos años.

    Además, no hay nada en los nuevos presupuestos aprobados por Trump y el Congreso republicano que sugiera que el gasto federal total disminuirá en los próximos años. Sí, el Partido Republicano promete recortar el gasto “en diez años”, pero cualquiera que haya prestado atención durante los últimos 30 años, sabe que ésto nunca sucede. Como señaló el congresista de Kentucky Thomas Massie, nada se concreta más allá del tercer año de estos amorfos planes decenales.

    Parece cada vez más que esta estrategia sigue la misma historia que hemos presenciado durante todas las demás administraciones republicanas de los últimos cuarenta años: se habla mucho de recortes presupuestarios, pero al final, la trayectoria del gasto federal siempre es implacablemente ascendente, a menudo con los hipertrofiados presupuestos militares a la cabeza.

    Gigantesco aumento del gasto militar

    Se estima que el presupuesto militar federal para 2025 será de aproximadamente U$S 893.000 millones. Si el gasto militar aumenta a U$S 1 billón, se trataría de un aumento de U$S 107.000 millones. Ésto significa que el gasto federal seguirá siendo muy superior al gasto en el Pentágono durante la Guerra Fría, durante la era de Ronald Reagan. Ésto es cierto inclusive ajustado por inflación. De hecho, en dólares ajustados por inflación, un presupuesto de U$S 1 billón sitúa el gasto militar incluso por sobre de los presupuestos militares del presidente Obama en la época en que Estados Unidos libraba guerras de contrainsurgencia en Irak y Afghanistan.

    El aumento de U$S 107.000 millones propuesto por Trump para 2026 sería el mayor desde 2004 y, sin duda, uno de los mayores aumentos interanuales del gasto militar en cincuenta años.

    Adónde va el resto del dinero

    En 2024 (el año fiscal y calendario más reciente), el gasto federal total ascendió a aproximadamente U$S 6,7 billones. En ese período, el gasto militar representó aproximadamente 13% del total. Ésto lo sitúa aproximadamente en tercer lugar, detrás de la Seguridad Social, Medicare y los intereses de la deuda. Los pagos de intereses se han disparado en los últimos años debido a los descontrolados deficits federales, y al aumento de los tipos de interés. El gasto militar superó ligeramente al gasto público en salud, como Medicaid. El gasto para veteranos –que en realidad es una forma de gasto militar diferido– representó 5% adicional.

    Con la excepción del gasto militar, la mayor parte de este gasto es “no discrecional”, lo que significa que el Congreso tendría que modificar las leyes para eliminar los aumentos automáticos del gasto en estas áreas.

    Eso deja algunos programas relativamente menores, donde se concentra la mayor parte del gasto discrecional, como educación e investigación.

    Si la administración Trump realmente se tomara en serio los recortes al gasto federal, el gasto militar sería un buen punto de partida, debido a su naturaleza discrecional. Además, la administración no habría aprobado la resolución de continuidad más reciente, que esencialmente prolongó el presupuesto de la administración Biden hasta el otoño.

    En cambio, la administración ha decidido redoblar los aumentos del gasto del Pentágono. Ésto resulta especialmente curioso, dado que las iniciativas de la administración con DOGE supuestamente se basaron en descubrir gastos innecesarios y contabilidad deficiente en los departamentos gubernamentales. Mientras tanto, el Pentágono reprobó su séptima auditoría consecutiva en diciembre de 2024. El Pentágono desconoce el destino de ese dinero, al igual que DOGE. Aparentemente, ésto no impide que la Casa Blanca haya realizado aumentos históricamente elevados en las recomendaciones presupuestarias.

    Los incorregibles fanáticos de la administración insistirán en que pronto la administración implementará recortes drásticos al gasto discrecional no militar –¡seguramente en cualquier momento! Incluso si eso fuera políticamente plausible, ahora sabemos con certeza que DOGE no hará prácticamente nada para eliminar significativamente el deficit federal. Dada la negativa del Partido Republicano y de la Casa Blanca de Trump a implementar recortes significativos a los programas federales, es matemáticamente imposible que la Casa Blanca reduzca considerablemente el deficit, incluso si Trump eliminara todo el gasto discrecional no militar. Para los observadores más realistas de la política estadounidense, ésto apenas merece la pena ser comentado. Todo se está desarrollando exactamente como esperábamos. Desafortunadamente, muchos partidarios de Trump siguen engañándose pensando que algo está en marcha, algo que cambiará la trayectoria de la deuda y del gasto del país. Todo es posible, pero no hay ninguna evidencia observable que sugiera que algo así vaya a suceder. Ninguna.

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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