La economía moderna está en una situación terrible. Pero la educación económica parece ser aún peor. Ésto queda claro cuando se habla de economía básica con quienes han tomado cursos en este campo. En lugar de acabar con los malentendidos económicos y las tonterías absolutas, aparentemente la educación económica proporciona a los estudiantes una justificación pseudocientífica para sus ilusiones.
Dos de estas ideas son molestamente comunes. Una es la opinión de que los mercados sólo pueden funcionar en condiciones perfectas. La otra es que el crecimiento económico requiere que los beneficios tiendan a cero. Sí, son ridículos, pero son tan comúnmente sostenidos (y creídos con tanta firmeza) que sugieren un fracaso fundamental de la educación económica. Ya sea que se enseñen explícitamente o no, es fácil ver cómo una educación económica que se centra en modelos en lugar de en comprensión, puede conducir a –si no crear– tales percepciones erróneas.
“Los mercados sólo funcionan en condiciones perfectas”
Los cursos de introducción a la economía a menudo toman el modelo de competencia perfecta como punto de partida para introducir a los estudiantes en el pensamiento económico. Tiene sentido hacerlo de esta manera. Al prescindir de las complejidades, los estudiantes pueden conocer la forma económica de pensar, el razonamiento cæteris paribus, y el análisis de la oferta y la demanda.
El enfoque es inocente, pero puede ser contraproducente o incluso destructivo, a menos que los estudiantes también aprendan que un modelo es simplemente una versión simplificada de la realidad (y, por tanto, diferente de ella). El modelo no es la realidad, y los supuestos no son reales, pero debido a sus supuestos simplificados, facilita el análisis de la realidad. Un modelo es una herramienta.
Este hecho obvio parece no ser comunicado a los estudiantes de economía, quienes en cambio adoptan el modelo en su totalidad, no sólo como una descripción exaustiva de la realidad, sino como una condición necesaria para ella. En otras palabras, como el diagrama de oferta y demanda utilizado en la pizarra se basa en “información perfecta”, muchos estudiantes concluyen que los mercados reales sólo funcionan en tales condiciones.
Por supuesto, es al revés: los mercados funcionan porque resuelven o alivian los problemas que están excluidos del modelo. Como señaló Friedrich Hayek, no hay competencia en el modelo de competencia perfecta. Se supone que todas esas actividades ya han tenido lugar, de modo que se puede explicar la asignación según la eficiencia del estado final y, por tanto, descubrir la tendencia económica en los mercados. Pero los estudiantes de alguna manera aprenden exactamente lo contrario.
“El crecimiento económico requiere que los beneficios tiendan a cero”
Esta idea es igualmente una mala aplicación y una mala comprensión de un modelo presentado a los estudiantes. En el modelo estático de la economía, bajo supuestos de información perfecta y costos de transacción cero, las ganancias económicas serán cero. Ésta es la explicación bastante peculiar de la eficiencia económica de los economistas tradicionales: como ya se han aprovechado todas las oportunidades, se maximiza la producción de valor.
Como se desprende lógicamente de este modelo, a medida que la realidad del mercado se acerca a los supuestos de competencia “perfecta” (es decir, los problemas se resuelven o alivian), las ganancias tienden a cero. Ésto también tiene apoyo empírico: las ganancias tienden a caer en los mercados de productos básicos y en las industrias maduras que ya no son innovadoras (los frutos más fáciles ya se han recogido). Los productores compiten por el costo más que por el valor. Pero ésto no significa que la economía esté en su estado final; sólo significa que algunas industrias (como la producción de cereales) han llegado al final del camino en términos de desarrollo de productos: los empresarios ven pocas o ninguna oportunidad para la creación de nuevo valor.
En realidad, el crecimiento económico es el proceso de acercarse a este estado final altamente teórico (que nosotros, como austriacos, sabemos que es sólo teórico: no puede lograrse y nunca se logrará). Nuestro mayor nivel de vida (crecimiento económico) es el resultado de innovaciones que crean más valor; no es el resultado de la ausencia de innovaciones.
La educación como desinformación
Que los estudiantes tengan dificultades para comprender el uso y el valor de los modelos, y puedan sacar conclusiones equivocadas al estudiar las fuerzas del mercado en abstracto, es desafortunado pero comprensible. Es deber del profesor de economía asegurarse de que los estudiantes no tengan ideas equivocadas, y que regresen a casa con una mayor comprensión sobre cómo funcionan las economías y los mercados. La educación, después de todo, debe ser esclarecedora y proporcionar al estudiante nuevos conocimientos.
Pero de alguna manera, la educación económica no logra comunicar el hecho obvio de que los mercados resuelven problemas; no que requieren que todos los problemas hayan sido ya resueltos. Y que el crecimiento económico es producto de la creación de nuevo valor, no la ausencia de creación de ese valor.
El fracaso de la educación económica no es simplemente el uso improductivo del tiempo de profesores y estudiantes. Como muestran los ejemplos anteriores, en realidad es destructivo: los estudiantes de economía tienen ideas equivocadas y, por lo tanto, se gradúan con menos (no más) comprensión sobre cómo funcionan los mercados y las economías.
La educación económica con este resultado es desinformación, y estamos mejor sin ella.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko