Nota del editor: Este artículo fue tomado de la declaración de apertura de Keith Knight para un reciente debate en ZeroHedge.
Para aclarar, cuando hablo de comunismo, me refiero a la abolición de la propiedad privada y de los contratos voluntarios.
El socialismo es descripto con mayor precisión como la agresión institucionalizada contra la propiedad privada y los intercambios voluntarios.
El capitalismo es el sistema social basado en el derecho explícito a la propiedad privada y en contratos voluntarios entre adultos que consienten.
Al defender el capitalismo, simplemente afirmo la verdad de que los seres humanos buscan su propio interés.
Por eso nos sentimos devastados cuando muere un ser querido, pero nos cuesta conmovernos por las 100.000 muertes que se produjeron durante la guerra franco-prusiana.
Los seres humanos no dejan de buscar su propio interés simplemente por ser elegidos para un cargo público o por participar en una votación.
La diferencia clave entre el capitalismo y el socialismo reside en las limitaciones a las que se enfrentan los actores que buscan su propio interés.
En un sistema de propiedad privada e intercambio voluntario, nadie puede sacar un céntimo ni un segundo de su tiempo a menos que lo acepte voluntariamente. Esta libertad de asociación y disociación es el máximo control y equilibrio contra el inevitable egoísmo y la codicia en los que operan todas las sociedades humanas.
Los políticos y los funcionarios no son voluntarios no remunerados, ni personas que sólo exigen el mínimo indispensable para sobrevivir; también son personas interesadas.
El socialismo permite a los avaros apropiarse de propiedades sin consentimiento –o sin crear valor a cambio– mediante la imposición de impuestos sobre el dinero que otros han adquirido voluntariamente.
Este control y equilibrio de vital importancia –la libertad de asociación– también es crucial para mejorar el nivel de vida.
Si Ud. no valora un producto o servicio que yo creo, no tiene la obligación de dedicar su escaso tiempo o dinero a mi labor.
Si desea una sociedad en la que las personas menos favorecidas tengan las mayores oportunidades, querrá un sistema que les brinde a esas mismas personas la mayor cantidad de oportunidades para comerciar y contratar con otras personas para mejorar su nivel de vida.
Lejos de ser sólo teorías, empresas capitalistas como Amazon y Walmart han brindado a más personas acceso a productos y servicios de bajo costo, que lo que nuestros antepasados jamás imaginaron.
Empresas como Apple han tenido éxito, no porque fabriquen productos que sólo los multimillonarios puedan permitirse, sino porque fabrican computadoras que la persona promedio puede costear.
Henry Ford no inventó el automóvil, pero al canalizar su interés personal para satisfacer la demanda del consumidor, hizo que el Modelo T fuera asequible para el trabajador promedio.
Cornelious Vanderbilit redujo el costo de los viajes en barco de vapor de 7 a 6 centavos de dólar, principalmente mediante inversión de capital, porque quería obtener ganancias creando algo que mucha gente valorara.
Andrew Carnegie redujo el costo del acero de U$S 56 a U$S 11,50 por tonelada en 27 años, experimentando e invirtiendo en métodos de producción eficientes, de los que todos los demás en la sociedad se beneficiaron al tener un mayor acceso a los bienes fabricados con acero.
Grok (la inteligencia artificial de Twitter), Wikipedia, Zoom, YouTube, Khan Academy e Internet Archive ofrecen más acceso gratuito a la educación que cualquier programa socialista jamás creado por un gobierno.
A mayor escala, observamos el mismo resultado. Al dividir la península de Corea, observamos que los coreanos, con mayor libertad de intercambio, tienen un nivel de vida más alto para la persona promedio; al igual que vimos que los alemanes occidentales tenían un nivel de vida más alto que los alemanes orientales. De igual manera, presenciamos el drástico aumento del crecimiento de China cuando Deng Xiaoping permitió que más personas comerciaran y contrataran voluntariamente a finales de la década de 1970.
El capitalismo armoniza el interés propio de los seres humanos, lo que no sólo resulta en un mejor nivel de vida, sino que es el único sistema moral, ya que rechaza la doble moral socialista, según la cual algunas personas tienen derecho a iniciar la violencia y otras no.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko
