En democracia, el hombre se encuentra rodeado por un gobierno al que no puede resistirse; un gobierno que lo obliga a pagar, prestar servicios y renunciar al ejercicio de muchos de sus derechos naturales, bajo el riesgo de graves castigos. También ve que otros hombres ejercen esta tiranía sobre él mediante el uso del voto. Ve, además, que si él mismo usara el voto, tendría alguna posibilidad de liberarse de esta tiranía ajena, sometiéndolos a la suya. En resumen, se encuentra, sin su consentimiento, en una situación tal que, si usa el voto, puede convertirse en amo; si no lo usa, debe convertirse en esclavo. Y no le quedan más alternativas que estas dos. ‒Lysander Spooner
La democracia y diversas formas “representativas” de gobierno electoral han dispuesto de siglos para lograr lo que dicen ofrecer: autogobierno para sus ciudadanos. Pero nunca lo han logrado. Tras siglos de elecciones y gobierno representativo, en ningún lugar del Occidente moderno ha sido logrado el autogobierno.
Nadie consigue ni el gobierno ni la sociedad que desea; los republicanos nunca pueden controlarlo todo a su antojo, ni tampoco los demócratas, ni los no votantes de terceros partidos. Incluso si su bando tiene poder, no puede implementar plenamente su agenda y, con toda seguridad, si Ud. pudiera haría las cosas de otra manera.
En un sistema de autogobierno, todas las personas reciben trato político igualitario, comparten el mismo derecho a vivir como deseen, y carecen del poder y la autoridad para obligar a otros a aceptar un sistema de gobierno con el que no están de acuerdo.
Para lograr el autogobierno, el consentimiento y no la coacción debe ser la base del sistema, y estar disponible para todos. El gobierno debe estar hecho para beneficiar al individuo, no el individuo para beneficiar al gobierno. Por lo tanto, si en el futuro un grupo de personas deseara separarse y volverse autónomo, no debería tener ningún obstáculo para hacerlo. La tierra y la ley son del pueblo. Son sus propietarios, y el gobierno es sólo su administrador, el protector y ejecutor de y para esas personas. La ley y el gobierno sólo existen para servir al pueblo.
No quisiera obligar a nadie a unirse a un sistema con el que no esté de acuerdo, por lo que la secesión debe ser siempre legal y abierta a todos, incluso a cada individuo. Nadie sería obligado bajo este sistema, ya que eso violaría el principio del autogobierno.
Muchos males sociales modernos y ejemplos de maltrato contra las personas se deben a la falta de autogobierno. ¿Se autoimpondrían las minorías duras leyes de discriminación? Ninguna mayoría ni poder gubernamental podría oprimirlas si se les permitiera separarse independientemente para gobernarse a sí mismas, como ocurriría bajo mi sistema. Además, la única manera de lograr el autogobierno en un país con opiniones diversas, es mediante la descentralización, que abordaremos a continuación.
Una forma drástica de lograr el autogobierno sería abolir el estado, y toda centralización actual de la autoridad. Cada condado o pueblo se volvería completamente autónomo, capaz de crear sus propias leyes y establecer sus propios acuerdos diplomáticos con otros condados y países.
Y si una sección de un pueblo desea formar una nueva aldea, tiene libertad de hacerlo. Las personas pueden buscar el autogobierno sin importar cuán pequeña sea su minoría; ninguna mayoría puede imponerles ni arrebatarles su derecho al autogobierno. Incluso una sola familia puede crear un área con sus propias leyes y costumbres para vivir, si desea aislarse. Sin embargo, las leyes de cada territorio determinan cómo se desenvuelven las personas dentro del mismo. Por lo tanto, al viajar a una región diferente, prevalecen las leyes locales.
Ésto resultaría en miles de diversos sistemas de gobierno entre los que la gente podría elegir, y a los que mudarse. Permitiría a todos tener el gobierno de su elección. En un pueblo, podríamos tener una sociedad libertaria, en el siguiente podría ser comunista, pero ninguno podría votar por encima del otro ni imponer sus métodos. Un área podría ser puramente democrática, donde la mayoría decide todos los asuntos, y podría tener elecciones y política. La siguiente área podría ser monárquica y conservadora, sin legislatura, ni elecciones, ni políticos, ni manipulación de la ley, libre de toda lucha y acción política.
En este sistema, la comunidad totalitaria es tan libre de vivir sometida como desee, como en una sociedad libertaria. Todos tienen perfecta igualdad para controlar su propio destino. Entre los reinos, no habría necesidad de conflicto, odio, ira, discordia, etc., ya que cada sector es incapaz de imponer sus métodos a otro. Una sociedad construida sobre el Partido Demócrata nunca debería temer a Donald Trump. Una sociedad republicana estaría libre de otro Joe Biden. Nadie tendría que enojarse con el otro, ni gastar más dinero en política. Nadie tendría que donar dinero, dedicar tiempo a pelear, discutir o desacreditar ferozmente a oponentes; y todos obtendrían autogobierno.
Sería comparable con que cada rama de cada partido político ganara cada elección. Ud. podría unirse a una “zona republicana”, o “zona demócrata”, o “zona conservadora”, o “zona liberal”, etc. Habría miles de zonas para elegir. Una sección que quisiera el aborto legal nunca tendría que preocuparse de que los cristianos les quitaran sus “derechos”, mientras que una aldea cristiana podría seguir los mandamientos de Dios y prohibir semejante atrocidad. Una zona podría tener educación pública financiada por su gobierno, la siguiente podría ofrecer sólo educación en el hogar, y la siguiente podría permitirte elegir la modalidad que Ud. desee.
Tendríamos zonas republicanas católicas, zonas demócratas católicas y libertarias, zonas mormonas, zonas bautistas, zonas seculares, zonas metodistas, y así sucesivamente. Una ciudad podría permitir la inmigración, otra podría permitir visitantes, comerciantes y trabajadores temporales, pero no el asentamiento permanente, y una tercera podría prohibir el ingreso de personas externas.
Los libertarios que nunca tienen posibilidades de éxito electoral, podrían tener numerosas zonas con sus propias políticas. Los libertarios difieren en asuntos como los estupefacientes, el aborto y la policía; sin embargo, bajo este sistema podrían tener diversas áreas con diferentes políticas sobre estos asuntos. La diversidad sería aceptada y protegida por su propia ley.
Otra forma menos abrupta de implementar ésto sería que cada estado de Estados Unidos implementara el cambio gradualmente. Se elaboraría una lista con numerosos sistemas de gobierno posibles, creada por profesores, jueces, centros de estudios, líderes de partidos políticos, presentadores de noticias y otras personas influyentes y profanos (esta lista siempre puede ser completada por cualquier persona). Luego, cada adulto que desee mudarse a estas nuevas sociedades vota por el sistema preferido. Las autoridades estatales o federales, o filántropos, compran terrenos y los entregan a las personas que aceptan la forma de gobierno.
Ésto comenzaría a implementar pequeñas sociedades autónomas en todo el país. Cada estado tendría condados “liberales”, “conservadores”, “libertarios”, etc.; quienes lo soliciten podrían mudarse allí y, al finalizar, se convertirían en autónomos.
Cada estado podría también tomar sus condados con mayor poder conservador, y permitirles plena autonomía. Su propia constitución y leyes serían implementadas sin trabas por parte de los demócratas, y ningún demócrata podría participar ni afectar la gobernanza, al igual que con los condados más liberales, a la inversa. Los liberales de los condados conservadores podrían mudarse a los condados liberales recién formados, y los conservadores abandonarían esas áreas liberales para irse a las conservadoras.
Comenzarían a surgir grupos unidos de personas con ideas afines, y se lograría el autogobierno. Este proceso permitiría que las economías y sociedades locales se integraran en las áreas circundantes que se han mantenido sin cambios.
Un aspecto negativo de esta opción es la dificultad de trasladar a personas a través del país; algunos podrían permitirse su mudanza, otros podrían no desearlo. Pero si un liberal en un condado conservador quiere mudarse al nuevo condado liberal, ¡el conservador en el país liberal también querrá irse! Y si millones de personas pueden cruzar el mundo para entrar ilegalmente a Estados Unidos, la movilidad legal dentro del país o estado puede lograrse con relativa facilidad. Miles de libertarios asociados con el proyecto de estado libre ya se están mudando a Nuevo Hampshire, aunque reciben muchos menos beneficios que los que ofrecería mi idea.
Los estados también utilizarían terrenos estatales (a menudo sin urbanizar) y crearían varios distritos autónomos, similares a las reservas indígenas. Ésto podría ser repetido según sea necesario. Para facilitar esta lotería, el mayor terrateniente del país, dueño de 27% de su superficie ‒es decir, el gobierno federal‒, también iniciaría su propio programa de otorgamiento de tierras a los colonos según los resultados de las votaciones. El gobierno federal también podría vender bases militares y todas las propiedades extranjeras, y poner fin a la ayuda exterior. Ese dinero sería destinado a un fondo común para ayudar a las personas a mudarse a las zonas deseadas.
Por último, individuos, pueblos o secciones de pueblos también podrían separarse del estado del que forman parte, y crear sus propios distritos autónomos sin mudarse, ya sea adoptando uno de los sistemas de gobierno propuestos, o simplemente asumiendo el gobierno local, sin depender ya del gobierno estatal ni del federal. Podrían entonces llegar a sus propios acuerdos diplomáticos y políticos con su antiguo estado si así lo desean.
Parece posible que la mayoría de los estadounidenses, quizás tres cuartas partes, no deseen reubicarse ni cambiar su actual sistema político (posiblemente lo consideren imperfecto, pero no desearían abandonar a sus familias, amigos, trabajos, etc.). En cuyo caso, estas tierras propiedad del estado, combinadas con la filantropía y la posibilidad de que los pocos condados, pueblos o ciudades con mayor inclinación (izquierdista o derechista) en cada estado, se vuelvan unidireccionales y autónomos, bien podría ser todo lo necesario para dar a todos los que deseen “escapar” de nuestro sistema bipartidista la oportunidad de hacerlo, dejando a la mayor parte del país prácticamente intacta ante el cambio.
Siempre y cuando todos aquellos que desean una sociedad propia tengan un espacio al que unirse, y que se permita que todos los estados, e incluso el gobierno federal, funcionen como siempre; sólo cambiarían los nuevos territorios autónomos, o aquellas secciones que se separaran de los existentes. Operarían por su cuenta, aliados (si así lo decidieran) con Estados Unidos, pero sin interferencia local, estatal ni federal. Serían totalmente independientes, con la interacción que desearan con el resto de Estados Unidos. Algunos terrenos federales y estatales serían reservados para la creación de futuros distritos.
Tras siglos de esfuerzos fallidos, el auténtico autogobierno para todos sería por fin una realidad.
Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko