En la primavera de 1945, las fuerzas del ejército rojo soviético entraron en Austria por el Este, y las fuerzas del ejército estadounidense por el Oeste, y ambas se acercaron a la antigua capital, Viena. Para entonces, ya era evidente que, tan pronto como la Alemania nazi fuera derrotada, la alianza de guerra entre Estados Unidos y la Unión Soviética daría paso a una feroz rivalidad por el destino de Europa. Austria se encontraba en medio de este conflicto.
Para evitar que cada uno de ellos ganara la partida en Austria, el ejército estadounidense (junto con el de Gran Bretaña y Francia) ocupó partes de Austria, mientras que el ejército soviético ocupó otras. En 1947, el Departamento de Defensa de Estados Unidos se convenció de que la retirada de las tropas occidentales dejaría al país expuesto a la ocupación soviética completa. Por su parte, los soviéticos estaban mucho más interesados en obtener una ventaja en Alemania, donde la Guerra Fría se estaba intensificando.
Tras la muerte de Stalin en 1953, el ministro de Asuntos Exteriores soviético, Viacheslav Molotov, expresó su voluntad de discutir la independencia de Austria, e invitó al canciller austríaco Julius Raab a Moscú para discutir el asunto.
Wikipedia ofrece un resumen decente de lo que sucedió a continuación:
La visita de [Julius] Raab a Moscú (del 12 al 15 de Abril) fue un gran avance. Moscú acordó que Austria sería libre a más tardar el 31 de Diciembre. Los austríacos acordaron pagar por los “activos alemanes” y los yacimientos petrolíferos que dejaron los soviéticos, en su mayoría en especie; “el verdadero premio era la neutralidad al estilo suizo”. Molotov también prometió la liberación y repatriación de los austríacos encarcelados en la Unión Soviética.
Las potencias occidentales quedaron atónitas. Geoffrey Wallinger, diplomático británico y signatario del tratado, informó a Londres que el acuerdo “era demasiado bueno para ser verdad, para ser sincero”. Pero se siguió adelante como se había acordado en Moscú, y el 15 de Mayo de 1955 Antoine Pinay, Harold Macmillan, Molotov, John Foster Dulles y [Leopold] Figl [canciller austríaco] firmaron el Tratado del Estado Austríaco en Viena. Entró en vigor el 27 de Julio, y el 25 de Octubre el país quedó libre de tropas de ocupación. Al día siguiente, el parlamento de Austria promulgó una Declaración de Neutralidad, por la que Austria nunca se uniría a una alianza militar como la OTAN o el Pacto de Varsovia, ni permitiría que tropas extranjeras estuvieran estacionadas en Austria.
Rusia y Estados Unidos han respetado el acuerdo de neutralidad austríaco desde entonces.
Desde la Conferencia de Seguridad de München de Febrero de 2022, cuando la administración Biden insultó deliberadamente a Rusia al enviar a Kamala Harris, que balbuceaba incoherentemente, como representante de Estados Unidos a las conversaciones sobre la crisis, he tenido la firme convicción de que se debería haber propuesto un acuerdo de neutralidad al estilo austriaco para Ucrania. Un acuerdo de ese tipo podría haber evitado la muerte de cientos de miles de jóvenes.
Tres sangrientos años después, un acuerdo de neutralidad ucraniano exigiría lo siguiente:
- Estados Unidos debería poner fin a su política (que comenzó oficialmente en 2015) de enviar “artículos de defensa” a Ucrania.
- Los funcionarios estadounidenses deberían dejar de hablar de admitir algún día a Ucrania en la OTAN.
- La CIA debería poner fin a sus maquinaciones y manipulaciones en Ucrania.
- Rusia debería declarar su reconocimiento de la neutralidad ucraniana, y respetar el acuerdo como lo hizo en el caso de Austria.
Sospecho que el punto de conflicto será la condición ya anunciada por Rusia para la paz, de conservar los territorios étnicamente rusos de los oblasts Donetsk, Kherson, Luhansk y Zaporizhzhia.
Aquí vale la pena señalar que, en 1997, George Kennan y otros guerreros de la Guerra Fría estadounidenses advirtieron sobre la locura de aceptar la membresía de Ucrania en la OTAN, dada su larga frontera con Rusia, su proximidad con Moscú, y la complejidad histórica, cultural y étnica de esta región fronteriza entre Rusia y Europa occidental.
Desde 2022, muchos estadounidenses y europeos occidentales han desarrollado un curioso apego emocional a la noción de que cada centímetro del territorio ucraniano, incluidos los oblasts Donetsk, Kherson, Luhansk y Zaporizhzhia, es tan sagrado e inmutable, que vale la pena arriesgarse a una Tercera Guerra Mundial y a una posible guerra nuclear para mantener su integridad.
El origen de este apego emocional es misterioso, dado que pocos estadounidenses, si es que alguno, habían oído hablar de estos oblasts en disputa antes de 2022. Dudo que mantener estos territorios bajo el dominio de Ucrania sea del interés de un solo ciudadano estadounidense. Me pregunto si hay un solo ciudadano estadounidense que esté dispuesto a dar su vida para que estos territorios permanezcan bajo el dominio de Kiev en lugar de Moscú.
Acabo de terminar de escuchar un tonto debate entre Tucker Carlson y Piers Morgan, en el que éste último luchaba por comprender la obvia realidad de que será un día frío en el infierno antes de que los rusos entreguen Crimea, la que fue anexada del estado vasallo otomano de Crimea por la emperatriz rusa Catalina la Grande en 1783
Los rusos querían una base naval en el Mar Negro, pero Catalina también quería poner fin al comercio de esclavos de Crimea. Durante siglos, el Kanato de Crimea había secuestrado a europeos del Este a través de las incursiones de esclavos de Crimea y Nogai en Europa del Este. Los esclavos secuestrados eran transportados al resto del mundo musulmán, en colaboración con el comercio de esclavos otomano desde Crimea.
Desde 1783, Crimea ha sido la ubicación de la Base Naval Sebastopol de Rusia en el Mar Negro. Los rusos no renunciarían a esta posesión estratégica, al igual que Estados Unidos no renunciaría a su posesión estratégica de Oahu, Hawaii (con su base naval en Pearl Harbor). Estados Unidos, más o menos, le robó Hawaii a la monarquía hawaiana en 1898. Intente decirle al Pentágono que debería retirar su base naval estadounidense de Oahu y devolver Hawaii a los antepasados de la monarquía hawaiiana.
Sugiero que el presidente Trump llame a Vladimir Putin y proponga conversaciones inmediatas para concretar un acuerdo de paz para Ucrania, basado en el acuerdo de neutralidad austríaco de 1955.
Traducido por: Ms. Lic. Cristian Vasylenko