Quién necesita a la Fed

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    [Este artículo fue publicado como anuncio de página completa en The Wall Street Journal hoy, 24 de Junio de 2024, lo que fue posible gracias a uno de nuestros generosos donantes].

    Quizás nada en las noticias financieras reciba más atención que un anuncio de la Reserva Federal. Aproximadamente ocho veces al año, el Comité Federal de Mercado Abierto de la Reserva Federal se reúne para decidir y anunciar formalmente sus planes de política monetaria. Cada anuncio tiene el potencial de provocar un repunte o una caída en los mercados financieros.

    Tiene sentido que un simple anuncio de la Reserva Federal tenga el poder de mover los mercados en gran medida. La Reserva Federal ejerce un enorme poder sobre las tasas de interés, la regulación bancaria y la oferta monetaria. Cuando se trata de políticas que afectan la vida cotidiana de casi todos los estadounidenses (e incluso de innumerables personas fuera de Estados Unidos), es posible que ninguna institución gubernamental sea más poderosa que el banco central de Estados Unidos, la Reserva Federal.

    Sin embargo, esta institución funciona en gran medida en secreto, nunca ha sido auditada por el Congreso y prácticamente nunca es cuestionada por nadie en Washington o en los medios tradicionales. En esta era de erosión de la confianza pública en el Congreso, la presidencia, los medios e incluso el ejército, es bastante sorprendente que la Reserva Federal enfrente tan poco escrutinio.

    Gran parte de ésto se debe a que durante décadas, los partidarios de la Reserva Federal han difundido con éxito mitos sobre cómo la Reserva Federal proporciona estabilidad y prosperidad.

    Una mirada más cercana a la realidad de la Reserva Federal revela que ésta no beneficia a la gente común, ni hace que la economía sea más estable. En cambio, la Reserva Federal ha sido la fuente principal de los precios máximos en cuarenta años, consistentes en fuertes aumentos en los precios de los alimentos, la vivienda, la atención sanitaria y el transporte. En muchos casos, el aumento de los precios superó el crecimiento de los salarios, lo que significa que millones de hogares estadounidenses (en su mayoría, aquéllos con ingresos más bajos e ingresos fijos) han experimentado un crecimiento negativo del ingreso real en los últimos años. Mientras tanto, la política de la Reserva Federal también ha impulsado el alza de los precios inmobiliarios y bursátiles, lo que ha abultado las billeteras de los hogares ricos, los bancos y los gobiernos.

    La Reserva Federal puede afirmar que está gestionando la economía de manera experta, pero en 2024 seguirá haciendo lo que ha estado haciendo desde su creación en 1913: crear más inestabilidad económica con crisis aparentemente interminables como las que vimos en 1953, 1957, 1960, 1969, 1973, 1980, 1981, 1990, 2001, 2008 y 2020. Lo mejor que podemos decir sobre la Reserva Federal es que no logró evitar la Gran Depresión, la estanflación de los años ’70, ni la Gran Recesión. Pero la Reserva Federal no se limitó a dejar de impedir todo ésto. La Reserva Federal creó estos desastres económicos, en primer lugar.

    La Reserva Federal afirma –siempre sin pruebas– que todo “habría sido peor” sin la Reserva Federal. Sin embargo, la historia ha demostrado que el crecimiento económico y el aumento del nivel de vida difícilmente dependen de la existencia de la Reserva Federal. De hecho, en la segunda mitad del siglo XIX, cuando la nación no tenía ningún banco central, Estados Unidos experimentó un período increíblemente dinámico de aumento del nivel de vida. En particular, este período también se caracterizó por la deflación (algo que la Reserva Federal odia) que contribuyó a bajar los precios de los bienes y servicios, aumentando así los salarios reales.

    La Reserva Federal nos asegura hoy que el crecimiento económico depende de la inflación, que es lo que destruye el poder adquisitivo del dólar. De hecho, la Reserva Federal ha hecho todo lo posible por institucionalizar la inflación. Aunque tan recientemente como en los años 1980 el Congreso ordenó a la Reserva Federal que buscara una meta de alza d eprecios de 0%, la Reserva Federal inventó un standard totalmente arbitrario de 2% en los años 1990. Ahora, la Reserva Federal nos dice que la economía necesita un alza mínima de los precios de 2% para mantenerse “estable”.

    Los economistas de la Reserva Federal emplean una variedad de teorías económicas mal diseñadas para justificar la agenda inflacionaria de la Reserva Federal. Pero la política, no la economía, es la verdadera fuerza impulsora en este caso. El incesante llamado a una mayor inflación monetaria y tasas de interés ultrabajas sirve para beneficiar a ciertos grupos de interés influyentes y poderosos, a expensas de las asediadas clases media y trabajadora.

    A medida que la Reserva Federal obliga a bajar las tasas de interés para alimentar más inflación monetaria, los gobiernos pueden pedir prestado más dinero a tasas de interés más bajas. La política de la Reserva Federal permite a los funcionarios electos ampliar los presupuestos y el gasto gubernamentales, y al mismo tiempo minimizar el costo de mantener enormes deficits federales. Sin la Reserva Federal, el despilfarro desenfrenado de los años de covid nunca habría sido posible, ni habríamos tenido el alza de precios que siguió. El propio gobierno es el principal beneficiario aquí. Las organizaciones que reciben los favores financieros de Washington (bancos rescatados y contratistas gubernamentales, por ejemplo) comparten las ganancias inesperadas que genera el gasto de dinero inflado recién creado.

    No se puede decir lo mismo de la gente corriente que se encuentra más abajo en la cadena alimentaria económica, que experimenta un aumento de los precios sin la fácil generosidad de la clase gubernamental y sus aliados.

    Contrariamente a los muchos mitos que la sustentan, la Reserva Federal nunca ha sido más que una herramienta de redistribución de la riqueza, que fomenta la desigualdad económica y el despilfarro gubernamental. La misión de la Reserva Federal nunca se basó en una ciencia económica sólida. La Reserva Federal no necesita reformas: ha llegado el momento de acabar final y definitivamente con la Reserva Federal.

     

     

     

     Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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