Los randianos son colectivistas genocidas

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Los últimos estallidos del conflicto entre sionistas y palestinos han vuelto a poner en marcha la Máquina de Odio de la población mundial: todos se han visto obligados a tener una opinión sobre el asunto y a odiar a uno de los bandos. Aunque se trata de una guerra que dura ya más de 80 años, la inmensa mayoría de la población desconoce su historia y toma partido sólo por los últimos acontecimientos, ignorando el contexto general. Por ejemplo, muchos han llegado a pensar que como los terroristas de Hamás mataron a civiles judíos el 7 de octubre de 2023, deben apoyar todas las acciones de las fuerzas armadas israelíes. No tienen en cuenta que el Estado de Israel mató a muchos más civiles palestinos antes de este ataque de Hamás y está matando a muchos más ahora.

Así vemos cómo se dan las excusas más absurdas para las bombas israelíes que masacran bebés palestinos, como decir que la culpa es de Hamás por utilizarlos como «escudos humanos». Ahora bien, si durante un atraco un ladrón es rodeado por la policía y se esconde detrás de una víctima, nadie le diría a la policía que ametrallara indiscriminadamente a la víctima y al ladrón, en lugar de utilizar un francotirador, que trataría de apuntar solamente al ladrón. Si una banda irrumpe en un banco y toma como rehenes a todos los empleados y clientes, la respuesta de la policía nunca sería volar el banco con todos dentro. Si una fuerza policial actuara así, sería considerada peor que los atracadores. Pero hay gente que dice que está justificado que Israel lance bombas sobre hospitales palestinos llenos de ancianos, mujeres y niños porque ¡habría un túnel utilizado por Hamás debajo de ese hospital! Y, por otro lado, también vemos gente que intenta justificar el asesinato de bebés judíos perpetrado por Hamás por la opresión que sufren los palestinos en Gaza, que es una cárcel al aire libre.

Si bien es cierto que los palestinos están oprimidos por el Estado de Israel, es vergonzoso apoyar la matanza de civiles judíos por ello, del mismo modo que es insensato justificar la matanza de civiles palestinos debido a las acciones de terroristas palestinos. Culpar a todo un grupo de personas por las acciones de unos pocos individuos se llama «castigo colectivo», y esto es aún más absurdo cuando lo hacen personas que se supone que son individualistas extremos, como los randianos; después de todo, fue Ayn Rand quien acuñó la frase «La minoría más pequeña de la tierra es el individuo. Aquellos que niegan los derechos individuales no pueden pretender ser defensores de las minorías». Pero eso es lo que hacen los randianos.

Recientemente, Yaron Brook, el presidente del Instituto Ayn Rand, atacó la posición libertaria contra cualquier tipo de castigo colectivo abogando por el asesinato de inocentes como respuesta a un ataque. De todas las tonterías que dice Brook, el mayor error que cometió fue citar al gran Dave Smith, quien, a raíz de esto, hizo un video destruyendo completamente a Yaron Brook. Brook dice que cuando uno se defiende de un ataque no necesita ni debe comprobar quién es inocente y quién culpable, a lo que Smith contesta contundentemente que si estás matando inocentes, no te estás defendiendo de nada, sino siendo tú mismo el agresor que ataca a otros. En la Franja de Gaza viven 2 millones de personas, la mitad de ellas menores de 18 años. Brook es un maníaco genocida que aboga por la muerte de todos ellos porque hace 17 años, en 2006, cuando casi la mitad ni siquiera había nacido aún, Hamás obtuvo el 44% de los votos en unas elecciones parlamentarias. Para Brook, ¡esto significa que TODOS los palestinos son culpables de los actos terroristas de Hamás y deben ser castigados! Además de ser un canalla, el nivel de argumentación de Brook es absolutamente vejatorio, y todo el mundo debería ver el video de respuesta de Dave Smith:

A Response To Yaron Brook | Dave Smith | Part Of The Problem 1044

No obstante, Brook hace algo muy positivo en este vídeo al subrayar que los objetivistas randianos no son libertarios. Muchos randianos se consideran libertarios, y esta distinción que hace Brook contribuye mucho a preservar la reputación del libertarismo.

Pero ver a Yaron Brook defender el asesinato de niños palestinos no sorprende a nadie familiarizado con la filosofía randiana. Fue el propio Brook quien me reveló personalmente la verdadera faceta del randismo hace más de 10 años, en una de las muchas veces que estuvo en Brasil invitado por empresarios de la IEE para participar en sus actos de supuesta promoción de la libertad. Durante un cóctel, yo estaba en un círculo de conversación cuando Brook dijo que lanzar las bombas nucleares sobre la población civil de las ciudades de Hiroshima y Nagasaki fue uno de los actos heroicos más altruistas de la historia. En aquella época yo estaba superficialmente familiarizado con las ideas de Ayn Rand, y aunque era un anarcocapitalista que rechazaba la defensa incoherente que Rand hacía del Estado, y su fanática defensa de la criminal «propiedad intelectual», consideraba a los objetivistas randianos aliados en la lucha por la libertad. Había leído sus novelas The Fountainhead y Atlas Shrugged y estaba familiarizada con algunas de sus ideas, pero no tenía ni idea de que su filosofía, aparentemente individualista, contuviera el concepto de culpa colectiva. Tras esta interacción con Brook, me puse a investigar y descubrí que se trataba de una «postura oficial» de los randianos. Me topé con esta declaración de Brook de 2005, en el 60 aniversario del lanzamiento de las bombas nucleares, glorificando la muerte de 300.000 personas (la mayoría civiles). Dice que «Estados Unidos debería estar orgulloso de haber lanzado la Bomba». Brook continúa:

Estados Unidos no fue el agresor en la Segunda Guerra Mundial, sino la víctima de un ataque brutal. Por lo tanto, todas las muertes que se produjeron en defensa propia de Estados Unidos deben achacarse a los agresores que las hicieron necesarias.

Sin tener en cuenta el hecho de que el ataque a Pearl Harbor fue provocado y deliberadamente permitido para llevar a EE.UU. a la Segunda Guerra Mundial, fue un ataque de las fuerzas armadas japonesas contra las fuerzas armadas americanas. El objetivo era una base naval de la Marina de EE.UU. en Hawai. La «autodefensa» sería legítima si se llevara a cabo contra objetivos militares japoneses, y no contra cualquier ser humano que hubiera nacido en Japón o que simplemente se encontrara allí. Brook sigue:

Es responsabilidad solemne del gobierno de Estados Unidos proteger a los ciudadanos americanos, destruyendo sin piedad a quienes nos amenazan. Si en el proceso mueren civiles, como ocurrió en Japón, ello no hace sino subrayar la enormidad de lo que está en juego cuando una población abraza (o se somete) a un régimen dictatorial y asesino.

¿Qué amenaza suponía un recién nacido en Nagasaki para los ciudadanos americanos al otro lado del Océano Pacífico para hacerle objeto de una incineración instantánea? Pero para el colectivista Brook, se lo merecía, ya que abrazó o se sometió al gobierno japonés, que ya había aceptado la rendición antes de los ataques nucleares. Brook termina su exaltación del mayor crimen de guerra de la historia criticando a Estados Unidos por no lanzar bombas nucleares sobre las cabezas de los iraquíes:

Nuestros estrategas militares en Irak podrían aprender de quienes, hace sesenta años, decidieron no escatimar medios para poner de rodillas a la nación japonesa.

¿Qué tal esto? Carbonizar a millones de niños, mujeres, ancianos y hombres porque Estados Unidos invadió un país basándose en la mentira de que posee «armas de destrucción masiva». Y como Estados Unidos realmente posee, y ha utilizado, armas de destrucción masiva, ¿significa eso que otros países deberían lanzar bombas nucleares sobre ciudades americanas? Es espeluznante. Y no hace falta ser un libertario rothbardiano para asombrarse de las atrocidades que defienden los randianos. Mira cómo el belicista neoconservador Bill O’Reilly se asombró al oír lo que otro destacado randiano, nada menos que Leonard Peikoff —el fundador del Instituto Ayn Rand y el elegido por la propia Ayn Rand para ser su heredero— tenía que decir sobre una invasión de Estados Unidos a Irán:

O’Reilly, que apoyó las guerras demenciales del imperio americano que mataron a millones de personas, tachó de delirante la propuesta de Peikoff de que Estados Unidos atacara Irán exterminando indiscriminadamente a militares y civiles, y le llamó loco. A pesar de la autoridad de estos dos influyentes objetivistas randianos citados anteriormente, cabría pensar que pervirtieron las ideas de Ayn Rand; que ella nunca estaría de acuerdo con semejante monstruosidad. Sin embargo, esto no es cierto; están siendo totalmente fieles a las enseñanzas de su Maestra. Con el estreno de la película Oppenheimer, el Instituto Ayn Rand se sintió motivado para defender una vez más el uso de bombas nucleares y dedicó un episodio del programa Nuevo Ideal a justificar moralmente el mayor acto criminal de guerra de toda la historia. En el programa, presentaron audios de la propia Ayn Rand defendiendo el exterminio de civiles inocentes en países enemigos:

Para Ayn Rand, si el pueblo no eligió un gobierno diferente o no derrocó al régimen en el poder, toda la población debe pagar por los pecados de este gobierno… porque el gobierno representa al pueblo de la nación. Ella dice que no hay inocentes en una guerra.

En el segundo audio, difundido por primera vez al público, Ayn Rand responde a una pregunta sobre el ataque deliberado a civiles diciendo que no se debe prescindir de las mujeres y los niños, ya que pueden ser utilizados por los enemigos, como los utilizó el Viet Cong en la guerra de guerrillas durante la guerra de Vietnam para atacar a los soldados americanos invasores. Dice que si es necesario bombardear a civiles, no solo está justificado, sino que es un deber moral hacerlo; cualquier cosa que haga un país que ha sido atacado está moralmente justificada. Según Ayn Rand, toda la carnicería de las guerras a lo largo de la historia de la humanidad ha sido hermosa y moral, si la población exterminada pertenece a un país que «golpeó primero». Así que no, Brook y Peikoff no tergiversaron el colectivismo de Ayn Rand. Ella es tan perversa y bárbara como sus fieles discípulos del objetivismo randiano.

 

 

Traducción: Oscar Grau

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