[NOTA DEL EDITOR: Este artículo es una reseña del libro “Historia judía, religión judía: el peso de 3.000 años”, de Israel Shahak. Este trabajo me fue recomendado por el Dr. Hans-Hermann Hoppe después de leer la primera versión de mi artículo “Anarcosionismo”, diciendo que había presentado una visión ingenua y errónea de la religión judía, con la que Rothbard estaría totalmente en desacuerdo. Yo ya era consciente del desprecio de Rothbard por el judaísmo, como se indica por ejemplo en su temprana autobiografía, y pregunté dónde podía aprender más sobre sus opiniones sobre el tema. Hoppe respondió que fue el propio Rothbard quien le recomendó el trabajo de Shahak. Después de leer el libro, edité mi artículo, publicado en una segunda versión realista, aprendiendo de esta recomendación. Así como Rothbard aconsejó a Hoppe, y Hoppe me aconsejó a mí, aconsejo a todos la lectura del libro completo].
Quizás crea saber lo absurdas que son las lagunas legales en el Talmud. Quizás tenga una idea sobre cómo el Talmud babilónico blasfema contra Nuestro Señor, y se refiere a los cristianos como bestias idólatras. Pero el libro de Israel Shahak, Historia judía, religión judía, es toda una revelación incluso para un observador experimentado.
No se trata de una obra conspirativa descabellada. Shahak se crio en una familia de sionistas polacos, y se convirtió en activista israelí por los derechos civiles tras jubilarse como profesor en la Universidad Hebrea de Jerusalén.
Shahak comienza el libro expresando su frustración por las violaciones de los derechos civiles israelíes, al recordar el incidente de un judío ultrarreligioso en Jerusalén que se negó a permitir que se usara su teléfono en Shabat para ayudar a un no judío que se había desmayado cerca (p. 40). Tras denunciar el incidente ante el Tribunal Rabínico de Jerusalén, verificaron que el judío en cuestión había actuado conforme a la ley. Y ésto es solo la punta del iceberg.
Huelga decir que, a pesar de haber obtenido un doctorado de la mejor universidad israelí, Historia judía, religión judía: 3.000 años de peso ocasionó gran controversia tras su publicación. Revela la justificación demoníaca del judaísmo para el genocidio en la guerra israelí, la subyugación inmoral de los no judíos, y su especial odio hacia el cristianismo y hacia la clase campesina.
Como menciono varias veces en las sesiones grabadas del club de lectura, las credenciales de Shahak hacen que las revelaciones de este texto exploten el discurso, a menudo hiperbólico, publicado en línea. Tener un libro como éste como referencia, hace innecesario citar fuentes como Los protocolos de los sabios de Sión para limitar cualquier objeción o duda.
Para quienes creen que los judíos modernos adoran al mismo Dios que los cristianos, o que los judíos son el pueblo elegido de Dios, ésto será difícil de aceptar.
Aquí presento algunos de los muchos extractos notables que encontré excepcionalmente impactantes en Historia judía, religión judía.
Liberalización de los judíos como consecuencia del moderno estado de Israel
Éste era el hecho social más importante de la existencia judía antes de la llegada del estado moderno: la observancia de las leyes religiosas del judaísmo, así como su inculcación a través de la educación, era impuesta a los judíos mediante coacción física, de la que sólo se podía escapar mediante la conversión a la religión mayoritaria, lo que equivalía en aquellas circunstancias a una ruptura social total y, por ello, muy impracticable, salvo durante una crisis religiosa.
Sin embargo, con la llegada del estado moderno la comunidad judía perdió su poder para castigar o intimidar al individuo judío.
Pero la consecuencia social de este proceso de liberalización fue que, por primera vez desde aproximadamente el año 200 d.C., un judío podía ser libre de hacer lo que quisiera, dentro de los límites de la ley civil de su país, sin tener que pagar por esta libertad convirtiéndose a otra religión. La libertad de aprender y leer libros en lenguas modernas, la libertad de leer y escribir libros en hebreo no aprobados por los rabinos (como cualquier libro hebreo o yidis debía serlo anteriormente), la libertad de comer alimentos no kosher, la libertad de ignorar los numerosos tabúes absurdos que regulaban la vida sexual, incluso la libertad de pensar (pues los “pensamientos prohibidos” se encuentran entre los pecados más graves), todo ésto fue concedido a los judíos de Europa (y posteriormente de otros países) por regímenes europeos modernos o incluso absolutistas, aunque estos últimos eran al mismo tiempo antisemitas y opresivos. (p. 64-65)
Omisiones de pasajes anticristianos en el Talmud
Como anteriormente explicado, los pasajes talmúdicos dirigidos contra el cristianismo o contra los no judíos tuvieron que ser eliminados o modificados; la presión era excesiva. Ésto fue lo que se hizo: algunos de los pasajes más ofensivos fueron eliminados de todas las ediciones impresas en Europa después de mediados del siglo XVI. En todos los demás pasajes, las expresiones “gentil”, “no judío”, “extranjero” (goy, einoyehudi, nokhri), que aparecen en todos los manuscritos e impresiones antiguos, así como en todas las ediciones publicadas en países islámicos, fueron sustituidas por términos como “idólatra”, “pagano”, o incluso “cananeo” o “samaritano”, términos que podían ser justificados, pero que un lector judío podía reconocer como eufemismos de las antiguas expresiones.
A medida que el ataque se intensificaba, la defensa se volvía más elaborada, a veces con resultados trágicos y duraderos. Durante ciertos períodos, la censura rusa zarista se endureció y, al ver la realidad de los eufemismos mencionados, también los prohibió. A raíz de ello, las autoridades rabínicas los sustituyeron por los términos “árabe” o “musulmán (en hebreo, Yishma’eli, que significa ambos) u, ocasionalmente, “egipcio”, calculando correctamente que las autoridades zaristas no objetarían este tipo de abuso. Al mismo tiempo, circularon listas de omisiones talmúdicas en forma manuscrita, que explicaban todos los nuevos términos y señalaban todas las omisiones. (p. 77)
El judaísmo moderno es politeísta
Sin embargo, lo que nos interesa no es el judaísmo bíblico, sino el clásico; y es evidente, aunque mucho menos conocido, que durante sus últimos siglos este último distó mucho del monoteísmo puro. Lo mismo puede decirse de las doctrinas dominantes en el judaísmo ortodoxo actual, que es una continuación directa del judaísmo clásico. La decadencia del monoteísmo se produjo con la expansión del misticismo judío (qabbaláh), la que se desarrolló en los siglos XII y XIII, y que a finales del siglo XVI había alcanzado una victoria casi total en prácticamente todos los centros del judaísmo. La Ilustración judía, surgida de la crisis del judaísmo clásico, tuvo que luchar contra este misticismo y su influencia más que contra cualquier otra cosa, pero en la ortodoxia judía actual, especialmente entre los rabinos, la influencia de la qabbaláh ha continuado siendo predominante. (p. 91)
Teurgia[[1]] sexual en los rituales de invocación de la qabbaláh
El deber de los judíos piadosos es restaurar, mediante sus oraciones y actos religiosos, la perfecta unidad divina, en forma de unión sexual, entre las deidades masculina y femenina. Así, antes de la mayoría de los actos rituales, que todo judío devoto debe realizar muchas veces al día, recitan la siguiente fórmula de la qabbaláh: “Por el bien del encuentro [sexual] del Santo Bendito y su shekhinah …”.
Las oraciones matutinas judías también están organizadas para promover esta unión sexual, aunque sea temporalmente. Las sucesivas partes de la oración corresponden místicamente a las sucesivas etapas de la unión: en un momento la diosa se acerca con sus doncellas, en otro el dios la rodea con el brazo y le acaricia el pecho, y finalmente se supone que tiene lugar el coito. (p. 93)
Recitación de oraciones de la qabbaláh para engañar a los ángeles y adorar a Satanás
Según la interpretación de los qabbalistas, otras oraciones o actos religiosos tienen como objetivo engañar a los ángeles (considerados deidades menores con cierta independencia) o propiciar a Satanás. En un momento dado de la oración matutina, pronuncian algunos versos en arameo (en lugar del hebreo más habitual). Suponen que ésto sirve para engañar a los ángeles que operan las puertas por las que las oraciones entran al Cielo, y que tienen el poder de bloquear las oraciones de los piadosos. Los ángeles sólo entienden hebreo, y se sienten desconcertados por los versos arameos; siendo algo torpes (presumiblemente mucho menos astutos que los qabbalistas), abren las puertas, y en ese momento pasan todas las oraciones ‒incluidas las formuladas en hebreo. O bien, tomemos otro ejemplo: tanto antes como después de comer, un judío piadoso se lava ritualmente las manos, pronunciando una bendición especial. En una de estas dos ocasiones adora a Dios, promoviendo la unión divina entre Hijo e “hija”. Pero en la otra adora a Satanás, a quien le gustan tanto las oraciones y los rituales judíos que, cuando le ofrecen algunos, se mantiene ocupado un rato y se olvida de molestar a la “hija divina”. (p. 93)
Sacrificios hechos a Satanás en el templo
De hecho, los cabalistas creen que algunos de los sacrificios que se quemaban en el templo estaban destinados a Satanás. Por ejemplo, los setenta novillos sacrificados durante los siete días de la fiesta de los tabernáculos, eran supuestamente ofrecidos a Satanás en su calidad de gobernante de todos los gentiles; diez de aquéllos dedicados a mantenerlo demasiado ocupado como para interferir en el octavo día, cuando es ofrecido el sacrificio a Dios.
Se pueden dar muchos otros ejemplos similares. (p. 94)
Las fuentes judías clásicas se enorgullecen de su papel en la ejecución de Jesús
Según el Talmud, Jesús fue ejecutado por un tribunal rabínico competente por idolatría, incitación a otros judíos a la idolatría, y desprecio a la autoridad rabínica. Todas las fuentes judías clásicas que mencionan su ejecución se responsabilizan con gusto; en el relato talmúdico, los romanos ni siquiera son mencionados.
Los relatos más populares, que sin embargo fueron tomados muy en serio, como el famoso Toldot Yeshu, son aún peores, pues además de los delitos antes mencionados, lo acusan de brujería. El mismo nombre “Jesús” era para los judíos un símbolo de todo lo abominable, y esta tradición popular aún persiste. Los Evangelios son igualmente detestados, y no se permite citarlos (ni mucho menos enseñarlos) ni siquiera en las escuelas judías israelíes modernas. (p. 117)
Los musulmanes reciben un trato más respetuoso que los cristianos
La actitud del judaísmo hacia el islam es, en cambio, relativamente moderada. Aunque el epíteto habitual para Mahoma es “meshugga” (“loco”), éste no era tan ofensivo como podría parecer ahora, y en cualquier caso palidece ante las blasfemias aplicadas contra Jesús. A diferencia del Nuevo Testamento, el Corán no está condenado a la hoguera. Pero no es honrado de la manera en que la ley islámica honra a los rollos sagrados judíos, sino que se lo trata como un libro común y corriente. La mayoría de las autoridades rabínicas coinciden en que el islam no es idolatría (aunque algunos líderes de Gush Emunim ahora optan por ignorarlo). (p. 118)
El asesinato indirecto de gentiles es moralmente permisible
Según la religión judía, el asesinato de un judío es un delito capital y uno de los tres pecados más atroces (los otros dos son la idolatría y el adulterio). Los tribunales religiosos judíos y las autoridades seculares tienen la obligación de castigar, incluso más allá de los límites de la administración ordinaria de justicia, a todo aquel culpable de asesinar a un judío. Sin embargo, un judío que indirectamente causa la muerte de otro judío sólo es culpable de lo que la ley talmúdica denomina un pecado contra las “leyes del Cielo”, el que debe ser castigado por Dios y no por el hombre. Sin embargo, la situación es muy diferente cuando la víctima es un gentil. Un judío que asesina a un gentil sólo es culpable de un pecado contra las leyes del Cielo, el que no es castigado por un tribunal. Causar indirectamente la muerte de un gentil no es pecado en absoluto. (p. 168)
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[[1]] Teurgia: oscura práctica ritual antigua que supuestamente busca la unión con lo divino y el perfeccionamiento mediante la invocación de deidades, utilizando simbología y rituales satánicos.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko