El bombardeo estadounidense de Irán perjudica la no proliferación nuclear

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    Irán no violó el Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares (NPT), sino Estados Unidos. Cuando Estados Unidos bombardeó las instalaciones nucleares civiles de Irán el 23 de Junio, violó no sólo la norma fundamental del derecho internacional ‒sin la aprobación del Consejo de Seguridad‒ al atacar a una nación soberana que no la había atacado ni amenazado con atacarla. También violó el NPT. Al hacerlo, Estados Unidos podría haber causado un daño irreparable al régimen de no proliferación de armas nucleares.

    Como signatario del Tratado de No Proliferación de Armas Nucleares, Irán estaba protegido por el “derecho inalienable a un programa nuclear civil”. Irán y el mundo observaron no sólo cómo ese paraguas no nuclear era destruido y no protegía a Irán, sino cómo el Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), guardián del régimen de no proliferación, apenas si profería una crítica. El presidente del parlamento iraní criticó al OIEA por haberse “negado siquiera a fingir condenar el ataque [estadounidense] a las instalaciones nucleares de Irán”.

    Irán ha acusado al director general del OIEA, el argentino Rafael Grossi, de emitir un informe “sesgado” sobre el programa nuclear iraní, justo cuando se acercaba el fin del plazo de sesenta días de Trump para la diplomacia, el que podría ser utilizado como “pretexto” para los ataques a las instalaciones nucleares iraníes. Estados Unidos fue cómplice en el uso de la resolución posterior al informe, ya que sólo 19 de 33 países votaron a favor después de que Estados Unidos presionara a ocho países que consideraba “convencibles … para que votaran con Estados Unidos en la OIEA, o que no votaran”.

    Después de que Grossi aclarara que el OIEA “no encontró en Irán elementos que indicaran que existiera un plan activo y sistemático para construir un arma nuclear”, y concluyera que “no hemos visto elementos que nos permitan, como inspectores, afirmar que estuviera siendo fabricada o producida un arma nuclear en algún lugar de Irán”, el portavoz del Ministerio de Asuntos Exteriores iraní, Esmaeil Baghaei, declaró que la aclaración llegó “demasiado tarde”. Criticó a Grossi por “ocultar esta verdad en su informe absolutamente sesgado, instrumentalizado por E3/EE.UU. para elaborar una resolución con la acusación infundada de “incumplimiento”. La misma resolución fue utilizada entonces como último pretexto … para lanzar un ataque ilegal contra nuestras instalaciones nucleares pacíficas”. Baghaei concluyó acusando a Grossi de “traicionar el régimen de no proliferación”.

    El 20 de Junio, Irán presentó una queja formal contra Grossi ante el Consejo de Seguridad, acusándolo de una “clara y grave violación del principio de imparcialidad”. El embajador de Irán ante la ONU, Amir Saeed Iravani, criticó a Grossi por no condenar las amenazas y el uso de la fuerza por parte de Estados Unidos e Israel contra su programa nuclear pacífico, como exigen las resoluciones del OIEA, “que prohíben categóricamente cualquier amenaza o uso de la fuerza contra instalaciones nucleares dedicadas a fines pacíficos”. Afirmó que la “pasividad de Grossi … constituye complicidad de facto”.

    El 25 de Junio, el parlamento iraní aprobó un proyecto de ley que suspende, pero no termina, su cooperación con el OIEA. El presidente del parlamento, Mohammad Baqer Qalibaf, explicó la aprobación del proyecto afirmando que el OIEA “ha puesto en riesgo su credibilidad internacional” al “ni siquiera condenar formalmente el ataque a las instalaciones nucleares de Irán. Por esta razón, la OEAI (Organización de Energía Atómica de Irán) suspenderá su cooperación con el Organismo hasta que se garantice la seguridad de sus instalaciones nucleares”.

    Al día siguiente, el Consejo de Guardianes aprobó el proyecto de ley. El portavoz del Consejo declaró: “Considerando los ataques perpetrados contra las instalaciones nucleares pacíficas de nuestro país, el gobierno está obligado a suspender toda cooperación con el OIEA hasta que sean cumplidos los principios que garantizan la seguridad de los centros de científicos nucleares y los derechos inherentes de la República Islámica de Irán a beneficiarse de todos los derechos estipulados en el Artículo 4 del Tratado sobre la No Proliferación de las Armas Nucleares, en particular en lo relativo al enriquecimiento de uranio”. Tras ser aprobado por el Consejo de Guardianes, el ministro de Asuntos Exteriores de Irán, Abbas Araghchi, afirma que el proyecto de ley es ahora “vinculante”. Ésto significa, según él, que “a partir de ahora, nuestra relación y cooperación con el OIEA adoptará una nueva forma”.

    El gran riesgo ahora es que Irán se retire por completo del NPT. Cuando le pregunté al ex negociador nuclear iraní (retirado), el embajador Seyed Hossein Mousavian, si este fracaso del NPT podría impulsar a Irán a retirarse del tratado, respondió: “Quizás Irán no se apresure a retirarse, pero en última instancia, ésta podría ser una opción seria”.

    El bombardeo de sus instalaciones nucleares legales por parte de una potencia nuclear signataria del NPT podría convencer a Irán de que su pertenencia al NPT le perjudica. Mousavian ha señalado que los países que desarrollaron armas nucleares ‒algo que Irán nunca hizo‒ al margen del NPT “se han mantenido inmunes a los ataques militares”. Trump y Estados Unidos no han bombardeado a Corea del Norte. “Es natural que, tras el ataque militar, Irán reconsidere su estrategia nuclear, incluyendo su permanencia en el NPT”. Y eso, según Ali Vaez, director del Proyecto Irán del International Crisis Group, “es bastante probable”.

    El peligro radica en que el bombardeo estadounidense podría eliminar un programa nuclear civil que operaba bajo la atenta mirada internacional de un régimen de inspección sin precedentes, reconstruyéndolo completamente fuera de la mirada de los inspectores internacionales.

    Sina Toossi, investigadora principal no residente del Centro de Política Internacional, me comentó que “lejos de neutralizar la capacidad nuclear de Irán, la guerra podría haber acercado a Teherán al desarrollo de armas encubiertas bajo una doctrina más estricta”.

    Retirarse del NPT no implicaría que Irán haya tomado la decisión de construir un arma nuclear. Cegar a la comunidad internacional, liderada por Estados Unidos, podría ser visto por Irán como la única estrategia viable para reconstruir un programa nuclear civil que, de otro modo, sería bombardeado cada vez que resurgiera.

    La decisión del gobierno de Trump de lanzar bombas anti bunker sobre las instalaciones nucleares civiles legales de Irán, ya sea que las “dañara gravemente”, las “destruyera”, o simplemente las “retrasara”, es mucho más que el daño a las instalaciones nucleares. Con el pretexto de prevenir la proliferación nuclear en Irán, Estados Unidos podría haber desacreditado tanto al NPT, que ha “dañado gravemente” y “retrasado” el régimen de no proliferación de armas nucleares alcanzado con tanto esfuerzo en el mundo.

     

     

    Traducción: Ms. Lic. Cristian Vasylenko

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